Wabi Sabi. [CHENMIN]

III

Jongdae intentaba conciliar el sueño cuando vio la luz del pasillo encenderse y escuchó unos pies desnudos caminar. Frunció el ceño, confundido, se levantó de su cama intentando no hacer mucho ruido para no despertar a Yixing, quien dormía plácidamente en una cama al lado. Ya en el pasillo, entrecerró los ojos para acostumbrarse a la oscuridad y buscó con la mirada al dueño de las pisadas.

No tardó en encontrarlo. Era Minseok, preparándose un café americano.

—Hyung, no va a poder dormir si toma café a estas horas —habló Jongdae en voz relativamente baja, pero lo suficiente alta para que el mayor diera un respingo.

—No puedo dormir sin una taza de café —respondió en un murmuro—. ¿Qué haces despierto tan tarde?

—Le pregunto lo mismo —Jongdae se apoyó en la barra de la cocina, observando a Minseok.

—Los ronquidos de Yifan no dejan dormir —rodó los ojos—. Dime qué te pasa a ti.

Jongdae se encogió de hombros.

—No sé.

—Bueno —Xiumin se sirvió el café en una taza y le sopló un poco antes de darle un trago cuidadosamente—, deberías ir a dormir.

—Ahorita. ¿Usted se queda aquí?

—Ajá —se sentó en el sillón grande del living, sin dirigirle la mirada—. ¿Me acompañas o qué?

—Si no le molesta.

—Tu simple presencia es molesta, Jongdae. Pero ya qué, siéntate.

Charlaron un buen rato, quizás un par de horas. Xiumin no se creyó el hecho de poder conversar tan bien con Chen. Y entonces se dio cuenta de que Jongdae no se burla de él, sólo se preocupa. Se preocupa como nadie lo había hecho, y eso le pareció lindo. Jongdae le parecía lindo.

Esa noche, Minseok dejó de detestar a Jongdae.