Como todo empenzó

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Por la muerte de mi hermana, que ella fue asesinada por tener negocios sucios con personas dedicadas al trafico de armas y estupefacientes, mi madre decidió que la única opción que tenía era mantenerme alejada desde que era muy chiquita de la calle, por tratar de cuidarme de los hombres y los peligros que la calle tiene. 

Pero mis padres cometieron un error, en creer que yo iba a ser igual que mi hermana mayor y pensar que yo no vi como ella sufría por los maltratos de los señores con los cuales se acostaba, aun no olvido como llegaba ella, toda golpeada y maltratada, llorando todas las noches esperando a que mi madre no la escuchara. Estuvo así por varios meses y al cumplir los dieciocho llamaron a la y nos avisaron de su muerte, mi madre quedó destrozada y mi padre se fue dejándonos a nosotras dos solas y tristes, no podría perdonar al que algún día llame papá, dejando  supuesta mente a sus seres amados en un momento tan difícil.

Mi madre quedó dolida ahogando lo que sentía con el alcohol y desquitando lo que quizás nunca hizo bien con mi hermana, falta de reglas y disciplina. Lo que la llevó a hacer de mi como una prisionera de mi propia casa, mis amigas se alejaron de mi y solo me quedó una que me defendió a muerte, lo único que podía hacer era salir al colegio y regresar de este a la casa. Me sentía como un pájaro en una jaula, todo lo que hacia era llorar pensando que nunca me libraría, nunca conocería el mundo y mucho menos no conocería el amor. Esa palabra amor, ese sentimiento que mi hermanita buscaba en los hombres  pero por desgracia no pudo. La única esperanza que tenía para poder salir de la casa era esperar a ser mayor de edad, y en ese entonces tenía solamente quince años,es decir, que han pasado dos años en los que murió mi hermana y que yo perdí mi libertad.  He soportado tanto que lo que quiero es viajar y volver a ver a mi mamá sonreír de nuevo y que se busque a alguien para que la consienta y la cuide por que a pesar de todo mi madre a entregado  entregó todo por nosotras.

Ahora estoy en tercero de educación media, y eligiendo mi carrera. En el colegio casi siempre estoy sola pero cuando asiste Angela estoy con ella y la escuchó hablar de lo apuesto que es su novio todo el día. Estoy encerrada en otra prisión casi siete horas cinco días a la semana, y después de ellas me trasladan a otra para estar las horas restantes hasta cumplir mi condena, pero este día fue distinto, cuando mi madre me recogió en el colegio y ya íbamos llegando a la casa vi que se estaba mudando una familia, a la casa de al lado. Una caja era llevada por una silueta alta y esbelta, en el momento en el que se descubrió la cara me di cuenta que era un joven como de mi misma edad y creo que se percató de que lo estaba mirando tan atentamente por que me miró de vuelta. Su cara no se me olvidara, tenía labios gruesos, piel morena, ojos cafes y una mirada que te volvía loca. Por desgracia mi madre me pescó del brazo y me entró a la casa y no lo pude ni siquiera saludar. 

Esa tarde estuve pensando en mi balcón en ese hombre que hasta ese momento fue el primero que me cautivo el corazón. De un momento a otro mientras tocaba la guitarra, siento una voz, miró al balcón frente al mio y era el chico con mirada perdida y de esos labios tan lindos se escucha....

            - Hola, mucho gusto. Me llamo Elias, que linda melodía estabas tocando...

            - Ho... ho.. hola. Me llamo Stephanie . La escribí yo.    

AmarradaWhere stories live. Discover now