5

5.9K 265 18
                                    

Ningún pensamiento residía en mi mente, ningún cuidado o preocupación por aquellos que bailaban a nuestro alrededor, mientras los labios y la lengua de Harry devoraban mi boca.

Ardiente lujuria, diferente a lo que había experimentado antes, corría a través de mi cuerpo, estableciéndose entre mis muslos.

Las preocupaciones por un corazón roto, y el hecho de que el día de San Valentín apestaba se habían esfumado, sin duda con todo el vino que me había zampado.

Demasiado flirtear con la tentación.

Quería escalar su cuerpo como un árbol, y aferrarme hasta que ambos nos rompiéramos en un millón de pedazos.

Él dio un paso hacia atrás, y yo inhalé, intentando permanecer derecha en mis temblorosas piernas. Miradas llenas de ardiente necesito-cogerte-ahora me miraban, empapando mis bragas.

Un escalofrío me recorrió cuando él dio un paso atrás, pero en menos de un segundo, me agarró la mano y tiró de mí tras de él a medida que se abría paso entre la multitud.

Me di cuenta que la música resonaba al compás de mi acelerado corazón cuando nos detuvimos ante un hombre enorme que vigilaba una puerta grabada con "Sólo Miembros".

Harry susurró al oído del hombre y presionó unos billetes en su mano, permitiéndonos la entrada.

Encontré los músculos que hacían trabajar mi mandíbula. —¿A dónde vamos?

—A algún lugar privado —respondió sin volverse.

Maldito cuerpo traidor. Debería haber estado preocupada, debería haberle recordado sobre su declaración de cena y número telefónico. Sin embargo, lo seguí, deseando sentir sus labios una vez más. Necesitando su tacto, como si fuera a morir sin él.

La música se silenciaba cuanto más caminábamos, por un pasillo alfombrado tras otro, todo alineados con puertas numeradas.

—¿Harry? —Mi pregunta salió como un susurro sin aliento—. No creo que...

Me giró frente a él, se apoderó de mi trasero con las dos manos, y me levantó contra la pared.

La pared.

Mis piernas no necesitaron ningún estímulo. Se envolvieron alrededor de su esbelta cintura mientras se apretaba contra mí, colocando su erección contra mi coño palpitante.

—No pienses, _______. Siente. —Nuestros pechos se elevaron a la vez, nuestros pulmones compartieron el aire entre nosotros—. No voy a hacerte daño. No voy a hacer nada que no quieras.

Pensar en lo que quería, lo que mi cuerpo pedía a gritos, mandó otra inundación de humedad hacia el sur.

Gemí y me lancé contra él, sin importarme que actuaba como una perra en celo.

Estrelló su boca contra la mía, robándome el aliento.

Mis dedos se enroscaron a través de su largo cabello y se aferraron como si de ello dependieran sus vidas.

Deslizando un brazo por debajo de mí, liberó su otra mano, elevándola por mi costado para frotarla contra mi pecho. Gemí contra su boca, girando mi torso hacia sus dedos.

Su pulgar rozó sobre mi pezón mientras sus labios se movían a lo largo de mi mandíbula.

Una maldición murmurada escapó de ambos, a medida que él amasaba y pellizcaba.

Gimiendo, reclamó mi boca una vez más, arrastrando su mano por mi costado. Con un rápido movimiento desabotonó mis vaqueros.

Demasiado lejos...

Dispuesta a ElWhere stories live. Discover now