"Se acabó."

97 11 5
                                    

Muy bien. Vale. Tranquila. Ya casi lo tienes hecho. Solo tienes que... Que...
¡DIOS, QUE DIFÍCIL!
-¡Venga, sin pensarlo! ¡Que no es tan difícil! Y voy a llegar tarde...
Son casi las nueve, y debo ir a desayunar ya. Si no, no me hara la digestión para jugar el partido de hoy... Y no me hace mucha gracia vomitar desde la altura.
Agarro y las tijeras...
Y...
¡ME DOY UNA TAJADA!
-¡AY SEÑOR...! -grito, sin creerme lo que estoy haciendo.- ¡ESTOY LOCA DE REMATE...! Bueno... De todas formas tenía que cortármelo...
Miro al suelo, donde descansa casi todo mi pelo... Y me miro al espejo.
-Meh. No me queda mal. -sacudo la cabeza, haciendo que mi ahora media melena, se alborote.
Me lo he lavado y ahora debo secármelo, no peinármelo, que conste. Así Seamus podrá ver que no me arreglo, jé. Además, un toque desenfadado no hace daño a nadie.
Me seco el pelo y cuando termino, me vuelvo a mirar al espejo.
Estoy contenta con el resultado, sí.
Me mola mucho.
Recojo, bendita magia, todo mi pelo del suelo y salgo del baño para vestirme. Unas mayas negras... Y... Una sudadera azul oscura vieja. La tengo desde hace tres años y de aquellas me la había comprado tres tallas mas grandes... Por hacer la gracia más que nada... Y me sigue quedando grande. Y eso que he crecido desde aquellas y, no solo de altura, si no de busto.
-Bueno... Ahora... -me pongo mis convers rojas altas, mal atadas y cojo un chicle, para irlo mascando hasta mi ida al comedor.
Y sí, lo sé, voy a desayunar... Pero es más que nada para dusminuir el estrés.
No sé que me van a decir, es un cambiazo el que me he dado en un minuto. De hecho... Voy a llevar más chicles, sí. Para después del desayuno.
Espera un segundo...
Voy al baño e intento hacerme una coleta...
Me río.
-¡No puedo, tío...! ¡Dioooos! -río y niego delante del espejo.
Salgo del baño y me pongo los auriculares y pongo una canción muy movida para darle un poco de alegría al cuerpo...
-Vale. Salgamos, pues.
Salgo de la habitación y cruzo la sala común. Menos mal que no hay nadie... Aquí, claro...
Salgo de la sala común con un hábil movimiento y comienzo a andar con las manos metidas en los bolsillos de la sudadera y miro para los lados. Hay poquita gente, gracias al señor. Ahora. Veamos cuando entre al comedor...



¡HE CAMBIADO DE IDEA, NO QUIERO ENTRAR AL COMEDOR!
No es porque tenga vergüenza de entrar por mi pelo o mis pintas, creedme, hay gente mucho peor vestida que yo. Y lo mejor de todo, es que piensa que está bien vestida esa gente.
¡ES QUE SEAMUS ESTÁ HABLANDO COMO SI NADA CON JUSTIN!
EN LA MESA DE HUFFLEPUFF.
AY...
ME VA A MATAR CUANDO ME VEA CON ESTOS PELOS...
Un momento, ¿¡qué estoy diciendo!?
¡Si es lo que busco...!
Veo a Seamus mirar para Dean, que lo llama, y él se disculpa, levantándose y yendo a junto su amigo.
<<BIEN. Debo aprovechar ahora...>>
Entro en el gran comedor, al principio sin ser vista por mucha gente, pero luego teniendo todos los ojos posibles en mi espalda. Más bien en mi pelo.
Al menos no tengo los de Seamus, bien.
Me siento al lado de Justin, casi sin que se de cuenta, y empiezo a servirme rápidamente un tazón de leche y cola-cao con cereales.
-Oh, ¡hola Ros...!
Lo miro de reojo y veo que tiene la boca abierta a más no poder.
-¿¡QUE TE HAS...!?
-¡SHHH! ¡Cállate! -susurro, y miro para Seamus, que todavía esta hablando con Dean.
Creo que si desayuno en 0'2 segundos, y me voy, no notara que estoy aquí.
