Capitulo 10.

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¿Como puede hacer tanto frío en estas épocas?  No lo entiendo. Me estoy helando, pero, claro, alomejor ayuda él que vaya con un top que deja poco a la imaginación y unos pantalones de lo mas rotos.

—Niiiiiccckkkk tengooo frioooo— me quejo.

—Te dejaría mi chaqueta, pero la tiene Sophie— se encoje de hombros.

A estos dos les pasa algo, llevan toda la noche muy apegados.

—Alguien tiene algo que dejarme?!—Pregunto elevando la voz.

—Lo sentimos chica— dicen la familia y la pereja de enamorados.

Miro a mis dos ultimas opciones, Logan y Ares. Tienen su chaqueta al lado, podrían dejarmela. Me levanto y me acerco a ellos, que aun siguen sentados en la barra charlando.Logan me ve y le lanza una mirada que no se descifrar a Ares.

—Soys tan majos de dejarme una de vuestras chaquetas? Tengo frio— me quejo.

Ares suelta una risita y me la da.

—Gracias.

Cuando vuelvo a la mesa alguien me estira del brazo haciendo que casi me caiga al suelo.

—April, amiga, preciosa, hermosa....

—Dime lo que quieres Brook.—Ruedo los ojos.

—Tengo frío.

—Pidele a alguien una chaqueta —me encoje de hombros.

—Ya, lo malo es que solo tiene una Logan.

—Ves y pidesela, seguro que te la deja. Deja de odiarlo por un minuto.

—No es tan facil.

—Si lo es, vas allí y se la pides. No se que OS lleváis entre vosotros, pero confió en que algún día me lo contéis vake?— asiente.

Coje aire y se acerca a ellos. Ares le lanza la misma sonrisa a Logan que él le ha echado antes, y ahora Brook tiene la chaqueta.

Después de un buen rato cabezeando en él asiento, decido tumbarme en una mesa, como antes han echo mis tres amigas, la familia y la otra pareja. Solo quedan despierto los chicos.

Me tumbo en una de las pocas mesas libres. Es de lo mas incomoda, pero no creo que él suelo sea menos.

[...]

—¿¡Que has echo que?!— grita papa desde él conductor.

—¿¡Que has echo que con quien!?— chilla Hardin.

—No seáis dramas, es de lo mas normal. Es ley de vida— me encoje de hombros.

No se porque se ponen así, ellos también lo hicieron una vez en su vida.

—April, es ley de vida, pero no a los quinze, eres muy joven— lloriquea mama.

—No soy joven.

A partir de ahí los gritos de mis padres y hermano empiezan a resonar en él coche, que manía de hacer una montaña de un grano de arena. Es algo de lo mas normal, alomejor a mi edad no, pero conozco a gente que lo hizo antes.

Mi madre empieza a gritar mas asustada, y no lo entiendo. Miro en su misma dirección y lo de después es todo negro.

Me levanto de golpe sudando, odio este sueño, se repite en mic cabeza cada vez que cierro los ojos. Me carcome por dentro, llevo tres años repitiendo este sueño todas y cada una de las noches, menos las de borrachera, esas son aparte, suelo soñar con unicornios bebiendo cerveza y fumando. Y como siempre ahora necesitó fumar para calmarme. Camino en completo silencio hasta la puerta de salida. Todos duermen de lo mas agosto. Palpo los bolsillos de la chaqueta haber si hay suerte y hay cigarros, buala!Sacó uno y también él mechero. Me lo enchufo y nada mas inhaló un poco de humo me relajo mucho. Por suerte no me mojo gracias al pequeño porche que tiene él local. Me siento en él suelo con la espalda recostada en la pared. Él ruido de la puerta habiéndose me da un susto de muerte.

—Que haces aquí fuera?— pregunto mirándolo.

—No puedo dormir— se sienta a mi lado.

—Si tienes frío te devuelvo la chaqueta.

—No, estoy bien. Y tu, ¿Que haces aquí?— levanta una ceja.

—Despejarme.

—Has tenido una pesadilla?— asiento.— se lo que te puede venir bien en ese caso.— se ríe.

—El que? Si se puede saber?

—Pues mira, te acuerdas de la chica de la foto?— asiento— vale, pues a esa chica, cuando tenia pesadillas, le gustaba que la abrazaran. — sonrió.

En verdad a mi cuando tengo pesadillas me gusta que me abrqzen, me da seguridad.

—Bueno, esa chica y yo tenemos los mismos gustos en lo que se llama pesadillas— me rio.

Me cerca a él y me abraza, escondo mi cara en él hueco de su cuello y suspiro. No puede ser que alguien sea tan cómodo como él. Sus brazos me resultan familiares, pero lo ignoro. Nos quedamos así unos minutos hasta que el se separa un poco.

—Vamos dentro mejor, aquí hace rasca— se ríe.

Tiene una risa muy dulce.... ¿Que digo?

Entramos y vamos en un silencio sepulcral para no despertar a nadie, son las tres de la mañana de un domingo.

—Ven— susurra estirandome de la mano.

Me arrastra por detrás de la barra y entramos en la cocina, donde duermen los empleados. Cuando me suelta la mano noto que me falta algo, pero lo ignoro y lo sigo.

—Que haces?— pregunto cuando veo que empieza a abrir armarios.

—Tengo antojos ¿Vale?— murmura sin mirarme.

—¿Como las embarazadas?— pregunto riendome.

Me asesina con la mirada y luego saca un paquete de galletas de chocolate, se me hace la boca agua solo de mirarlo. Pasa por mi lado como un rayo dejándome allí, lo sigo de cerca para que me de galletas, ahora yo también tengo antojos.

—Ares dame galletas— ordeno.

—La palabra majica?

—¿Porfavor?— sonríe y me pasa él paquete.

Me como dos de golpe y él se ríe.

—Mira— me señala una de las mesas. —Son adorables o no?

—Mucho— me río.

Brook duerme tranquila encima de la mesa abrazada a la mochila de Logan, y él duerme en él asiento con la cabeza tapada por la capucha de la sudadera. Son muy monos, yo los shippeo, ahora serán Brogan.

—Sabes, tengo una teoría. — lo miro— creo que Brook y Logan algún día de estos tendrán una relación seria. Luego tu primo y la rubita....— le corto.

—Steph.

—steph, y Jake se quedara con la otra.

—Lesly. Y yo que? Soltera?

—Hombre, tu conmigo— se ríe.

Me atraganto con la galleta de oírlo, tiene que ser mentira. No hacemos buena pareja para nada.

—No te atragantes— me da goloecitos en la espalda.

—Tu culpa.

—Bueno, yo me voy a dormir ya.— dice dando por terminada la conversación.

Se repantiga un poco apoyado en la barra y se pone la capucha de la sudadera.

—No vas a la mesa?— levanta una ceja.

—Esque necesito una almohada, me duele él cuello— me encojo de hombros.

—Puedes apoyarte en mi— dice serio.

Me tomo unos segundos oara ver si dice la verdad o no. Pero al final acepto y me tumbo en él suelo apoyando la cabeza en su regazo. Y estoy de lo mas cómoda. No se porque, pero esta situación se me hace conocida, como un Deja Vu, como él que tuve por la mañana.

A los pocos minutos caigo en las garras de morfeo.

MemoriesWhere stories live. Discover now