IX • ¡ELFOS!

2.2K 282 36
                                    

Me encontré a mí misma demasiado confundida, los últimos hechos habían ocurrido demasiado rápido y mi mente aún seguía procesando todo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Me encontré a mí misma demasiado confundida, los últimos hechos habían ocurrido demasiado rápido y mi mente aún seguía procesando todo.

Un hombrecito de apariencia más vieja fue quien se abrió paso entre todos los demás, pidió que llevaran a Saith retenido en compañía de nuestro pequeño guía y me ordenó seguirle para que alguien me curara el hombro... y allí me encontraba yo, perdida entre los hechos fortuitos que me habían dejado paralizada y con mi hombro vendado entre hiervas y harapos. Así fue, no pude decir media palabra para que alguien detuviera el escándalo que se armó antes de entrar, no pude decir nada para que dejaran en paz a Saith ni para que también tomaran represarías contra nuestro elfo amigo.

No debí haber entrado en todo esto, en mi mente se encontraba la imagen de una gran aventura en compañía de mi compañero, no nada de eso, no salir herida, que lo detuvieran... mucho menos enterarme de todo lo que me había enterado, ¿qué es lo que pasaba conmigo?

Estando sola me sentía totalmente indefensa. Me encontraba en un lugar desconocido con personas desconocidas, ¿qué podía hacer yo?

Escuché la puerta rechinar, y de inmediato me incorpore en mi asiento, dado muestra de una autoridad que no tenía y de un valor que me faltaba, tratando de parecer una roca sólida que nadie pudiese derivar.

―Perdone por todo aquello, majestad. Nuestros amigos pueden ser un poco... molestos, a veces― el mismo elfo que había callado al resto se sentó frente a mí. La edad se le notaba en la cara, pero con una alegría en la voz casi envidiable.

―Descuide― comencé, agradeciendo que la voz no me hubiera temblado―. ¿Me podría decir dónde se encuentra mi compañero?

El individuo soltó una risita que estaba lejos de ser amigable, sino todo lo contrario: ―Me temo que su amigo no la podrá recibir, se encuentra encerrado.

―Tengo el conocimiento de que para retener a alguien, éste debe cometer una falta, ¿qué pudo haber hecho mi compañero para que ustedes lo retuvieran? ― Me enredé con mis propias palabras, pero eran las mismas que mi padre había dicho en algún momento, así que supuse que había expuesto mi punto.

―Lamento decirle, majestad, que no ha escogido la mejor compañía para su viaje.

―Lamentablemente opino lo mismo, pero es lo mejor que pude encontrar aquí, no tuve muchas opciones.

―Claro que no, ¿quién desearía entrar aquí después de todo? ¿No lo cree usted, majestad? ― La manera en la que se dirigía a mí me helaba la piel. Su manera de hablar no era en lo mínimo parecida a la de mi pequeño guía, sino que más fría y gruesa, cerca del punto a ser tenebrosa.

―No me encuentro aquí por gusto, si es lo que esta insinuando.

―Claro que no, y no estoy insinuando nada, majestad―. Su palabrería me estaba hartando, su intención era cambiarme el tema y lo había notado, pero si él no me daba las respuestas que necesitaba, buscaría en otra parte.

Había una vezWhere stories live. Discover now