4. Caja de Pandora

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Hola a todos :-D

Mil gracias por sus lecturas, por sus votos y sus comentarios, les aseguro que así como ustedes esperan por los capítulos, yo espero por sus comentarios u opiniones, así que digamos, que la expectativa es igual en ambas direcciones.

Mañana es un día complicado en mi ciudad, así que para no fallar en mi compromiso de publicar cada viernes, dejo aquí el capítulo 4 para que lo disfrute.

Besos y saludos para todos.

Kam.


Al día siguiente de la cena con Eva y Rebecca, las llamaron para invitarlas a almorzar para entre otras cosas, mostrarle el sembradío de fresas que tenían, a Marcela. Era pequeño aún, pero esperaban poder expandirse y vender mermeladas caseras dentro de poco. No era ninguna novedad, dado que en la colonia se podía conseguir fresas por doquier, pero tenían como objetivo, ofrecerlas a los clientes asiduos de los vuelos en parapente pues sabían que, algunos de ellos, tenían negocios donde podían revenderlos también, así que era un riesgo que querían correr.

Le enseñaron el terreno, como lo trabajaban y mantenían para obtener el fruto y aunque, Marcela jamás habría investigado al respecto, le fue interesante escuchar sobre ello, especialmente, tomando en cuenta la pasión con la que hablaban sobre el tema. Estaban realmente entusiasmadas y era contagioso la alegría que exudaban, así que al final, terminó deseando con todas sus ganas que tuvieran éxito con su proyecto.

Luego de pasar la tarde con ellas, regresaron a casa de Esther y no pasó mucho rato antes de que se fueran a dormir. No estaban cansadas en exceso, pero el sueño les pegó temprano.

De manera tácita, el día siguiente lo tomaron para quedarse en casa tranquilas. Esther se dedicó a arreglar su jardín mientras que Marcela había optado por ver un poco de tv, sin embargo, al rato de navegar por los diferentes canales, buscó su bloc de dibujo para ver si lograba dibujar. Pasó un buen rato mirando la hoja en blanco tratando de crear algo, pero nada se le venía a la cabeza, así que con un poco de frustración se paró frente a la ventana para despejar la mente. Allí vio a Esther concentrada en su trabajo y por alguna razón que no se explicaba, verla en esos menesteres, la llevaron a agarrar el bloc y comenzar a dibujar sin titubear.

Al igual que cuando la vio volar, verla en esa actividad tan diferente a lo que cualquiera pudiera imaginarse de ella, fue suficiente para querer inmortalizarlo en líneas, y así lo hizo. Sin parar, Marcela dio forma a la imagen que veía, transformándola en un hermoso dibujo. Retrató el perfil de Esther con su gorra para burlar al sol de su rostro, sus manos manipulando las flores y todo el jardín a su alrededor. No había colores, pero los detalles eran tan buenos, que la imaginación podía perfectamente agregarlos al verlo. Cuando terminó, sonrió al quedar satisfecha con su creación, tenía tanto tiempo sin disfrutar de ese pequeño placer de dibujar, que poder hacerlo en esas dos ocasiones, le hinchaban el corazón de felicidad. Era como sentirse más cerca de su abuelo desde que había muerto.

Luego de guardar el dibujo, fue hasta la cocina para hacer un poco de limonada pues supuso que, aún y cuando el sol no estaba tan intenso, de seguro Esther necesitaría reponer líquidos en su organismo, así que hizo una jarra tipo frappe y la llevó afuera con dos vasos.

Esther sintió la presencia mientras Marcela se acercaba y cuando vio lo que traía en las manos, no pudo evitar sonreír, pues tenía media hora que había pensado en buscar algo de tomar.

- ¡Diooosss te amo! En verdad que sí _ Le dijo al tiempo que se quitaba los guantes y se limpiaba la cara con el paño de manos.

Marcela rió por su reacción y de inmediato sirvió los dos vasos y la invitó a sentarse en los escalones de la entrada. Esther agarró el vaso que le ofreció y se lo tomó casi en la totalidad de un solo trago. Estaba seca, así que sólo paró cuando el frío excesivo de la bebida le pegó.

Nunca Te Esperé Where stories live. Discover now