Había sido un día bastante surrealista.
Primero está el novato ese con su comportamiento extraño y después descubro la traición del consejo estudiantil. Ahora entiendo porque sólo puedo confiar en Jayden y Scarlett; ellos nunca me han mentido o me han fallado.
Lo sé porque he crecido con Jayden desde que éramos unos niños de parvulario, era muy tímido cuando lo conocí y bastante manipulable; yo le enseñé a ser más egoísta y menos reservado. Aunque sólo conseguí que se quitase la timidez porque sigue siendo un buenazo.
Hace cuatro años conocí a Scarlett (además que ya le había visto por el instituto) en un anticuario de monedas, las dos tenemos la misma afición por coleccionar monedas y billetes antiguos.
Sé que es un hobby de abuelas, pero me encanta saber su origen y su historia y, aunque parezca raro, me relaja bastante ver mis álbumes de monedas cuando estoy furiosa; me calma.
Bueno, al tema, yo fui la celestina que les presentó a ambos. Creo que no puede haber una pareja tan empalagosa como Jayden y Scarlett. Yo siempre les tacho de tortolitos acaramelados y, aunque sea yo quien lo esté diciendo, son adorables a rabiar.
Aquí es donde, supuestamente, entra el momento sentimental y cursi de una adolescente, diciéndose así misma que no va a encontrar a su media naranja porque el mundo no está hecho para románticos empedernidos como Jayden o Scarlett o hasta mi hermana Kiara, pero no es así. Yo no soy así.
Siempre he sido una persona poco sensible, poco romántica, pero muy calculadora. Yo trabajo en base a mis esquemas, es más, mi vida se basa en un esquema el cual estoy cumpliendo a rajatabla.
Cuando empecé el instituto muchas chicas se hicieron amigas, mientras que yo me creé una burbuja impenetrable para no caer en una amistad fugaz, falsa y efímera. Hoy en día, muchas de esas chicas se odian y, lo que en su día podía verse como una amistad verdadera y para siempre, sólo era un maquillaje basado en las apariencias y en el engaño. Admito, y a la vez me congratulo de ello, que estoy muy orgullosa por las decisiones que tomé en el pasado, dado que me han ahorrado muchos disgustos y posibles frustraciones.
—¡Melona! —grita mi hermana pequeña Kiara desde la otra punta del pasillo—. ¡Ya has llegado!
—Vuelve a llamarme Melona y mañana te despiertas calva, hermanita.
La relación de hermana mayor y hermana pequeña que tenemos siempre ha sido así de cómica en mi familia, aunque hay que mencionar que mi hermana, de dieciséis años, es toda una experta en el arte del dramatismo.
—¡Ni se te ocurra, Mel! —se toca el pelo—. Por cierto, ¿has traído lo que te pedí? —ésta enarca las cejas y yo niego.
—No, ya te dije que no iba a traerlo.
—Eres un desastre de hermana —bufa ella andando de un lado a otro—. Al final tendré que ir yo a la librería y le diré a...
—Kiara, siempre voy a recoger yo tus libros y siempre, por casualidades de la vida, me encuentro con Dorian —hago un gesto para decirle que me subo a mi cuarto—. Yo no voy a caer en el jueguecito de los enamorados, porque ya te he dicho mil veces que...
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NÚMERO UNO
Ficção AdolescenteMelanie Torres siempre ha sido la primera en todo: calificaciones, exámenes... hasta es la presidenta del consejo estudiantil del instituto. Rodeada de vanidad y halagos, su pequeño paraíso se ve frustrado cuando un, aparentemente, simpático y socia...