E. T. el extatrerrestre

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Collin no dejaba de observar a Nathalie. Su sola tranquilidad le irritaba.

¿Por qué no lo delataba como cualquiera lo haría?

"¡Miren, a este pelmazo le gustan las películas viejas!" Pero no, simplemente no lo hacía. Permanecía dibujando en su lugar con todas sus hojas regadas por toda la mesa. La mayoría de la clase ignorándola, como siempre.

—¡Hey, Nathy!— escuchó vociferar al azabache acercándose a ella. —Perdona por lo de ayer.— al oír esa frase Collin presto más atención a la charla, se ponía interesante.

—No hay problema. Los inconvenientes siempre surgen.— dijo poniéndose un mechón tras la oreja y con un pequeño rubor en sus mejillas. Su sonrisa nerviosa lo decía todo ¿Qué se traían las chicas con ese torpe azabache? Y le molestaba que después de haberla dejado plantada, según entendía, ésta lo había perdonado.

Que enorme descaro. Su padre desde joven le había enseñado, que a una dama jamás se le queda mal con la hora; es una enorme ofensa. Y ahí estaba ese pedazo de idiota siendo perdonado por ella.

Además de complaciente, sumisa ¿Qué más odiaría de la pelirroja?

En ese momento llego Adrienne, esa mirada esmeralda estaba más apagada que otros días. Nina la abrazaba como si estuviera tratando de consolarla. Se paró dispuesto a ir a coquetearle para subirle un poco el animo, pero en ese instante Marín quien caminaba de espaldas disculpándose aún con la pelirroja, chocó con Adrienne quien también estaba distraída escuchando los consuelos de su amiga.

No fue la gran cosa, se pegaron sus cabezas y ambos quedaron con un golpe ahí. Se empezaron a disculpar el uno con el otro con nerviosismo, una pequeña y chispeante sonrisa se dibujó en su amada rubia. Su corazón sintió un golpe.

Lo odiaba, odiaba a ese chico con toda su vida.

Se trago su orgullo y volteo, Sam lo observaba detenidamente.

—¿Y a ti qué te pasa? ¿Por qué me ves?— le dijo con fastidio. El de cabello anaranjado empezó a negar con nerviosismo.

—No es nada, es solo que hoy estas un poco extraño.— pronunció con timidez acomodándose sus lentes.— Un poco menos impulsivo, más observador.— musitó más para sí mismo. Aún así, Collin lo escuchó. No estaba de ánimos para pelear con él.

—Bah.— soltó asqueado.

¿Cómo es que su vida había llegado a un punto en donde sentía asco hasta de su propia persona?

La mañana paso igual, él haciéndole la vida insufrible a sus compañeros por simple gusto y ganas; pero esta vez con algo de desgano. Cuando el timbre de salida sonó, la mayoría de los alumnos se retiraron algo aburridos de la clase del prosesor Bustier. Justo cuando planeaba irse para tomar aire del pesado ambiente escolar, Kimmy, una pretendienta suya.

—¿A donde vas a ir, guapo?— preguntó con picardía.

—A donde haya mejor vista.— exclamó mirándola con cierto asco. Ella empezó a temblar de los nervios, su corazón dolía.

—N-no, me refería a que si querías, te puedo acompañar a donde vayas.—comentó nerviosa.

—Bueno, pues...— y en ese momento giro la vista un poco, una chica pelirroja estaba saliendo del salón a penas. Su presencia era tan diminuta que a penas los demás ahí la notaban; pero él la sentía como algo punzante, cargada de un secreto que temía que revelara. Suspiro y regresó la vista a Kimmy.— Puedes salir con mi amigo Sam, ahora sí me disculpas.

Y salió caminando con velocidad dejando a los dos atónitos ahí.

Al instante busco con la mirada a la chica, quien localizó yendo directo a la salida. Corrió hacia ella fijándose si alguien lo seguía, lo cual afortunadamente no era así. Cuando llegó hasta ella, no le pidió permiso y la tomó del brazo hasta acorralarla en un lugar donde nadie los viera.

80's films (Nathloe, Genderbend)Where stories live. Discover now