Capítulo 6: Nueva jugada

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Disclaimer: Inuyasha y sus personajes no me pertenecen, son propiedad de Rumiko Takahashi. No recibo beneficios con esta historia.

Capítulo 6: Nueva jugada.

La luz del mediodía se colaba a través de las cortinas proporcionando un ligero atisbo de claridad en la habitación. Con ella podía distinguirse, a duras penas, el mobiliario: un televisor apagado, un sillón individual con ropa desperdigada a su alrededor, una mesilla de luz con un teléfono y una cama matrimonial que no dejaba de crujir a causa de los movimientos bruscos. Todo estaba sumido en penumbras.

Allí dentro, dos cuerpos se estremecían de forma ansiosa, enardecidos.
Ella jadeaba incesantemente por encima de las caderas varoniles, con la cabeza hacia atrás y los ojos cerrados. Impulsándose de forma violenta, de arriba hacia abajo. La oscura cabellera le caía a ambos lados de los hombros y el flequillo se le adhería al rostro a causa del sudor.
Él, por su parte, se dejaba llevar por aquellos movimientos autoritarios, sintiendo como su intimidad se apretaba en la de ella. Le acarició los senos y estrujó uno de ellos entre sus manos, oyéndola desprender un gemido de sus labios.

Últimamente, se le estaba volviendo costumbre ir a parar a un Love Hotel dos o tres veces por semana durante el mediodía, cuando sus horarios se entrecruzaban. Se veían, se metían a la cama y no salían de allí por un buen rato. Ella era como un animal hambriento, empecinada en vaciarlo por completo con tal de saciar su sed.

-¿Quieres ir por algo de comer?- Le preguntó la muchacha abotonándose la camisa. Rara vez compartían alguna que otra conversación, y eso le fastidiaba.

-No puedo. Tengo que entrar a clases en unos minutos.-

-¿Siempre será así? Tú, yo, el hotel... -

-¿Qué más quieres entonces? Podemos ir a cenar si es que...-

-No, Inuyasha. Quiero poder caminar junto a ti sin problemas. Quiero ir a verte sin esconderme.- Lo interrumpió con hastío. Detestaba su actitud de niño desentendido.

-Ya te lo dije, Kikyo...-

-Temes herir a tu ex novia, bla bla bla. Por favor, te apuesto a que a estas alturas ya debe estar buscando un reemplazo.-

Al oírla, se puso de pie y arrasó con la mesilla de luz a su paso. La imagen de Kagome y aquel cretino juntos se le vino a la mente de forma instantánea. Él tomándola de la mano, con una sonrisa arrogante, mientras que le susurraba algunas palabras al oído. Un reemplazo... no lo permitiría. De ninguna manera.
Se calzó los jeans y la camisa y salió de la habitación sin decir más, dejándola perpleja.

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"...La filosofía alemana adoptó una visión del inconsciente opuesta a la del racionalismo y sin relación directa con el punto de vista terapéutico de la psiquiatría dinámica. Subrayó el lado nocturno del alma humana..."

Kagome se restregó los ojos y subrayó el texto citado, sin descifrar del todo su significado. Durante el día, había aseado por completo el dormitorio, había ordenado su ropa y había ayudado a Yuka en la biblioteca. Sin embargo, a la hora de sentar cabeza para sus estudios, sus sentidos colapsaron. Lo único que conseguía era reproducir en su mente, una y otra vez, los sucesos ocurridos tres días atrás.

Él le entregó ligeras y exquisitas caricias para verla flaquear y ceder ante el contacto. Luego, la atrajo hacia su cuerpo y la besó de forma abrupta, introduciendo su lengua en ella, explorando sin tapujos. Al parecer había tomado las riendas de la situación bastante rápido. En el vehículo reinaba un silencio sepulcral, los únicos sonidos que podían oírse eran los de las respiraciones agitadas de sus tripulantes.

La última vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora