two.

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Era viernes. Al día siguiente no tendrían clase y, por supuesto, Todoroki y Deku no dejarían pasar esa oportunidad. Bakugo lo sabía. Probablemente la prejita saldría a algún lado o se quedarían dentro todo el día, mirando películas y abrazados; pegados como chicles.

Antes, cuando Deku aún no se entrometía en nada, Todoroki y Bakugo se juntaban todos los fines de semana y viajaban fuera de la ciudad. El rubio le pedía prestado el coche a su madre, bajo la regla de que regresarían antes de que anocheciera, y así se recorrían otros pueblos o ciudades. Muchas veces se habían tenido que levantar demasiado temprano, contra la voluntad de Todoroki, ya que el chico solía dormir hasta tarde. Bakugo lo despertaba con cosquillas o besos por todo el rostro, que segundos después se convertían en competencias para ver quién lograba darle más besos a quién.

-Ya basta -susurró, llamando la atención de Kirishima.

Se negaba a recordar eso, aquellos pensamientos no hacían más que atrasarlo. Dejó el lápiz, con el que anteriormente estaba tamborileando sobre la mesa, y se cruzó de brazos. No sabía a dónde irían, pero sí cómo averiguarlo. Bakugo no era un acosador, tampoco estaba obsesionado con Todoroki. Fácilmente podría salir con cualquier otro chico -o chica-, pero el de doble quirk en serio le gustaba. Por eso mismo, si lo quería para él de nuevo, debía seguirlo y arruinarle las citas con Deku.

Se paró, dispuesto a emprender camino hacia la cafetería, cuando sintió una fría mano en su cintura. Rodó los ojos al saber de quién se trataba y sonrió con burla, dándose media vuelta para encarar al chico de doble quirk. Todoroki portaba una -casi- invisible sonrisa. Mientras su mano parecía el hielo mismo, en sus ojos danzaba una flama que siempre lograba prender a Bakugo.

-¿Qué sucede? ¿Tu princesita no vino?

-Está justo frente a mí.

-Cállate -se separó de él con el ceño fruncido, sintiendo la ira recorrer todo su cuerpo-. Mañana saldrás con él, ¿cierto?

-Vamos a la cafetería que está a dos cuadras -dijo sin tomarle mucha importancia. Bakugo sonrió-. ¿Por qué?

-Quizá te lleves una sorpresa.

Y se fue de ahí, no sin antes darle un beso en la mejilla a Todoroki.

Jugaba con la pajilla rosa entre sus labios. Extrañamente, ese día el batido de fresa se sentía más frío de lo normal. Era perfecto para un día tan caluroso.

-¿Y qué harás cuando los veas?

-No lo sé.

Miró el vaso rosa, revolviendo el líquido dentro mientras tomaba una vez más. Sus pensamientos eran un lío. No se había puesto a pensar, hasta ese momento, lo que haría para intentar arruinar la cita de esos dos. Pero, al menos, tenía un punto a su favor. Deku estaba enfermo y estaría faltando a la academia, eso significaba que podría acercarse a Todoroki sin miedo.

La campana de la cafetería sonó, anunciando nuevos clientes. Bakugo alzó la mirada rápidamente al escuchar la voz de Deku por encima de la música del local. Gruñó al verlo prendido como garrapata del brazo de su chico y dejó el batido con fuerza sobre la mesa, casi rompiendo el vaso. Cuando pequeñas chispas comenzaron a salir, sintió la mano de Kirishima dando palmaditas en su espalda que lograron tranquilizarlo. Kaminari sonrió, dándole apoyo y diciéndole sin la necesidad de palabras que ellos estarían ahí por cualquier cosa.

La pareja pasó por al lado de su mesa. Todoroki lucía sorprendido, aunque ya había pensado en la idea de encontrarse a Bakugo allí. Deku, por su parte, observaba como el rubio y el mitad albino no apartaban la mirada el uno del otro, sintiéndose completamente celoso. Se apretó aún más contra el brazo de su novio y miró a Bakugo con una mueca de asco dibujada en sus labios. No solía ser así, menos con Kacchan, pero -en ese momento- el rubio era una amenaza contra su relación. Todoroki sonrió, mientras Deku no miraba, y le guiñó un ojo al rubio. Bakugo le devolvió la sonrisa de forma discreta.

Otro punto a su favor.

Los vio alejarse y soltó un suspiro, girándose a mirar a sus amigos. Ambos hacían muecas de asco, copiando la estúpida expresión de Deku. Bakugo soltó una carcajada, mientras volvía a beber de su batido.

-¡Chicos! -escucharon una voz bastante conocida. Los ojos de Kaminari se iluminaron y el ceño de Kirishima se frunció ante eso. Sero se acercaba a ellos con su típica sonirsa, secándose las manos con un trapo.

-¡Bro! -chilló el rubio eléctrico, tirándose los brazos de su amigo.

Sabían que Sero trabajaba en esa cafetería cuando no estaba dentro de la academia para ganar su propio dinero, pero no pensaron que estaría de turno.
Kirishima ya podía sentir los celos en su interior, mientras su cuello comenzaba a endurecerse por la fuerza en su mandíbula. Bakugo le regaló una sonrisa burlona, para después dirigirse al pelinegro.

-Hey, ¿puedo pedirte un favor? -susurró, sacando un frasco con un polvito blanco.

-¿Eso es droga?

-No, idiota -se lo dio, rodando los ojos-. Ponle esto a lo que sea que el estúpido de Deku tome o coma, ¿sí?

-¿Por qué...?

-No preguntes.

Ambos rubios palmearon la espalda de Sero, dándole ánimos. Bakugo esbozó una sonrisa traviesa. A Deku lo esperaban horas dentro del baño.

sé qué tardé but al finnnn, aki stá. todoroqui está jugando con to2 basta, lo amo ahre

b0yfriend ¡! todobaku [bnha1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora