Solo Fuí Uno Más...

ΑΒΩ----INTRODUCCIÓN----ΩΒ

"Admiro a las personas que, con lágrimas en el rostro, el corazón roto, lleno de problemas y dolor, pueden levantar su mirada, sonreír y decir: Estoy bien!".

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Elo ahí nuevamente. Como cada jueves, puntual a las 7:00 p.m., tomando su tan acostumbrada mesa de la esquina derecha del fondo junto a la ventana que mira hacia el lago y que siempre reservo para él en mi bar.

Ese tigre peculiar que siempre viene a mi sitio con su cuaderno y bolígrafo en mano dispuesto a seguir escribiendo la historia que están leyendo (o mejor dicho: están por leer). Ordenando como siempre una bebida: wiskey, cognac, brandy, tequila, licor, vino o simplemente cerveza, dependiendo de su estado de ánimo.

Dirán que soy un "comunicativo", "chismoso", "cotilla" o como quieran llamarme, pero hago lo que él me ha pedido y lo hago como ayuda a su tormentosa vida.

Lo conozco desde que llegó al pueblo. Aún lo recuerdo bien. Un miércoles. Noche lluviosa de Agosto. En medio de la tormenta venia caminando aquel tigre abrazándose a sí mismo con un solo brazo, ya que en el otro traía sujetando un bolso de tela con, al parecer, sus pertenencias.

Venía arrastrando los pies por el fango del camino al costado de la carretera. Se veía fatigado, tembloroso, con frio y, a pesar de la lluvia, pude distinguir bien su rostro lloroso y lleno de tristeza. En mí ya había nacido el instinto de salir y ayudarlo, dejarlo pasar la noche en el pequeño cuarto de mi bar, donde tengo una cama exclusiva para descansar en esas noches difíciles y largas que suelen presentarse cuando hay muchos clientes.

Disculpen si no me he presentado aún. Me llamo Dante, tengo 38 años y soy un Tigre blanco de franjas color dorado (si, lo sé, un espécimen raro de la naturaleza). Soy alfa líder, único en la región y respetado por todos, no por imponer mi condición como tal, sino porque me lo he ganado a pulso por mis obras y acciones de apoyar a quien lo necesite y calmar y "tranquilizar" a cuanto alborotador llegue a colmar la paz de este pueblo. Y seré su narrador ocasional en esta historia que mi "hermanito" me ha pedido que les cuente.

Oh! Cierto! El se llama Julián y ahora es mi hermanito, porque así lo decidí al conocer primero su historia, en adoptarlo como tal a él y a mi sobrino, Jasón, ayudarlo y apoyarlo en lo que pudiera y él estuvo de acuerdo con ello. Eso ya hace 13 años que sucedió y sí, yo fui quien le aconsejo y, casi casi, obligo a redactar su historia para que se libere del pasado y siga con su vida.

Fueron incontables las noches en que, cuando decidí llevarlo a vivir conmigo, Julián lloraba y tenía pesadillas. Despertaba abruptamente gritando ese nombre innombrable para mí. Lo veía trémulo y apanicado con la cabeza metida entre sus rodillas cuando llegaba a su habitación, sujetándose a sí mismo como auto protegiéndose de algo o, mejor dicho, de alguien. Lloraba en silencio derramando lágrimas dolorosas que humedecían sus sabanas y ropa.

Me ahogo en furia y coraje cada vez que, cuando hablábamos al respecto, me decía (y sigue diciendo) que aún lo ama y que tiene el presentimiento que el león no fue consciente al haber hecho lo que le hizo. Que tiene la intriga que alguien lo "obligó" a hacerle lo que le hizo, una trampa para matarlo y dejar libre al León.

Julián siente que fue víctima de una venganza. Y esto último me hace hervir la sangre, puesto que alguien como Julián no merecía, ni merece, ni merecerá nunca haber sido víctima de algo así, aunque a mi pesar, ya lo fue. Y prueba de ello es esa pequeña pero visible marca violácea que está en su cuello, cicatriz de colmillos de un alfa que lo marcó y estigma que recibió al ser rechazado y haber roto el vínculo que los unía.

Ya no estaba marcado como omega perteneciente y emparejado con un alfa... No... Ahora estaba marcado como rechazado y, ante la sociedad, eso es un estigma peor que ser discriminado por ser de una raza "inferior", un omega inservible o un indigente de las calles... Para la sociedad retrograda, intolerante y de mente cerrada, la combinación de ser Omega, Rechazado y ser Homosexual es lo peor de las escorias... Para mí, él es solo víctima de circunstancias desfavorecedoras, una serie de eventos desafortunados y, sean cuales sean las razones de aquel acto atroz, él es un ser viviente que merece una segunda oportunidad en la vida y en el amor.

Y si se preguntan porque yo no se la doy, es simple y fácil mi respuesta: yo tengo a mi amor a mi lado: Victor, ese Puma quisquilloso, atrevido y de gran corazón que también adopto a Julián como su "hermanito" y me ha ayudado en todo para hacer salir adelante a este noble corazón de tigre y ver crecer a Jasón.

AHHH!!! Jasón...!!! Todo un caso aparte. Mi dolor de cabeza y patada en el trasero. Mi sobrino al que Victor y yo amamos como un hijo más. Y si, la respuesta a su duda es si. Victor y yo tenemos dos cachorros 3 años mayores que Jasón. Mis gemelos mellizos: Giovanny (Puma negro) y William (Tigre blanco). Mis adorables tormentos.

Pero ya dejemos mi historia aparte. Esa será para otra ocasión que se las contare (eso espero).

Como les decía, Julián es un orgullo para mí y mi familia. Y ni se diga de su hijo: para él es su héroe valiente. Lo que me preocupa es que a Jasón le tuvimos que mentir acerca de su "progenitor" y sé que eso tarde o temprano terminará descubriéndose y espero estar preparados los 3 para lo que surja cuando estalle la situación.

Jasón es un ligre demasiado inteligente y perspicaz, nada escapa a su sagaz mente y gran intelecto. Cuando está interesado en algo, no lo deja hasta descubrir todo lo que esconde, aún sabiendo que eso no lo entiende, no lo existe o le causará problemas como ya ha sucedido antes.

Es un curioso por naturaleza felina. Incluso recuerdo el día que Julián me contó que Jasón, cuando este tenía 11 años, lo descubrió en su "momento íntimo y de placer" en uno de sus celos de Omega lo vio desnudo auto complaciendose y el puberto ligre le descubrió que tenía tanto pene como vagina y, en su curiosidad y sin inmutarse ni incomodarse por la situación que se había generado, se acercó firme y con convicción a Julián y comenzó a "inspeccionarlo", viéndolo y observándolo, e incluso se atrevió a tocarlo en sus partes "prohibidas" haciéndolo sonrojar por el atrevimiento y estimulación recibida.

Aún río a carcajadas cuando recordamos esa anécdota y como Julián tuvo que parar el bochornoso, incómodo y "caliente" momento, para explicarle a su hijo su doble condición y tener esa "plática" por anticipado.

Pero bueno. Creo que ya es tiempo de dejar que "Julián" cuente su historia. Así que prepárense para reír, llorar, hacer coraje y todo lo que conlleva esta historia que, les advierto, puede ser algo perturbadora por ciertas situaciones que a muchos les parecen tabú y, por otra, que les hará hervir la sangre de la impotencia por no ser parte de ella y salvar a mi hermanito o apoyarlo cuando le dieron la espalda.

Sean fuertes para lo que se aproxima.