Me meto una gran cucharada de cereales y me limpio con una servilleta.
-¿Than... Tan phea eztoy...? -digo con la boca llena.
-No, no... Te queda genial... ¡PERO ES QUE TU PELO LARGO Y RUBITO ERA LO MEJOR QUE HABÍA!
-¡SHHH! Pues ahobda es cortito y dubito.
-¿¡Pero por qué te lo has cortado!?
Es una historia muy larga. Pero se la cuento, echando miradas a Seamus, que sigue ocupado.
<<Gracias al señor...>>
-¿Seamus te ha metido mano? No es tan raro en una pareja de novios... -se ríe.
-Ya lo sé, pero me resulta muy repulsivo. Que no me gudta, joder. -me limpio a una servilleta.- Me he cortado el pelo y vengo así vestida para no gustarle. Y para pasar desapercibida.
-¿Quieres "no gustarle"? ¡Pero si le encantas! -me susurra.
-¡Tiene que haber algo que odie, y que aunque me vea con eso a mí, le cause asco!
-Si hasta con una caca de hipogrifo encima le entrarán ganas de besarte... -ríe.
Yo sonrío y me bebo la leche. Cojo una tostada y la hunto a toda prisa para poder comérmela, pero le doy el primer mordisco, y veo como Seamus se despide de Dean, y yo me atraganto.
Toso y maldigo:
MIEDDA...! -me limpio con una servilleta y me levanto.- ¿¡Y ahora!?
-No ibas a poder escapar de él, Rosie.
-¡Justin...!
-Tarde o temprano te buscaría. Anda... Anda muy triste. Piensa que vas a cortar con él y me ha pedido ayuda.
-Pues no va muy desencaminado... -me pongo la capucha de la sudadera y me levanto, bajando la cabeza todo cuanto puedo.
No me mira, solo camina hacia Justin, hasta que paso por su lado y yo sigo andando, pero él se queda quieto.
-¿Rosie?
<<¡MIERDA, MIERDA, MIERDA!>>
-Te he estado buscando, Rosie. -puedo notar cierto amor y cariño en su voz. Me estremezco.
-¿Rosie? No, yo soy... Eh... -pongo voz de hombre y pienso en un nombre.- Soy... Juanjo... Juanjo González...
-¿Otro nombre español? Vaya. -ríe.- Qué casualidad...
-¿Verdad? Buenos días. -intento irme, pero él me coge de la muñeca y me retiene.
-Ambos sabemos que lo de ayer hay que hablarlo. Venga, ven.
Me arrastra hacia la salida y yo me giro para mirar Justin, que me sonríe con pena.
Seamus me arrastra hasta un lugar desierto y luego se pone enfrente de mí.
-Te eché de menos... Lo siento, me siento fatal... -me abraza con ternura y yo miro para el cielo.
<<No te ablandes, no te ablandes...>>
-Pero mujer, quítate la capucha... -me baja la capucha y cierra los ojos para darme un suave beso en los labios, al que no me da tiempo de impedir.
Para cuando se aparta, abre los ojos y sus sonrisa desaparece.
Me río, nerviosa.
-Eh... Hola... -saludo.
Él me mira, sorprendido, y aterrado.
-¿¡QUE TE HAS HECHO EN EL PELO!?
-Eh... Me lo... Me lo corté... -sonrío, a modo de disculpa.
-¡ESO YA LO VEO! ¿¡PERO POR QUÉ!? -se queja y se agarra a mi cuello, haciendo un puchero.
-Lo tenía demasiado largo...
-¡CLARO QUE NO! ¡NO LO TENÍAS DEMASIADO LARGO, NO! ¡ESTABA PERFECTO...!
-Oh, ¿ya no te gusto entonces? -pregunto, ahora sí sonríendo de verdad.
Él me mira, sin esperarse que le preguntara eso, y entonces agarra mi cara y me besa, tirando de mí para que baje.
No me lo esperaba.
Me muerde uno de los labios, pero con suavidad y luego vuelve a su labor, sus besos "normales".
-Claro que me gustas, cielo, siempre me gustarás. Solo que... Es un cambio... Radical. Y mirándote mejor... Que es raro que yo no lo haga... Te queda muy bien. ¡Todo te queda muy bien! -vuelve a besarme, pero me separo.
-Ya, pero... Voy vestida como si fuera un trapo... Y no soy tan... Como decirlo, adorable. Soy seria.
-Claro que sí, mi amor, claro que sí. Me abraza y me da un beso en la comisura de los labios.
-Es cierto. ¡Mírame! Voy fatalmente vestida, y...
-Ay, mi fliorecilla, ¡me da igual como vayas vestida! Siempre te querré. ¿Me perdonas por lo de ayer?
Me hace ojitos y yo miro para el techo, desesperada. ¿Cómo es eso de que le sigo gustando? ¡Tiene que haber algo que realmente odie!
-Supongo que sí...
-¡Bien! -mira a su alrededor y cuando se cerciora de que no hay nadie, me besa, acariciándome las mejillas.- Mi frutita, te quiero...
-¡Eh, a ti no te gusta la fruta! -acierto a decir, con una gran sonrisa.- ¿Eso es que no te gusto?
-Claro que sí. Me gusta la fruta desde que te vi comiendio un plátano. Exploté por eso. -ríe.
-¿Y si me volviera vegetariana, me querrías igual?
-Claro, mujer. ¿Qué preguntas son esas, no te lo demuestro suficientemente? -me atrae y yo lo aparto, apoyando mis manos en sus hombros.
-Sí, sí. Preguntaba, mera curiosidad...
Me mira con gracia y luego tira de mi mano para andar hacia alguna parte. Caminamos en silencio, haciéndome él alguna tontada y yo regalándole alguna sonrisa.
-Dime, ¿estás preparada para el partido de hoy? -me pregunta, dándome un beso en la mejilla y dando saltitos delante de mí.
-Pues... Sí, supongo que sí. Espero que Malfoy se porte. Literalmente, ¡lo crié!
Seamus ríe y me abraza un brazo.
-Claro que se portará, amor. Es imposible no portarse bien contigo.
-Tú no te portas demasiado bien que digamos...
-Ya te he dicho que lo siento... ¡La culpa es tuya por ser tan guapa!
-¿¡Perdona!?
-Perdonada. -me sorprende con un beso en los labios y ríe.
-¡Me has copiado las frases! -digo, molesta, y él vuelve a reír.
-Que tierna... -se detiene y me obliga a parar a mí, abrazándome y pegándome a él para besarme.
-¿Yo, tierna? -le retengo, a pesar de que él sigue intentando besarme.- Claro que no. Soy una chica dura. No le tengo miedo a nada y me pego con todos. -le doy un mini puñetazo en el hombro y sonrío de forma dura.- ¿Ves?
Seamus me mira y luego echa la cabeza hacia atrás para reírse. ¿Qué le hace tanta gracia?
-Ese mini golpetazo me resulta casi una ofensa...
-Puedo darte más fuerte si quieres.
-Inténtalo.
Me separo de él y cierro el puño para darle fuerte... Pero...
-Pero te haré daño.
-Entonces no eres tan dura como quieres hacer ver. -ríe y me hace cosquillas, aunque no le da mucho tiempo de hacerme nada, ya que me aparto.
-Pero...
-Pero nada, venga, vamos. -tira de mí y me da otro beso en la mejilla.- Espero que anotes muchos puntos. Es más, ¡sé que los vas a anotar! Eres la mejor cazadora del mundo... -me besa cariñosamente la mejilla de nuevo, y yo solo sonrío.
-Soy Rocío Pérez, no Ginny Weasley.
Él frunce el ceño y me empuja a modo de juego.
-Que tonta estás hoy, ¿no?
-¡Oye! ¡Un respeto, niño!
-¿Niño? -me pregunta, como si no fuera en serio.- ¿Niño? Este niño puede hacerte ver las estrellas, ¿sabes?
-Lástima que tengamos una torre de astronomía para eso. -digo yo, haciendo que pienso.
-Ya, pero hay una forma... Mucho mejor de ver las estrellas... Y de rozar el cielo... -me abraza y yo lo aparto, viendo por donde va.
-¡Eh, quieto parado! ¿Acaso te has olvidado de lo que ha pasado ayer?
-No necesito meterte mano para hacerte ver las bonitas estrellitas... -me guiña un ojo y yo resoplo.- Déjame darte el mejor beso del mundo y verás otra dimensión... -se acerca, pero yo lo esquivo, viendo por donde va.
