U N I Q U E

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— Jiminie... —Llamaron al pequeño niño que se encontraba en el patio, jugando con los alrededores mientras el viento movía su rubio pelaje, al escuchar que era llamado, volteó a ver con una sonrisa a la señorita—. Hoy vendrán nuevos niños y te pedimos por favor que no los espantes.

Frunció su entrecejo, pero luego comenzó a sentirse desanimado y triste, haciendo que sus orejas bajaran, como si tal lo hubiesen ofendido, pero él ahora se sentía muy triste porque no lo dejaban hacer más amiguitos. ¡Le estaban prohibiendo acercarse a ellos~ ! Eso es maldad pura, ademas, él no tenía la culpa, simplemente quería muchos amigos. Y ellos querían ser sus amigos, todos quieren ser sus amigos ¿verdad? Jiminie es muy bueno con todos, por eso todos lo aman.

— ¡Pero yo quiero hacer muchos amigos! —Sollozó falsamente mientras llevaba sus manitas a sus ojos, haciéndole creer que estaba llorando. ¡La verdad es que los leoncitos como él, nunca lloran! Son fuertes y están hechos para defender a su linda manada, pero ella le está prohibiendo hacer amiguitos, eso es malo—, ellos son los que desean tener a alguien como yo cerca de ellos... todos quieren a un leoncito como yo.

— Oh, Jiminie, claro que todos quieren un leoncito tan lindo como tú, cariño, pero esta vez tienes que calmar tus garritas y tus colmillos porque no queremos asustar a los nuevos niños ¿sí? son muy pequeños aún—Los ojos del menor brillaron al escuchar que sus nuevos amiguitos eran unos niños más pequeños que él, chilló con emoción y asintió.

Hizo una rápida reverencia y levantando su mano derecha juró que no iba a molestar a sus nuevos amigos—: ¡Los trataré bien, cuidaré de ellos y nunca de los nunca los asustaré! Lo juro en el nombre de mi manada.

Seul Gi sonrió ante las ocurrencias del menor y dejándole una leve caricia en su pelaje de color rubio, entró, dejando el patio tras ella, al pequeño orfanato. Suspiró mientras pasaba una mano por su rostro, delatando sus ojos cansados y su poca resistencia para el trabajo; quería ir a casa ya, pero tenía que atender y supervisar la llegada del nuevo miembro de su gran familia.

— Jeon Jeongguk, espero que puedas llevarte bien con todos, conejito—Murmuró mientras observaba la imagen de este, que tenía en la mano, y en el escritorio tenía una carpeta repleta de la información del nuevo miembro. Aunque iban a venir más niños, él era distinto a los demás por ser un conejito...

Sí, Park Jimin vivía en un orfanato desde que había nacido, o tenía conciencia o memoria de lo que alguna vez fueron sus padres, pero con sus diez añitos de vida sabía que ellos ya no estaban más con él... y que en algún momento lo quisieron y lo amaron mucho, sus padres habían muerto en un accidente automovilístico, lamentablemente no pudieron vivir mucho con su hijo de apenas ocho meses, pero aún así a Jimin le enseñaron desde pequeño que todos esos días que estuvo con ellos, sus padres siempre le demostraron cuánto lo amaban. ¡Y Jiminie los amaba de vuelta!

La primera vez que había ingresado al orfanato, tenía alrededor de cuatro años, recuerda que la primera persona que se le acercó fue un niño moreno con una linda colita de color negro ¡era sorprendente porque Jimin nunca había visto un híbrido de lobo hasta ese día! Nunca más quiso separarse de ese niño, que tiempo después se dio cuenta de que su nombre era Namjoon. ¡Namjoon y Jiminie ahora son mejores amigos! Siempre juegan a perseguirse el uno al otro, y a morderse por todas las partes del cuerpo.

Ahora Jimin amaba a Namjoon más que a nadie.

— ¡Jiminie, van a venir más niños! —Gritó Namjoon mientras entraba a la habitación que compartían los dos juntos. El menor asintió emocionado al recordar que esta tarde vendrían más amiguitos—: tú no... tú no me abandonarás por alguno de ellos ¿verdad?

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⏰ Last updated: Oct 09, 2017 ⏰

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