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Domingo 16 de septiembre de 1945.

Franklin Roosevelt muere después de más de doce años de presidencia. En todo el estado de Nevada la industria minera que era una de las principales fuentes de trabajo había caído precipitadamente y el país entero hablaba de hambre venidera. Katja los escuchaba hablar en las tiendas y sonreía por lo bajo, ninguno de ellos se acercaría jamás, siquiera un ápice a lo que en realidad significaba padecer hambre.

Escondida y ajena dentro de un expreso. Miraba el paisaje a través de la ventana del tren, había decidido hacía tiempo hacer un viaje de tal magnitud, tomar un tren sin tener un destino determinado, sino más bien bajar en alguna estación pintoresca y conocer el pueblo que la rodeaba. Los lugares desconocidos tenían ese encanto único que los emparentaba con una impalpable libertad, que solo se disfrutaba en las lejanías. Observaba la fotografía. Esa que había traído consigo el día que sus padres la adoptaran. En ella estaba impreso Descendió del transporte a visitar un pueblo perdido de calles muertas de miseria y olvido. Allí no eran bien recibidos los forasteros. A todo aquel que bajase de ese tren se le trataba con hostilidad, si se le trataba. Era como si creyesen que cada visitante viniera a juzgar sus costumbres o modos de vivir. Nadie hablaba cuando ella estaba cerca, las conversaciones se apagaban lentamente a su paso. Al fin, aturdida de tanta inclemencia decidió regresar a la estación a esperar nuevamente el tren. Y mientras tanto sacó su cuaderno de bocetos y comenzó a dibujar algunas ideas que más tarde se convertirían en obras. Aun no tenía la respuesta a sus inquietudes, no sabía cómo alcanzar sus sueños tan distantes como una estrella. Pero al menos esos paseos la mantenían ocupada en su tarea, no sentía que estuviera perdiendo el tiempo cuando estaba ocupada pensando en cómo llegar a su objetivo.

HOLODOMOR - Libro 1 de Náufragos de un barco de papelWhere stories live. Discover now