Capítulo 12

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Jack

Necesito que me salven de esta tortura.

—A las chicas de verdad les gusta el pollo frito a las chicas de verdad les gusta el pollo frito, pollo pollo pollo—Ben nos queda veindo con una cara algo...pervertida.

A eso me refería.

Dice que va a seguir cantando hasta que completamos la canción, yo nunca la he escuchado en mi vida, en Francia no escuchamos eso.

Un ruido en la cocina nos sorprende mientras Ben canta. Matt se levanta y yo lo sigo, las chicas no pudieron haber bajado. Ben viene detrás de mi, entramos en la cocina justo en el momento en que Ben deja de cantar. Me da un poco de miedo sentir tanto silencio.

Matt me lanza una mirada que lo dice todo, algo raro está pasando. Me volteó hacia la puerta que ahora está cerrada. Corro hacia ella y trato de abrirla.

—Cerrada—digo cuando me rindo.

—Maldición.

Un papel se pasa por debajo de la puerta y lo tomo.

—¿Qué dice?—pregunta Matt desesperado.

—Dile a Matt que no necesite de un papá como para dejarlos encerrados a los dos. Orangutanes inútiles.

Esta chica esta loca.

Haylee

Dejarlos encerrados para que no molesten a Arlette y a Ben fue lo más fácil del mundo. Luego de haber tomado a Ben desprevenido. No podía decirle que lo iba a llevar donde Arlette.

Imposible.

En lugar de eso le dije que quería que me ayudara a escoger una prenda para una cita.

El sin dudas me ayudó.

El penso que nos iríamos de compras.

—Ah, tengo que entregar un paquete al correo.

Le dije, el muy estúpido cayó en la trampa. ¿Porque iba a tener un paquete mío en la casa de Arlette? Al parecer se dio cuenta cuando ya estábamos a cinco pasos del cuarto.

Trató de huir, pero con una patada lo hice caer y arrastrarlo hasta el cuarto, donde Arlette preocupada lo vino a auxiliar.

El muy idiota lo estaba fingiendo. No le pegue para nada duro.

Cierro la puerta y sonrió en frente de ella. Pero antes de ir donde los orangutanes inútiles unos brazos fuertes me toman por la cintura llevandone a otro cuarto.

(...)

—¿Estas loco?—gritó al rubio estúpido que me había arrastrado al cuarto de juegos de los hermanos de Arlette.

—Tu estas loca, nos dejaste encerrados allí.

—¿Cómo mierda escaparon?—le grito a Jack que me está reteniendo en el sofá para evitar que le golpee las bolas.

—Con unos cuantos trucos que aprendí de pequeño—sus ojos azules penetran los míos. Ese intenso azul que no me recuerda ni al cielo ni al mar, es ese azul que me recuerda a un azul de una mariposa.

—Deberías enseñarme—¿Porque dije eso?¿Acaso estoy coqueteando? El se ríe mientras acerca más su cuerpo al mío, su mano que antes sujetaba mi muñeca pasa a sujetarme el rostro, delicadamente. Su cuerpo sigue sujetando el mío.

Su nariz choca con la mía y nuestras respiración se vuelve más densa, más pesada. Su mano está helada en mi mejilla. Su frente está pegada a la mía, mientras veo sus ojos cerrados. Dios Santo, tengo a un muñeco frente a mi.

Hey tú, idiota!Where stories live. Discover now