Una rosa

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Como una rosa la vida
floreció un día.
Como una rosa hermosa
saludaba a la brisa.

Como de seda las sorpresas
qué en ella se hallaban escondidas.
Como una lápida la tierra
quién a su paso la sostenía.

Avanzaba trémula
mostrando a su paso
los pétalos que harían
su belleza única.

Cada uno desdoblaba
con dolor latente,
pues sabía que a cada uno
le esperaba la muerte.

Su belleza efímera resplandecía
y la alababa el sol, la noche y la brisa.
Cada espina gritaba su valor y sentía
más segura su siguiente matutina.

Arraigada a la cima
de una agreste colina
la rosa más bella
saludaba a la vida.

A su paso los días
le enseñaban maravillas;
ella solo anhelaba
lo mismo cada día.

Un amor como ninguno,
latiendo a su lado.
¿Quién la tomaría
sin temerle a sus espinas?

Lo que fuera seguridad
se convirtió en su ruina.
La rosa palidecía;
aumentan sus espinas.

Su aroma era excelso,
sí, llenaba la colina
y llegó hasta el centro
de un corazón que dormía.

Aun siendo alta y escapada
sube incesantemente,
aun si la cima te hunde
al abismo de la muerte.

Sus espinas fueron ecos
qué atravesaron a su amor,
le sofocaron lentamente,
consumieron todo su calor.

Simplemente pasaba los días,
abruptamente en la lejanía.
Se abrían paso los recuerdos,
regresaba su melancolía.

Ya ha llorado la rosa
todos sus pétalos.
Se ha marchitado su amor,
pues su tiempo terminó.

Al sol y a la brisa
les dedica un momento,
en su sitio ya crece
un jardín completo.

Sueños de antaño y de cristal *Obra Completa*Where stories live. Discover now