Capítulo 9

232 21 0
                                    


Después de finalizada la fiesta estoy exhausta, pero ha valido la pena,  Luz quedo encantada.

Decido recoger un poco el desorden en el patio, para que mi tía no tenga tanto trabajo en la mañana. Al cabo de un rato me tiro en el césped a mirar las estrellas y siento que alguien se acerca.

—¿Puedo acompañarla un rato? –Pregunta Nicholas haciéndome dar un pequeño respingo.

<< Por todos los cielos >>

—Por supuesto señor James, claro si no le importa ensuciarse. –Respondo.

De pronto lo siento recostarse a mi lado, y no tarda en invadir mi cuerpo esa sensación de escalofríos, tan perturbador. Y se hace notable ese silencio incomodo entre los dos.

—¿Le gusta observar las estrellas señorita Banner?–Pregunta.
—Adoro verlas, me recuerdan mucho cuando de niña mi padre y yo solíamos escondernos de Fiona en la azotea para contar estrellas. –Le digo nostálgica.
—Háblame más de tú infancia Isabel. –Me pide con entusiasmo.
—De niña fui muy feliz, aunque las costumbres aquí son diferente a Venezuela.
—Cuéntame más. –Dice expectante.
—Recuerdo cuando en navidad luego de abrir los obsequios mi padre y yo salíamos a ver lo fuegos artificiales.
—¿Cual fue tú obsequio favorito de niña?–Pregunta.
Su pregunta me hace sonreír, recordando aquella anécdota cuando tenía 7 años.
—Una vez pedí para navidad unos patines y Fiona sin chistar dijo no, por supuesto mi padre si los compro y los escondió en el garaje, cuando salimos a ver los fuegos artificiales me los dio y me dijo que sería nuestro secreto –sonrío al recordarlo–. Mis ojos se iluminaron de felicidad, ha sido el mejor regalo.
—Entonces debes patinar muy bien. –Dice sonriendo.
—No mucho porque a la semana siguiente saque los patines del garaje sin permiso y en la colina me caí y raspe mi rodilla, tras de mi venia un auto para mi sorpresa era Fiona y como era de esperarse puso el grito en el cielo y le reprocho a mi padre, el haberme dado los patines. –Le cuento mientras me rio.

Y cuando me doy cuenta él también ríe a carcajadas. De pronto nos quedamos en silencio, y él gira quedando muy cerca de mí.

—Isabel no he dejado de pensarte, ha sido un infierno no verte estos días. –Me dice apartando un mechón de mi cabello y colocarlo tras mi oreja.

Muero por decirle que también lo he extrañado, pero eso sería ir demasiado lejos.

—Yo tengo ciertas reglas que me gusta cumplir, pero contigo eso está cambiando.– Confiesa un poco desconcertado.
—¿Reglas? –Pregunto mientras giro para verlo.
—Soy un hombre de reglas Isabel, y una de ellas es no pasar más de una noche con una mujer –él se acerca aun más y mi respiración se acelera–. Pero contigo no solo quiero una noche. –Dice confundiéndome aun más.
—¿Dos… Noches? –Le pregunto con cierta dificultad por tenerlo tan cerca de mí.

Nicholas sonríe mordiendo su labio inferior, y yo retengo el gemido para que no se dé cuenta, lo mucho que me excita verlo hacer eso.

—No Isabel no hablo solo de noches,  –acaricia mi labio sin dejar de mirarme–. De lo que hablo va mucho más allá.

¿Es posible Isa?, Nicholas quiere mucho más.

—Pero la otra noche dijiste…
—Lo sé, pero no sé por qué razón cambie de idea... –Se calla y se aparta de mí, recostándose nuevamente en el césped.
—¿Qué te hizo cambiar de idea, por favor dime? – Pregunto un poco insistente.
—Quisiera tener las respuestas a tantas preguntas, pero ni yo mismo lo sé –Confiesa algo confundido.

Mi mente divaga sin saber que decir.

Si lo sabes, solo que no tienes el valor para decirlo.

Destino ¿Te atreverías a creer en él?Where stories live. Discover now