Segunda sombra: «Kaminari».

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Los que no habían ido a ver a Yaoyorozu se encontraban en la sala común bastante nerviosos. La espera se les estaba haciendo eterna, sin embargo, el sonido de la puerta les hizo reaccionar y les alivió. Uraraka, Iida y Kirishima fueron los primeros en entrar, seguidos por Jirou y Todoroki, quien cargaba a una dormida Yaoyorozu en su espalda; antes de que pudieran decir algo el de cabellos bicolor y la de cabello morado desaparecieron por las escaleras que llevaban hacia las habitaciones de las chicas. Kaminari se levantó para seguirlos, pues había notado la expresión ensombrecida de ambos y supuso que debería estar ahí para su novia.

El suspiro de Uraraka llamó la atención del resto. Midoriya fue el primero en hablar, preocupado:

—¿Qué... qué ha pasado?

Los tres se miraron y finalmente Iida decidió tomar la palabra, sintiendo que era su deber como delegado. Se aclaró la garganta, intentando que el nudo que sentía en la garganta se esfumase.

—La verdad es que no lo sabemos, cuando llegamos Yaoyorozu estaba totalmente paralizada, mirando a la nada —hizo una leve pausa—. Cuando Jirou se acercó a ella... realmente nunca había visto a llorar a Yaoyorozu tan desconsolada. Ojalá supiéramos qué ha pasado, pero estamos igual que vosotros.

El silencio inundó la sala, nadie supo que decir y todos y cada uno de ellos empezaba a sacar sus propias conclusiones. La más factible para muchos era la muerte de otro familiar, aunque otros la descartaban porque cuando la subdelegada se enteró de la muerte de su abuela, un año atrás, no había reaccionado igual. Y Aizawa había dicho no era nada grave. Realmente era todo un misterio, un misterio que no aclararían hasta que la chica despertase. Aunque...

—¡Chicos! Aizawa-sensei sabe quien fue el familiar que vino a verla. Tal vez él tiene algo más de información que nosotros —exclamó Midoriya de la nada, sobresaltando al resto.

—¡Tienes razón! ¿Tokoyami, tú no tenias su número por las prácticas que hicisteis Shinsou y tú con él a principio de año? —preguntó Kirishima, recobrando un poco de animo.

El joven cuervo asintió, sacando su móvil apurado ante la mirada del resto de la clase. Buscó en la agenda el número del profesor y, a sugerencia de Mina, decidieron conectar el teléfono al ordenador portátil de Sero y realizar una vídeo llamada. Los estudiantes de la clase 3ºA se arremolinaron frente a la pantalla y esperaron pacientes a que el héroe contestara. A los cinco toques la cara cansada del profesor apareció ante ellos.

—¿Chicos? ¿Ya está Yaoyorozu con vosotros?

—Sí, pero no sabemos qué ha pasado todavía —comenzó Iida—¿Sabe quién fue el familiar que fue a ver a Yaoyorozu? ¿Verdad?

Aizawa hizo un gesto afirmativo y los jóvenes se sintieron victoriosos.

—Yaoyorozu Gin, su abuelo. No sé qué fue lo que pasó en esa sala, pero sí sé que Yaoyorozu estaba aterrada desde antes de entrar.

Esa incógnita desvelada causó otro misterio, ¿por qué Momo estaba aterrada incluso antes de entrar?

~*~

Kaminari tocó a la puerta de la habitación de Yaoyorozu, esperando a que Todoroki o su novia abrieran. La expresión de ambos le había aterrado y se esperaba lo peor. Kaminaari consideraba a Yaoyorozu una muy buena amiga; siempre los ayudaba a estudiar y fue una de las personas que lo ayudaron cuando Kyoka y él estuvieron a punto de romper su relación, casi medio año atrás. Pocos minutos después fue Todoroki quién le abrió, la preocupación que sentía era tan evidente que Kaminari sólo pudo saludar con un gesto de cabeza, que le fue devuelto con un débil asentimiento. 

Sombras azulesWhere stories live. Discover now