CAPITULO 23 - Y LLEGÓ EL DÍA

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POV EVEY




El corazón me bombeaba a una velocidad vertiginosa. Me sentía desnuda por dentro y por fuera, y en realidad lo estaba. ¿En qué diablos pensaba al desnudarme y meterme directa a la ducha? Debería haber sacado al simio primero del baño, maldita sea. Yo y mis arrebatos. Porque sabía que era un caso perdido intentar hacerle fuera, a no ser que lo hiciese por la fuerza y yo no era de hacer daño a nadie (la sangre me alteraba y en vez de provocarla, mi instinto Rises hacía que curara heridas de inmediato), por mucho que lo odiase y lo irritable que era.

Necesitaba bajar esas pulsaciones o mi cuerpo experimentaría lo que yo le llamo hiperventilar. ¿Era posible que Jack Donovan me sonrojara en un suspiro? Sí, de hecho, yo creo que cualquier tío desnudo lo haría. No obstante, él tenía algo que encima de ponerme las mejillas rojo pasión provocaba que mi torpeza se expandiese por todas mis extremidades. La inesperadísima entrada en escena de la americana era el último ingrediente que le faltaba al "horno" que se estaba asando ahí dentro.

Gracias a la reacción del moreno, la puerta se cerró de un sonoro portazo quedando ella estampada. Abrió mucho más los ojos al ver como no solo asomó Jack como Dios lo trajo al mundo sino que yo también. Pillados in fraganti no me quedaría sin hacer nada. A más a más, iba con mi pelvis medio depilada; estos últimos días no le había prestado mucha atención porque ¿Cómo pensar que acabaría en una situación semejante?

La mano de Jack estaba firmemente anclada en la boca de mi compañera de cuarto, con lo cual solo se oían balbuceos inentendibles. Yo hice gestos para que bajara la voz o que dejase de hacer ruido para que los otros dos no acudiesen al lugar. Finalmente la rubia se relajó y dejó de moverse observándonos con sus ojos azules ávidos por saberlo todo. Y cuando digo todo es todo. Ella nunca quiere las cosas a medias.

—¡Jack! ¿P-Porqué me has empotrado contra la pared? ¿Eh?—habló la americana con la mano en el pecho recobrando su respiración habitual.

Yo no sabía dónde meterme. Lo mejor hubiera sido esconderme tras las cortinas de la ducha pero ya era demasiado tarde. Además, por suerte, ya nos teníamos muy vistas aunque solo en tanga...

—Shhh O tendré que ponerte un esparadrapo en tu preciosa boca. —contestó él con su habitual sonrisa.

—¡No te atreverás!

Jack hizo amago de abrir el armarito de una de las paredes y la americana se le abalanzó trastabillando los dos cerca del borde de la ducha.

—Ya lo creo que sí y un bozal como sigas por este camino ¡Qué energía tienes!—soltó una risilla tomándola por los codos como si fuese cosa fácil mientras ella se retorcía aprovechando en rozarse con él, que por cierto, no olvidemos que estaba desnudo.

—Jack...basta. —dije en un susurro suficiente audible.

Evité los dos pares de ojos azules y me giré hacia el espejo con una mano tapándome la entrepierna y un brazo los pechos. Goteaba y estábamos mojando todo el suelo del lavabo (no solo de agua) pero eso era lo que menos importaba. ¡Qué nos acababa de ver! Cass se retiró de él y se sentó encima de la tapa del váter.

—Bueno, al grano. —dijo Cass cambiando su expresión a una granuja y pilla. —¿En qué momento me perdí con vosotros? Si teníais una aventura, joder, que bien ocultado lo teníais.

—¡NO! —gritamos Jack y yo a la vez, quedándome anonadada de que hubiéramos respuesto al mismo tiempo y con el mismo énfasis.

Cass me clavó la mirada más felina y peligrosa que hubiera podido imaginarme.

De porqué Jack odia a Evey © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora