CAPITULO 15 - JACK AL RESCATE

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Había vuelto a pasar. Esa misma mañana había salido la primera de casa muy temprano, como una rayo a la facultad, ya que no podía llegar tarde a esa clase en concreto y olvidé coger las llaves.

¿Había algo peor que la situación en la que me había metido? No. Lo dudo. A pesar de no ser la primera vez, igualmente te dejaba con un cabreo impresionante. Siendo viernes y las cinco de la tarde pasadas....cuando se tenía una compañera de piso enfermiza y al borde de la adicción (al sexo ¿a qué otra cosa sino?) como Cass, no era de extrañar la mierda que me había tocado soportar por mi despiste. Aquello era el cataclismo materializado. No desgracia; se había convertido en una hecatombe y de las grandes. ¿Pero tan sordos estaban que no eran capaces de oír un puto timbre? ¿O es que les daba igual que estuviera en el pasillo? Me había encontrado con Patricia en el ascensor y di gracias a que se iba de compras, porque me hubiera muerto de la vergüenza que hubiese presenciado las sinfonías de los chillidos de Cass mientras una desesperada y desamparada compañera de piso llamaba a la puerta mientras era ignorada completamente.

Hundí el dedo índice en el botón por quinta vez. Cada x segundos provocaba tres pitidos seguidos hasta que después de media hora lo dejé por imposible. Cabía la posibilidad de que la rubia y su amorío/playboy/mujeriego lo que fuese, le diese una pequeña tregua y la dejara escuchar mis súplicas en forma de timbre. Pero no. El tío parecía tener para rato y ella disfrutaba como la insaciable y viciosa que era. Desde el cumpleaños de Shui que no le habían dado candela y supe que Jack no le respondía por cómo se miraron ayer noche, como dos colegas bajo el mismo techo, nada más. Aunque la americana a veces desprendía de sus ojos azules cierto recelo, ansiedad y hasta impotencia hacia el simio por no haberlo tenido todavía entre sus piernas. ¿A qué esperaba el galán insolente de Jack? Se lo estaba poniendo en plena bandeja. Así que muy a mi pesar, encima la ex animadora estaría hoy más ansiosa que de costumbre y con ganas de descargar su despecho.

Me apreté el puente de la nariz con dos dedos y deslicé la espalda por la pared del pasillo hasta sentarme en el suelo. Saqué del bolso mi móvil y hablé por whatsapp a Odd y Shui. La primera me contestó muy escuetamente y después de cinco minutos. Entendí sus abreviadas respuestas poco habituales en ella. Demasiado enfaenada se encontraba en la biblioteca con un trabajo de la universidad como para escribirme. Por otro lado, Shui no dio respuestas y recordé que hoy tenía una cena con los de su universidad. Probablemente volvería o bien cuando todos estuviéramos durmiendo o levantándonos. Hubo un momento en que la acción se terminó porque no oí ningún sonido pero al cabo de un par de minutos regresó de nuevo. Se oía todo tan bien por el silencio que reinaba allí...Aquello era el colmo. Al final del pasillo había una ventana que daba al patio que separaba nuestro edificio del otro. Asomé la cabeza por ella y vislumbré una parte de la ventana del cuarto de Shui y Jack. Mierda. No se veía la nuestra.

Alargando un suspiro regresé al lado de la puerta, con el culo en el suelo y una irritación invadiendo mi capacidad de razonamiento. ¿Debería esperar un rato más o mejor irme a tomar un café al bar de abajo? Sí, sería lo mejor. Mi teléfono vibró y abrí el whatsapp. Era otro mensaje de la francesa esta vez con un número de teléfono. Le envié un "?" y ella me contestó con un nombre. Jack. Si pensaba que estaba dispuesta a comunicarme con él la llevaba claro. Por algo rechacé guardarme su número cuando convocó a todos hacía unos días para darlos a todos. No quería nada de él que no tuviese que ser forzadamente como lo era compartir apartamento. Que ya era mucho. No iba a decirle al señor semidesnudo que me había dejado las llaves y que estaba como una imbécil esperando a que ese par.... Le bailaría una sonrisa durante el resto del día en esa cara de ángel engañosa que trajo desde el primer día. Se partiría de lo lindo por mi nueva desgracia ajena.

Me negaba a reconocer que necesitaba ayuda. Antes me iría a casa de Norma. La busqué en mis contactos y cuando iba a darle al botón de llamar, otra se interceptó en el camino. El número empezaba por 6459... Contesté dejando hablar a la voz masculina que temía que saliese de allí.

De porqué Jack odia a Evey © ✔️Where stories live. Discover now