¡De nuevo!
Es que es tan previsible...
-No tengo ganas de desconcentrarme para el partido. Me estoy ejercitando mentalmente.
-¿Así que te desconcentro? Vaya, vaya... -me besa la mejilla otra vez y yo comienzo a andar más rápido para alejarme de él.- ¿Vas ya al campo?
-¿Dónde sino? No quiero entretenerme, aún nos dará Zach todo el sermón que nos suelta siempre...
-Odio a ese tío. -se cruza de brazos.
-¿Y eso por qué?
-¡Porque le ha puesto amortentia a mi novia! ¡Por eso!
-¡Anda! No sabía que por aquellos días tuvieras novia. ¡Y tú coqueteándome! Serás sinvergüenza... -me alejo, medio en broma, y digo medio porque realmente quiero estar lejos de él.
-¡Me refería a ti! ¿¡Quién me iba a gustar si no!?
-Eh... ¿Otra chica más guapa que yo!? -va a hablar, pero me anticipo a él, volviendo a hablar.- Las hay. ¡Y no me digas que no!
-No las hay.
-¿Qué parte de "las hay y no me digas que no" no has entendido?
-Ninguna de las partes, ya que no me puedo creer que no te creas que eres la más guapa de todas.
Lo miro.
Este chico es realmente raro.
Y para qué mentirnos, George también.
¡Hay chicas mucho más guapas de cara, con curvas de infarto, con muy buen culo y con más tetas que yo!
A ver... No soy una tabla de surf...
¡Pero digamos que yo tengo el 12% de todo eso!
-Eres raro. -le digo.
-¿¡Perdona!? -me dice, con una carcajada.
-Que eres raro.
Me mira, sin entenderme, pero con una sonrisa y yo me encojo de hombros, yendo hacia los jardines.
-¿Por qué soy raro?
-Porque prefieres quedarte con una chica como yo antes de quedarte con... No sé. ¿Una chica guapa?
-En serio, esto me mata... ¡Eres guapa!
-No digo que no lo sea... Uf, eso ha quedado muy narcisista. Que mal suena.
-¡No suena mal!
-¡Tío, imagínate que soy una rosquilla! Y que para escoger tu deliciosa merienda, tienes barras de pan del día de ayer, pan del día, panecillos, una rosquilla y muchos donuts de colores y de chocolate! Es normal que no escojas, yo que sé, el pan de ayer, pero teniendo los deliciosos donuts, ¿por qué escoges la rosquilla? ¡No tiene sentido!
Sigo andando, esta vez más rápido, y Seamus anda también rápido, para llegar hasta donde estoy yo.
Salimos del castillo y cruzamos los jardines hasta llegar casi al campo de quidditch, y es ahí donde me para, tirándome de la mano suavemente.
-No sé explicártelo, ¿sabes? Solo sé que me gustas. Que me gustas muchísmo. Y que tienes la autoestima muy baja, eso también lo sé.
-¿Autoestima? -tuerzo la cabeza, confundida.
-Sí mi amor, sí. -me abraza y se pone de puntillas para darme un beso en los labios.- Eres guapa. No porque sea yo y tenga una especie de obsesión contigo, yo te lo digo porque lo eres. Y ya está.
-Pero no entiendo...
-Le das muchas vueltas. Por eso no lo entiendes. -vuelve a besarme y ríe.- No pienses en eso ahora. Piensa en el partido. Piensa que vas a ganar. Piensa que vais a clasificaros. Piensa.. Piensa que te quiero. Que te quiero muchísimo. Y que voy a estar ahí animándote. ¿Vale?
Asiento. Eso sí me ha llegado al corazón. Pero...
Suspiro. Como agradecimiento le doy un beso en la mejilla y él sonríe, feliz.
<<No tiene ni idea de que a mí ya hace que se me acabó el amor...>>
-Ve a cambiarte, no quiero robarte tiempo. ¡Ánimo, cazadora!
Sonrío, y voy hacia los vestuarios. Hay que decir que me ha animado un poco... Pero...
<<Lo que daría porque fuera George quién me viniera a animar...>>




¿Y si fueras a Hogwarts...?Where stories live. Discover now