Batalla en el bar

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Han pasado 8 años desde la victoria en la batalla de Howarts, después de muchos esfuerzos todo volvió a la normalidad o al menos es lo que todos creen.

El Dragón ebrio era un bar ubicado en un pequeño poblado escondido junto a Durham, atendido por un mago alto y fornido con cara de pocos amigos. Mientras el limpiaba la barra del polvo que se había acumulado, un hombre bajo con cabello pelirrojo entraba en el establecimiento portando una gran capa negra que le cubría hasta las rodillas. El misterioso hombre se sentó en una mesa solitaria ubicada hasta el fondo,

-¿Qué le sirvo?- pregunto la camarera que fue a tomar el pedido.

-cerveza de mantequilla- contestó el hombre mientras buscaba algo en el fondo de su capa

-enseguida- dijo la camarera mientras se volvía para servir el trago

Después de unos minutos había regresado con un tarro grande de vidrio el cual deposito en la mesa, el extraño le dio un pequeño sorbo y luego se dirigió a la camarera.

- y... quisiera saber si ha visto a este hombre- dijo mientras sacaba una foto arrugada, en ella se veía un tipo imponente con el cabello recortado, una barba de chivo y ojos completamente negros, también su cara estaba llena de cicatrices en especial se notaban dos que parecían ser bastante profundas que abarcaba casi su perfil izquierdo

-no, ¿ por qué ?, ¿para que lo busca? - contestó la camarera con un hilo de miedo en su voz

-quisiera hablar con él, tengo algunos asuntos pendientes-contesto el hombre pelirrojo

-le recomiendo que cualquier asunto que tenga con él, lo olvide- dijo ahora asiendo más notorio su miedo-

-me temo que no podré hacer eso, yo...- no pudo terminar la frase pues un rayo de color verde había pasado junto a su oreja, sacando su varita acomodo la mesa para poder protegerse con ella, varios rayos más salieron disparados en su dirección, un rayo le había dado a la camarera pues esta había gritado y se escucho como el cuerpo golpeaba secamente con el piso.

-¡Sal cobarde!, te enseñare a tener respeto hacia el maestro- se oyó una voz gruesa que el hombre reconoció como la del cantinero pues se este no oculto su curiosidad cuando mostraba la foto a la camarera.

La lucha de rayos fueron a dar contra la pared mientras el hombre pelirrojo esperaba y escuchaba atento, el cantinero salió del resguardo de la barra y se estaba acercando peligrosamente, paso un segundo de silencio y entonces se escuchó el crujir de cristal del vaso de la cerveza de mantequilla, el desconocido se acomodó y con la varita empujo la mesa la cual fue a dar contra el cantinero que ya estaba a pocos pasos, el golpe desconcertó al imponente hombre unos cuantos segundos, los suficientes para que un hechizo aturdidor lo golpeara y lo dejara fuera de combate

- así que se está armando de seguidores- dijo el hombre pelirrojo mientras se ponía de pie y veía el cuerpo sin vida de la camarera, con una expresión de terror y los ojos abiertos viendo a la nada.

el hombre levanto su varita, dispuesto a sacar respuestas del cantinero pero en ese momento la puerta salió volando y seis personas entraron lanzando maleficio tras otro, el hombre se puso a resguardo detrás de la barra, respondió con varios contra-hechizos, pero la desventaja era obvia, a pesar de haber podido dejar a tres desangrándose los otros consiguieron capturarlo haciendo que quedara flotando boca abajo como si lo hubieran atado al techo de los tobillos con una cuerda invisible.

-Eres bastante fuerte, - dijo el mago que lo mantenía suspendido - diste una muy buena batalla, pero el juego se terminó Severus -

El hombre pelirrojo que hasta ese momento mantenido un perfil tranquilo cambio repentinamente a una mirada sombría y calculadora

- así que me descubriste - dijo mientras los tres soltaban una carcajada -puedo preguntar ¿ cómo? -

el hombre señalo a sus tres camaradas que yacían en el suelo los cuales ya habían perdido toda su sangre en ese momento

-tu especialidad Severus, un hechizo bastante bueno, muy pocos lo conocen y solo tú lo puedes hacer sin decir ni una sola palabra-

-que buena memoria Ayrton, y pensar que solo me viste utilizarlo unas cuantas veces, cuando trabajábamos , para el señor tenebroso- dijo Snape mientras veía a los tres intentando planear una forma de escapar

- sí , también recuerdas este hechizo - dijo Ayrton agitando un poco la varita hacía él, mostrando su ridícula posición.

-ah, sí me trae tantos recuerdos agradables- contesto Snape con un tono resaltado de sarcasmo

- sí , recuerdo como ese James lo usaba cada vez que se le diera el antojo contigo quejicus , y aun así te atreviste a traicionar al señor tenebroso por ayudar a su hijo- dijo entre dientes dando vueltas alrededor de Snape mientras este se quedaba callado

-por tu culpa, el cayó dejándonos a muchos de nosotros en una situación un poco comprometedora, por suerte ahora encontramos un nuevo maestro y no vamos a permitir que nadie, en especial tú se interponga en su camino- dijo mientras se ponía nuevamente frente a Snape -hasta luego quejicus , AVADA...-

- ¡Expelliarmus!-

La varita de Ayrton, salió volando mientras Snape caía y tomaba la suya, no tuvo tiempo de comprobar quien lo había salvado se incorporó rápidamente y lanzo varios hechizos contra sus tres captores dejándolos tendidos en el suelo dos desangrándose y el otro ya sin aliento de vida.

- rápido, se dará cuenta y mandara a muchos más - dijo una figura encapuchada mientras se acercaba a Snape

-¿ quién eres tú ?- pregunto Snape mientras le apuntaba con su varita pero la figura se la arrebato para sorpresa de el

-no hay tiempo para explicar, tenemos que irnos- dijo la figura mientras tomaba a Snape del brazo , con un movimiento repentino aparecieron dentro de una casa alumbrada con el calor de una chimenea encendida, la sala estaba tapizada con una alfombra suave y junto al fuego había dos sillones y una mesa para el té, las paredes estaban tapizadas de voluminosos libros y adornando arriba de la chimenea una pintura de un sillón vacío , Snape se incorporó rápidamente, estaba recuperando su estatura normal y los cabellos pelirrojos poco a poco retomaban su color oscuro, estuvo a punto de decir algo cuando la figura encapuchada le regreso su varita, Snape la examino como si fuera un objeto extraño, mientras la persona que tenía enfrente se quitaba la capucha revelando el rostro de una mujer, con el cabello largo y lacio de color negro y ojos color café claro.

-¿quién eres?- pregunto Snape

-quien te salvo la vida, y realmente esperaba un gracias por lo mínimo- contesto la mujer aventando al sofá la capa que la cubría en forma de reproche.

-¿ cómo me encontraste?- pregunto Snape sosteniendo su varita, lista para usarla en caso de una respuesta incorrecta

-el me mando- dijo la mujer señalando a la chimenea, arriba la pintura que había estado vacía ahora estaba ocupada por la imagen de Albus Dumbledore mostrándoles una sonrisa a ambos.

-ah, Severus cuanto tiempo sin vernos, perdona por mi falta de cortesía te presento a la señoríta Charlotte Flamel - dijo Dumbledore dirigiéndole una mirada a la mujer que hacia una pequeña reverencia

-Flamel - repitió Snape volteándola a ver

-sí, soy hija del conocido alquimista Nicolas Flamel -

El último trabajo de SnapeWhere stories live. Discover now