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En el que ella se moja.

Me limpié en el fregadero de la cocina y luego pasé por el pasillo hasta llegar a la habitación de Justin.

El corazón me latía con fuerza porque estaba muy nerviosa. Solo se trataba de Justin, pero iba a verlo literalmente desnudo por primera vez. Hacía bastante tiempo que no veía a un chico desnudo.

Y todo estaba ocurriendo tan de repente y tan rápidamente.

Exhalé antes de picar a la puerta y girar del pomo para entrar a la habitación.

—¿Estás listo? —hablé mientras entraba al cuarto.

Ahí estaba Justin, esperando en su silla al lado de la puerta que daba al cuarto de baño con su mano encima de su pantalón deportivo.

Paró de moverse al verme a mí entrar por la puerta. Ninguno de los dos dijo nada cuando nuestros ojos se encontraron. El silencio estuvo bien mientras observaba su aspecto. Tenía el pelo por la cara, tal y como me gustaba a mí. Sus pantalones eran negros y llevaba puesta una camiseta básica blanca. Así es como se vestía normalmente. Me había explicado un día que esa era la forma más fácil de vestirse. Y, además, era cómoda.

—Sí, lo estoy. —No perdió el tiempo y entró al baño con la silla. Le seguí por detrás.

Al entrar, justo en ese entonces, me di cuenta de que la primera vez que estuve aquí ni siquiera me fijé en lo grande que era el cuarto de baño. Solo la ducha ya ocupaba la mitad del cuarto. Se trataba de esas duchas con baldosas en el suelo y un desagüe en medio. No era tipo bañera, solo había suelo y una cortina, obviamente. Esto le haría más fácil a Justin lavarse, y seguramente a ser más independiente lavándose.

Había un lavabo enorme y unas estanterías con varias toallas, champús, acondicionadores y cremas de Justin.

Miré a mi alrededor para acostumbrarme al lugar mientras Justin me observaba.

Él se aclaró la garganta al cabo de un minuto para llamar mi atención.

—Lo siento. —Me sonrojé a la vez que caminaba hacia él para empezar con ello.

—Está bien, acabemos con esto de una vez —dijo él, sarcásticamente.

—Nunca he bañado a nadie antes en un paciente real más que en mis prácticas, así que soy nueva en esto. —Lamí mis labios despacio. Justin miró atento cómo mi lengua recorría mi labio. Él asintió.

—No es difícil. —Me sonrió—. Yo te diré qué hacer, ¿vale? No tienes que estar nerviosa. No será como crees que va a ser —insistió, aunque yo no creía que fuera a ser fácil—. En el armario tengo una bolsa preparada con lo que necesito. Cógela —me ordenó.

Hice tal como me dijo y encontré la bolsa justo donde me había dicho. Cogí una toalla de más de la estantería también por si acaso.

—No tienes por qué ayudarme a ducharme si no quieres. Solo necesito ayuda para quitarme la ropa y para sentarme en el taburete. Bueno, acaso que tú quieras lavarme... —dijo con una sonrisa pícara.

Yo sabía que estaba bien con los brazos hoy, pero quería darle un descanso por una vez. Justin era muy sentimental y estaba muy desgastado por todas las terapias, y yo estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para hacerle feliz. Aunque solo fuera por un mísero segundo.

—Yo te lavaré. Te quiero ayudar, Justin. Para eso estoy aquí. —Le sonreí.

Él me sonrió también antes de quitarse la camisa.

—Ábrelo.

No perdí un segundo en ir hasta la ducha para abrir el grifo y poner el agua caliente. Justin estaba buscando en la bolsa y sacando las cosas que necesitaba.