Hanahaki.

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{AU: Hanahaki ; Narutoverse}

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Primera parte: orquídeas blancas.

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Todo comenzó cuando Itachi había enfermado. E Itachi jamás enfermaba; fuera invierno, otoño o la cálida primavera o verano, el primogénito del líder contaba con una envidiable salud.

Pero ahí estaba, tumbado en la cama y tosiendo sin parar, sintiendo que poco a poco el respirar se volvía una tarea agotadora. Al menos Sasuke  o su madre no habían caído enfermos como él, que debía estar encerrado y en reposo como si fuera algún tipo de inválido. Y no es que le desagradara descansar un poco de toda las obligaciones con las que cubrían su escaso tiempo libre, para nada. Pero el estar como un montículo de carne inútil entre edredones y tés tampoco lo complacía. 

Volvió a toser con más fuerza, teniendo que incorporarse para no morir ahogado. Cubrió con la mano su boca, sintiendo una especie de cosquilleo en la garganta que se traslada a su mano. Extrañado, se separó un poco, aún tosiendo pero con menos intensidad, y notó, incrédulo, el pétalo blanco de una flor. 

  — ¿Q-qué...?—masculló, incapaz de encontrar una respuesta racional. Repentinamente comenzó a toser, escupiendo más pétalos blancos que terminaron por cubrir el edredón que lo acobijaba—. M-mal-dición...

Una vez logró tranquilizarse y regular su respiración, activó el sharingan y lo desplazó por toda la habitación. Aún más confundido, comprobó que no estaba en ningún genjutsu. Más preguntas se amontonaban y menos respuestas daban la cara. No sabía exactamente qué hacer, pero sí estaba seguro de que no podía ir a contárselo a Mikoto y preocuparle en vano, además de que si su estricto padre llegaba a enterarse de que su hijo escupía florecitas, enloquecería. 

Y muy probablemente lo degollaría. 

Así que apenas se recuperó del resfriado, lo primero que Itachi hizo fue acudir a la biblioteca. Necesitaba información de lo que le estaba sucediendo. Se llevó libros de medicina, herbología y floriografía. Tenía, al menos, más de quince libros distintos sobre la mesa que le hacían de muralla, evitando que alguien pudiera verlo o ver los pétalos blancos que se le escapaban y que intentaba contener.

Orquídea blanca, pensó al ver las imágenes de los pétalos de aquella flor coincidían con los que expulsaba. Abrió un libro de floriografía y buscó la letra O, encontrando un listado de flores acompañados de sus significados. 

— ¿Amor puro? —interrogó Itachi al libro con una mueca de confusión— ¿Hacia quién?

¿Era amor por la familia, por la vida o por los amigos? ¿Se trataba de un amor romántico o platónico? No comprendía, era demasiado complejo el abanico de opciones que tendría la palabra amor para él. Era sumamente decepcionante tener más preguntas que respuestas. Amaba a Sasuke y a Mikoto, y quizás muy en el fondo al gruñón de Fugaku; a sus compañeros en ANBU; a su mejor amiga Izumi; a la aldea y los dangos... 

Era mucho más complejo de lo que había pensado.

  — ¿Floriografía?—preguntó un muchacho, asomándose por el hombro del Uchiha—. Ah, ¡son demasiadas flores!   

 De golpe cerró el libro para evitar que el aquel chismoso supiera más de lo que debería estar procesando. Los pétalos blancos cayeron al suelo por la repentina corriente de aire que había generado. 

— Creí que estabas de misión, Shisui.

— Estaba. Acabo de volver y te vi entrar aquí—comentó con una sonrisa, dándole una leve caricia a la cola de caballo—. ¿Por qué tan interesado en las flores? ¿Y... qué son todos estos pétalos? Parecen orquídeas.

Miró los ojos de su amigo con duda si debería comentarle de su enfermedad. Shisui tenía un pétalo blanco entre sus dedos y lo examinaba con tanto cuidado que algo dentro suyo se removió, provocando que comenzara a toser y, con eso, expulsar más pétalos de orquídeas.

Ante eso, Shisui palmeó la espalda de Itachi con una sonrisa amigable, comprendiendo al instante lo que le sucedía.

— Hanahaki—pronunció el de cabello corto. Cuando la tos finalizó, pasó a explicar lo que significaba:—. Es cuando sientes algo por una persona y crees que no es correspondido. Expulsas flores que tiene un significado hacia la otra persona, por ejemplo...—Con una mano en el mentón, sonrió de forma cómplice y le guiñó el ojo— dalias violetas.

  — ¿Estás diciéndome que tú también...?—Shisui dio un par de golpecitos al libro, interrumpiéndolo. 

— Busca lo que significas las dalias violetas, Itachi—Y con ese recordatorio, dio media vuelta y se marchó, dejando dudas a cada paso que daba. 

   

Drabbles {3} | ShiIta.Where stories live. Discover now