What he likes the most (HirOohara)

36 4 0
                                    


Dedicado a Laura Galvis quien me pidió: "Oharano declarándosele a Hirota". Además es la única persona que shippea a estos dos más que yo xD

No hace falta decir que al que personalmente me gusta más ver con Oharano es a Hirota, se me hace una pareja hermosa porque o sea, es la diva más perfecta, con el gordito enojón, ¿qué más bello que eso? :D

¡Espero que les guste!

---------------------------------

Solo había algo en la vida que a Hirota Eiichi le gustaba más que el rugby y eso era la comida. Como buen gordo que era, según sus propias palabras, la comida era su pasión, nada le hacía más feliz ni le llenaba más, en sentido literal y figurado; que degustar deliciosos platillos. Hirota podía vivir feliz y sentirse completo tan solo teniendo su barriga llena y jugando rugby, demostrando así que su sobrepeso no era motivo por el cual avergonzarse, y que más bien era una ventaja en el deporte que también amaba practicar.

Él siempre estaba muy confiado de sí mismo, y se podía decir que vivía tranquilamente, exceptuando porque tenía un carácter sumamente explosivo, y al poder enfadarse muy fácilmente, se llevaba uno que otro disgusto de vez en cuando. Pero nada que le hiciera perder su temple y estima hacia sí mismo.

No había nada más que Eiichi amara más que la comida, o al menos así lo fue hasta su tercer año de preparatoria. Entre los nuevos reclutas de equipo, se encontraba Ooharano Etsugo, un joven que era todo lo contrario a él: esbelto, con una fina cintura, elegante, guapo, serio y calmado. Era además un excelente jugador que comenzó a destacar desde el primer momento. En un principio Hirota no le dio más importancia de la que le dio al resto, pero en determinado momento, algo extraño empezó a ocurrir y fue así como todo cambió.

Inició uno de tantos días en los que estaban en el entrenamiento. Ooharano corría para atrapar un pase, y accidentalmente chocó contra el cuerpo de Hirota, al ser este tan blando, terminó inclusive rebotando un poco, y cayendo. Para Eiichi el choque de un cuerpo tan delgado en contra del suyo no supuso mayor cosa, por lo que no le tomó importancia y se limitó a ofrecerle su mano al rubio para que se levantara. Sorpresivamente para el robusto jovencito, Ooharano le dedicó un "gracias" acompañado de una sonrisa coqueta y un guiño con su ojo. Hirota no supo cómo reaccionar ante aquello y simplemente contestó con un seco "ten más cuidado la próxima vez".

A partir de ese momento, las cosas se tornaron mucho más extrañas para el gusto de Eiichi cada vez. Al parecer a Etsugo le encantaba tropezarse muy a menudo cuando se encontraba cerca suyo, ya que otro día, lo hizo aterrizando de frente, justo en sus brazos. Hirota le atrapó, y quería pensar que había sido su imaginación, pero podía jurar que Ooharano había hundido su rostro en su mullido pecho, y que había apretado su cuerpo con sus brazos al caer sobre él. El rubio se alejó con un simple "lo lamento, no me fijé por donde iba y tropecé". Siempre sonriéndole de aquella manera que jamás le había visto estando con otras personas cerca.

En ocasiones, durante entrenamientos o si se lo topaba por los pasillos de la escuela, Hirota se encontraba con la penetrante mirada de Ooharano, que le observaba con escrutinio y un extraño brillo en sus sagaces ojos. Para él, quien no se dejaba intimidar por nadie, comenzó a ser sumamente molesto sentir cómo un leve calor subía a su rostro y desviaba la mirada primero, cada vez que aquello ocurría. Y lo peor del caso era que pasó de ser una situación que pasaba ocasionalmente a una que sucedía con bastante frecuencia, logrando alterar sus nervios.

Y las circunstancias no hacían más que empeorar, aquellas miradas comenzaron a estar acompañadas de medias sonrisas con un tinte de picardía más que evidente. El contacto físico dejó de ser algo aparentemente accidental, para convertirse en algo deliberadamente intencionado. Como la vez en la que durante el entrenamiento, mientras estaban en posición para practicar un melé, Hirota sintió un suave pero firme roce sobre su trasero, lo cual no hubiese sido extraño de no ser que el melé estaba compuesto únicamente por los de primera línea, y se suponía que nadie debía estar empujándolos por detrás. Al voltear a ver para comprobar qué había sido aquello, el robusto jovencito únicamente pudo notar cómo aquel rubio se alejaba con su vaivén de caderas. Era el único que estaba cerca, así que no había manera de que no hubiese sido él.

All Out!! CollectionKde žijí příběhy. Začni objevovat