Es verdad que en una de las vueltas del destino puedes perder a la persona más importante de tu existencia, la vida se encarga de tocar cada pequeña y delicada fibra de dolor y angustia dentro de nosotros, provocando que por momentos creamos que per...
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Jamás creí que tendría que despedirme del lugar que fue mi hogar por tanto tiempo y que lo haría de una forma tan triste.
Suspiro amargamente por cuarta vez al observar la que fue mi habitación, completamente vacía.
Los pósters que decoraban el techo y todas las fotografías que coloqué a modo de colage en una de las paredes, ya no existen.
La calidez que siempre envolvió nuestro hogar, había desaparecido y en su lugar, quedó el lastimoso frío de la ausencia en consonancia con el grito estridente de los inquietantes recuerdos.
Me estremezco involuntariamente.
Aceptar los cambios va a resultar más difícil de lo que pensé....
¿Quién diría que mi vida cambiaría tanto en tan poco tiempo?
- ¡Todo listo! - exclama alegremente desde la puerta de mi habitación.
Haciendo que vuelva de golpe al planeta tierra.
- Voy en un segundo Lily, me falta poco - le respondo a mi hermana mientras me dirijo a la ventana.
- Pero ya tienes todo empacado Lía - suspira y se sitúa a mi lado en la ventana - ...es por la mudanza ¿Cierto? -
Jamás podría mentirle a mi otra mitad.
Un suspiro melancólico es mi primer respuesta.
- Sólo me resulta un tanto difícil decirle adios a mi vida...-admito rendida.
Sería igual a decirle adios a quien soy.
- Lo sé, para mi también es duro tener que dejar todo atrás pero, es lo mejor para nosotras -habla con tristeza mientras me abraza.
Claro que sé lo complicado que le resulta aceptar todo lo que pasó y las decisiones que debimos tomar por el bien de nuestra reducida familia, pero eso no es ni la mitad de dificil de lo que es para mi tener que llevar sobre mis hombros el peso de una muerte...o dos.
- Estaremos bien Lía -
Termino nuestro abrazo y la veo a los ojos.
- Lo sé, es la única opción para sobrevivir -admito abatida.
Y lo repito internamente, intentando convencerme de que así será.
- Chicas, el taxi llegó, es hora de irnos...¿Tienen todo? -pregunta mi madre acercándose a nosotras.
Se le ve claramente más delgada y resignada.
Su salud ha mejorado bastante desde su última crisis y aunque sonríe más seguido últimamente...el brillo de sus ojos no ha vuelto y dudo que lo haga algún día.
- Claro Mamá, sólo faltan ese par de maletas de Lía y estamos listas -le explica Lily.
- Está bien, entonces ayúdame a llevarlas al taxi, cariño -
- Claro, te esperamos abajo Lía -murmura mi hermana. Asiento, dirijo de nuevo mi vista melancólica a la ventana y observo detenidamente el viejo jardín.
Hace un año ya, que nuestras vidas cambiaron para siempre....
Mi hermana Lilian y yo, somos gemelas y del tipo más extraño que mucha gente ha visto.
Yo soy directa, ruda y perseverante. Lily por otro lado es todo un caramelo, siempre linda, siempre sonriendo y ayudando a la gente.
A mí, me falla un poco esa habilidad. Y por esa razón a veces discutimos un poco.
Otra cosa que nos hace diferentes, es que nacimos en días distintos.
Se los dije, es extraño.
Fueron sólo cuestión de unos minutos, pero resultó que esos minutos hicieron las diferencia del dia de nuestro cumpleaños.
Lily llegó a este mundo exactamente a las 11:56 p.m, y mi surgimiento fue a las 12:04 a.m.
Sólo fueron 8 raquíticos instantes, los que declararon las diferencias entre nosotras. Y fueron esos 8 mismos, los que provocaron la mayor desgracia de mi familia.
Una caprichosa lágrima rueda por mi mejilla, la quito melancólica, tomo mi bolso y me dirijo decidida escaleras abajo, hasta la puerta principal.
Me detengo abruptamente antes de salir.
<"Esto es necesario, es por el bien de mi familia">
Me repito mentalmente cuando siento una opresión asfixiante dentro del pecho. Afligida tomé una bocanada de aire, reuniendo toda mi determinación y fui directo al taxi, donde ya me esperan mi madre y hermana.
Entré en el auto y antes de que se ponga en marcha, le dediqué una mirada llena de nostálgia a la casa que me vio crecer y que fue testigo de tantas horas de juego infantil, y al jardín que fue cede de travesuras increíbles que planeamos mis hermanos y yo. El lugar que fue mi refugio favorito, en el cual recibí todas las historias, abrazos y lecciones que mi padre me dejó.
Y pensar que todo eso se vio empañado por el desgarrador sentimiento de perdida y culpa que se instaló en nosotras, desde que nuestra familia se rompió.
Ahora, estamos solas y tan perdidas que debemos irnos del que fue nuestro hogar feliz. Devastadas viajaremos al otro lado del mundo e intentaremos comenzar de nuevo.
De pronto el clima reflejó la tormenta en mi interior, gotas de dolor cayeron del cielo, y el paisaje tras la ventanilla del auto se difuminó hasta un punto irreconocible.
El taxi se puso en marcha.
Y en medio de aquella lluvia incesante atravesamos la ciudad hasta el aeropuerto en busca de una nueva oportunidad.
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