8: A quién debí conocer

236 32 4
                                    

—¿Tanto te entretiene verlo? — Pregunté a mi amigo de cabello oscuro. Qué más podía decir, lo único que quería lograr con ello era que se sintiera avergonzado. Es lindo y divertido. Me aguanto las ganas de reír.

Esta es una conclusión bastante conocida pero que he llegado a comprobar: el amor te hace quedar como un verdadero idiota.

—Y–yo no lo estaba viendo... Y hazme el favor de no distraerme. — Reclamó molesto.

—¿Yo? Tranquilo — sonreí —, eso de distraerte tú solo, es algo que se te da muy bien. — Justo después de decir eso, terminé con un golpe en el brazo de su parte.

—Oye Eren ¿puedes hacerme un favor?

—¿Qué es?

—Debo salir ahora a ver a una autora, ¿te importa pasar por el departamento de ventas a dejar estos papeles por mi? — Antes de que tan siquiera respondiera, ya había puesto varios documentos en mis manos. — Te lo encargo. — De todas formas creo que no me hubiera negado, así que ya no importaba.

Tomé el ascensor e hice lo que me dijo. Lastimablemente al regresar y bajar del ascensor me encontré con el pesado de Jean. Quise ignorarlo pero obviamente él no quiso que lo pasara por desapercibido. Sin siquiera regresar a ver, le pregunté de mala gana qué era lo que quería.

—Eren deja de ser tan aburrido, ¿acaso no la pasábamos bien los dos? Tú mismo lo dijiste.

—¿Eh? ¿Así era? — Pregunté con gran desinterés.

—Solo dime cuánto me cobras por volver a acostarte conmigo.

—Veo que todavía no te queda claro que ya no trabajo en eso. — Dije irritado. Seguí mi camino pero al hacerlo me dí cuenta de que alguien sin querer había estado presenciando nuestra discusión.

—Eren tú...

—Marco, yo. — No me dejó terminar.

—No me importa la relación que hayan tenido ustedes, lo que me molesta es que me hayas mentido. Te pregunté de qué se conocían, ¡lo hice! ¿Pot qué no me dijiste?

¿A caso tenía sentido hacerlo? Pensé tratando de excusarme. Pero no cambió lo mal que me sentía, menos cuando salió huyendo del lugar. Quise ir detrás de él pero Jean no me dejó.

—¡Suéltame! Por tu culpa él.

—No debe ser fácil para Marco, deja que esté solo y piense con claridad.

—¿Tú lo sabías? ¿Sabías lo que él sentía por ti?

—Solo tenía una leve sospecha. Llevo trabajando mucho tiempo con él, ¿sabes? Podría decir más bien, que traté de actuar como si no lo supiera. Pero... claro que me iba a dar cuenta.

—¿Entonces por qué eres tan cruel? ¿Por qué me buscas a mí y no a él?

—Es estúpido que tan siquiera lo preguntes. ¿No se te ha ocurrido que talvez él no me gusta?

—...

—Aunque... sí que tengo una razón. Te lo explicaré, si es lo que quieres.

Todo el día se pudo percibir el ambiente pesado... pesado e incómodo. No hace mucho que Marco regresó, y como era de esperarse seguía molesto, muy molesto. No me ha dirigido la palabra ni una sola vez y eso solo hacía que mi sentido de la culpabilidad aumente. Y aunque lo que quiero hacer es disculparme, sé que antes de hacerlo debo saber las razones por las cuales Jean actúa como lo hace.

Al finalizar el día, esperé a que Marco se fuera primero y entonces fui con Jean. No quería que su enojo pasara a ser tristeza y que dentro de su cabeza empezara a sacar conclusiones totalmente erróneas. Hasta el momento en que Jean y yo salimos de la empresa y caminamos hacia cualquier lugar que nos permitiera hablar tranquilamente, tuve que contenerme para no ir, hablar y explicar con claridad que Jean y yo no éramos nada.

La persona Indicada para mí [Riren]Where stories live. Discover now