Capítulo veinte.

12.6K 826 111
                                    


¿Cómo se supone que corte este tomate si Ryan está en mi frente sin camisa?

Sí, leyeron bien ¡Sin la maldita camisa!

Es demasiada tentación el mirarlo, creo que terminare con un dedo menos al finalizar la noche. Y créanme que eso no está en mis planes.

— ¿Vas a comenzar a cortar? —Pregunta burlón—, o ¿quieres que te enseñe como hacerlo?

Suelto el cuchillo cruzándome de brazos. Yo por el contrario volví a vestirme, no es que me queje de que esté sin camisa ni nada pero es un poco distractor de su parte.

—Eres un pésimo profesor —Digo fingiendo un puchero—. Creo que me sería más fácil si me enseñaras que hacer.

—Agarra el cuchillo —Volteo en dirección a la mesada y tomo el cuchillo entre mis manos, pienso hacer un corte pero me quedo completamente quieta al sentir el cuerpo caliente de Ryan. Su pecho se pega contra mi espalda mientras coloca su cabeza en la curvatura de mi cuello, sus manos cubren las mías guiándome cómo hacerlo.

—Me retracto —Susurro—. Eres el mejor profesor.

Él se ríe y en el descanso para agarrar otra verdura besa mi cuello haciéndome cerrar los ojos.

—Debes estar atenta —me regaña—, no queremos terminar bañados de tu sangre.

—Es bueno que tenga a un Doctor dispuesto a ayudarme las veinticuatro horas.

Para sus movimientos, siento su aliento en mi cuello el cual está ardiendo por el constante mimo.

— ¿Ah sí?

Asiento, él retoma a guiarme y luego se aleja dejándome confundida.

— ¿Por qué te alejas?

—Ya cortamos todos los vegetales.

Frunzo el ceño pero cuando veo la tabla me percato de que es cierto. Madre mía, este Doctor va a acabar conmigo de todas las maneras posibles.

— ¿No hay otra cosa que cortar?

Él se ríe negando con la cabeza. Suelto un suspiro, me gustaba la posición en la que estábamos.

— ¿Qué se supone que debemos hacer ahora?

Estoy realmente confundida, no soy buena en la cocina. Por el contrario mi madre sí que sabe cocinar. Pero por más de que me enseñe no puedo ni fritar un huevo sin salir herida.

Ryan me enseña a cocinar, salteando las verduras con su ayuda. Debo decir que fue una cena deliciosa preparada por ambos, tal un poquito más por él pero esos son detalles. Él me pregunto si mis padres vendrían por lo que yo dije que no debíamos preocuparnos porque no llegarían hasta mañana.

Ahora Ryan y yo entre risas subimos a la segunda planta, digamos que tomamos mucho vino en una hora. Nunca había estado así con Ryan, riendo por todo. Creo que estoy avanzando con él y eso significa mucho para mí aunque no quiero ilusionarme por completo. Entramos a mi cuarto pero él se queda mirando mi pared.

—No mentías —Dice mirando los posters—. Sigues siendo una niña.

No sabía si tomarme eso como un insulto.

—Te lo dije.

Él camina hasta mi poster más grande y suelta una carcajada.

— ¿Besas a tu poster?

Mis mejillas se encienden.

— ¿Qué? ¿Besar posters? —Niego con la cabeza—. No, claro que no.

La Pasión Por EL Chocolate #1Where stories live. Discover now