cap 3

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  —Tengo que llamar a Lissa para vengarme —jadeé, saliendo fuera de su abrazo.Le di un último beso y me arrastré hasta la mesilla para coger el portátil y el teléfono móvil. A veces me frustraba mucho que el vínculo hubiera desaparecido; sobre todo en esos momentos en los que no tenía ni idea de si estaba bien. O cuando no sabía por qué narices nos había reservado una habitación aquí.Le envié un mensaje: Liss, mueve tu culo y enciende Skype; y me coloqué con las piernas cruzadas, muy cómoda entre las sábanas con el brazo de Dimitri alrededor de los hombros.Una pequeña parte de mí se preguntaba si Lissa entendería mal la cama deshecha y nuestro pelo revuelto; y el hecho de que estábamos abrazados.— ¡Rose! —Desgraciadamente, fue la animosa y alegre voz de Christian lo primero que oí—. Amor, no tienes ni idea de cuánto te echo de menos —dijo amorosamente.Yo fruncí el ceño.—Lo peor es que lo dirás en serio —Gruñí. 

Tras una corta mirada dirigí mi atención a Lissa.—No me mires de esa forma, Rose. Parece que me vayas a pegar un puñetazo... —dijo haciendo una mueca.—No lo haría si no nos hubieras reservado una habitación aquí, en esta habitación tan parecida a aquella cabaña.A juzgar por su cara, ella estaba confundida; aunque también parecía estar divirtiéndose un poco con la situación. Ella sabía de mis experiencias con las cabañas.—Eh... no lo entiendo, de verdad. ¿No es algo bueno? E-es decir, por lo que veo, ya te has aprovechado de la situación...Christian estalló en carcajadas - todos vieron la mirada de asesina que le lancé - y Dimitri estaba a punto de hacer lo mismo. La cara de mi mejor amiga era mitad confundida yasustada, mitad a punto de reírse también.Parecía ser la única que no se estaba divirtiendo. De hecho, me estaba empezando a cabrear.—No es en lo que estáis pensando —apreté los dientes y me quité el brazo de Dimitri de encima con rabia—. ¿Qué es tan jodidamente gracioso, pirómano? —Por supuesto, con la certezade que a través de la webcam no podía hacerle daño, sonrió más ampliamente incluso. Me sacó de mis casillas—. ¡Vosotros sí que sabéis cómo ser como un grano en el culo! —grité.Dimitri puso los ojos en blanco al oír las palabras malsonantes.

 —Apuesto a que a Belikov sí que le gustaría usar la palabra con 'efe' en tu culo.Christian estaba al borde de caerse de la silla de la risa y Lissa estaba descojonándose en su hombro. ¿Y yo? Estaba muy cabreada.

 —Con cuidado, Chris. Si tuviera tu culo más cerca, le haría tanto daño que ni siquiera Lissa te querría —dije entre dientes.Dimitri, en vez de apoyarme cuando Christian había pronunciado aquel comentario sobre mi culo, enterró su cara entre las almohadas con la esperanza de que no le viera reírse acarcajadas. La sonrisa de Christian se amplió aún más, si es que eso era posible. Lissa apenas se mantenía erguida en la silla y parecía que estaba entre drogada y que había tomado muchos brownies. Se agarraba al hombro de Christian y soltaba risitas como una loca.— ¡Esto no tiene ninguna gracia! —Grité, pero la pared que tenía detrás me habría hecho más caso. Pegué un puñetazo a lo que tenía más cerca, es decir, Dimitri.Dimitri.–Oh Dios mío, lo siento mucho Dimitri... –me disculpé entre los sonidos parecidos a una risa de Christian y Lissa cayéndose al suelo–. ¿D-dónde te he golpeado...? -pronuncié,esperando que no hubiera sido donde yo pensaba.—Si conseguís hacer eso de nuevo después de lo que acabo de ver, ¡prometo no tocar a Lissa en un mes! —la risa de Christian era molesta incluso desde la webcam, aunque también unpoco divertida. Pero tenía mejores cosas de las que preocuparme, como verificar lo que acababa de decir.— ¿T-te duele mucho? —susurré, preocupada. ¡No intentaba pegarle ahí, en serio! — L-lo siento mucho, no era m-mi intención... —hizo un movimiento con la mano para que me callaray prestara atención a la pareja que había en Skype. Tragué con fuerza, pero me volví hacia Lissa.— ¿Veis? —Dije con voz ronca—. ¡Eso es lo que pasa si me molestáis! —jadeé, y la risa histérica de Christian estaba cesando lentamente. Sin embargo, Lissa estaba intentando sin éxito mantenerse seria.—Rose —tragó saliva; su cuerpo temblaba por la risa que estaba reprimiendo—. Lo siento. Pero... es que... era, bueno, era divertido.—Era desternillante —la corrigió Christian. Estaba a punto de pegarle un puñetazo al monitor cuando Lissa le cortó.—Dejémoslo —dijo—. Tengo, bueno, tenemos que... Bueno, hay algo que tengo que deciros —sonrió, pero no como antes, sino de una manera más normal.Empecé a sospechar, notando el silencio incómodo.— ¿Qué pasa?—No me odies por esto, Rose, porque no es mi culpa y de verdad que no quiero arruinarte tus vacaciones , lo juro... —hizo una pausa—. Bueno... la Corte fue atacada por Strigoi.Me tapé la boca con la mano, presa del pánico. Pánico por por ella y por todos los que quería, que estaban allí. ¿Estaban todos bien? ¿Mia, Eddie, Adrian...?— ¡Oh, mierda!-–Grité, y sentí a Dimitri recobrándose lentamente, porque se levantó un poco al oír mi grito. Cogí el portátil con las dos manos y me lo acerqué, aunque parecía que mehabía vuelto loca—. ¿Estáis todos bien? ¿Qué ha pasado? ¿Y por qué iba a enfadarme contigo?Lissa trató de calmarme y la expresión de Christian se tornó más seria.

¡Venga, Rose, ríndete!Where stories live. Discover now