19. It Would Last

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  Quería ser el único dueño de ese par de labios y de esos suspiros entrecortados pidiendo más. No se cansaba de repetir como había cambiado el significado de un beso para él desde que tuvo la plena conciencia de lo que Jaehyun podía hacer con su linda boca.




La noche anterior no tuvo acción como se supone que todos pensaban que tendrían.

Yuta no se despegó de su teléfono, Taeyong descubrió que la nueva conquista de Ten la tuvo al lado todo el tiempo, Hansol terminó liándose con una chica de la clase y con una mujer mayor que él, Mark por su lado, se quedó dormido medía hora después del primer vaso de whisky.

No había bebido casi nada porque no quería borrar ninguna sensación de su sistema. Estaba feliz sosteniendo en sus manos ese delgado hilo de esperanza con Jaehyun. Sin embargo, no pensó mucho sobre hasta donde llegarían para no ilusionarse de más.

Taeyong esperó que dieran las doce. Se aseguró que Yuta se mantuviera alejado de algún tipo de droga y de que Johnny cuidará de Ten alejándolo también y después de ochenta y dos nuevos insultos por parte del japonés, logró regresar a su dormitorio. No sin antes dejar al pequeño Mark en su dormitorio.

Aquella noche bastante fría, anunciaba los bajos climas que se veían venir. De inmediato recordó cómo sus vacaciones de invierno nunca tenían sentido. Eran extremadamente aburridas. Si al caso visitaba a su hermana o simplemente se quedaba con sus amigos en el campus. Desde que su abuela había muerto, por allá cuando tenía quizá doce o trece años, las fechas especiales habían dejado de existir en su disfuncional familia. Recordar ese entonces era bueno, sus padres eran una mierda soportable, su hermana aún estaba con él las veinticuatro horas de los siete días y su abuela estaba viva. Ahora no sabía un carajo de su padre y quizá su mamá se había largado a otro país, en caso de que aquel desastre de matrimonio se hubiese por fin roto. Por el lado de su hermana, ella tenía su propia familia que cuidar y Taeyong sólo era un contacto más en su agenda telefónica para saludarlo todos los viernes a medio día.

Así que esa mañana del sábado, cuando Jaehyun lo despertó antes de que dieran las siete en punto, algo en su ser saltaba de felicidad como si estuviera regresando a sus trece años y le estuviesen diciendo que viajarían a visitar a su abuela.

¿Qué tenía él en la vida aparte de Jaehyun?

"¡Taeyong!" el mayor aún se encontraba en la ducha con la mente a kilómetros de allí "Voy a recoger unos libros del dormitorio de Doyoung y a mostrarle mis avances al profesor Do, regreso en media hora"

Taeyong soltó una risa mientras pasaba una toalla blanca retirando las pequeñas gotas que aún caían por su torso. Sabía que responderle sería una pérdida de tiempo, Jaehyun iba tarde y lo último que escuchó fue el portazo sonar por todo el dormitorio.

Después de cambiarse y alistar las últimas cosas que llevaría a casa de los Jung, llamó a Yuta, su brillante amigo quien había resultado ser su consejero estrella de todo lo sucedido en las últimas cuarenta y ocho horas. A pesar de que todos sus consejos terminaban en acostarse con Jaehyun para sellar lo que sentían, logró darle ánimo.

Todo iba bien. Tan bien que por un momento creyó que la vida le estaba pidiendo perdón por todos los fiascos que le había permitido pasar durante estos veintidós años.

Hasta que en el marco de su puerta apareció la persona más detestable que Taeyong había podido conocer en toda su jodida vida.

Kim Beauji con unos zapatos de plataforma que la hacían ver cómo si tuviera zancos estaba en su frente.

BLURRED LINES  ||  JaeyongМесто, где живут истории. Откройте их для себя