Capítulo 27

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Ana

Diez minutos después nos encontramos justo enfrente del antiguo edificio en el que solíamos vivir Kate y yo.

Mi teléfono suena en el momento en que me estaciono y apago el motor de mi auto.

Es un número desconocido. Inspiro con fuerza y contesto.

—Me has encontrado. —dice con voz alegre. Trago saliva.

—¿Y ahora qué?

—Vais a quedaros afuera. No quiero veros a más diez metros de la entrada del edificio.

—¿Al otro lado de la calle?

—Exactamente.

—Bien. ¿Y después de ello?

—Llamaras al policía.

—¿Qué voy a decirle?

—Tenés que convencerlo de que venga sin ayuda y sin arma. —Joder —Si veo o escucho una sirena o un policía que no sea él, cerca, los niños pagarán las consecuencias.

—Está bien. —digo de inmediato y cuelga. Suspiro y señalo a Christian y Savannah la acera del otro lado. —Nos quiere allí. —susurro. Ninguno contesta. Me mordisqueo la mejilla mientras busco el nombre de Ed en mis contactos. ¿Qué voy a decirle? Ed, un psicópata ha raptado a tu hija, lo siento.

Dije que iba a cuidarla y he permitido que se la llevaran.

Coloco el móvil en mi oreja y escucho tan solo el primer tono antes de que conteste.

—Anastasia —dice con desesperación.

—Hola —digo con nerviosismo. Ed suspira con fuerza.

—Estás bien —musita con alivio. Frunzo el ceño. —¿Y Margo? —siento un nudo formarse en mi garganta.

—Yo...lo-lo lamento —tartamudeo y siento que mi labio inferior tiembla.

—Amor, ¿Dónde estás?

—Necesito que vengas, pero sin ayuda.

—Gonzales los tiene, ¿no es así? También a Teddy.

—¿Cómo la sabes? —susurro tragándome las estúpidas lágrimas.

—Me ha llamado también, pero ha dicho que te tenía a ti y a Margo. Creo que ha sido una estrategia para que condujera más rápido. Tranquila, no llevaré nada ni nadie conmigo.

—Dios, lo siento tanto. —susurro. Escucho que suspira.

—Yo también, tengo un par de cosas que decirte que te he ocultado. —cierro los ojos y niego con la cabeza sabiendo que no me ve. —Llegaré en dos minutos.

(...)

Christian

Anastasia no deja de retorcer los dedos mientras mira hacia el frente con ansiedad.

Lanzo una mirada a mi lado, Blake está sentada en la orilla de la acera, mirando fijamente sus pies. Taylor está a su costado, de pie, observando hacia todos lados alternamente. José nos ha advertido sobre las armas, pero Taylor jamás a traído una de ellas encima de él, al menos no cuando está conmigo. Las armas no son de mi agrado.

Estoy a punto de caminar hacia ella y decirle que se tranquilice, cuando el rugido de un auto nos hace girar la vista hacia él.

Se estaciona cerca de nosotros rápidamente pero en menos de un segundo, Taylor ya está enfrente de Anastasia en pose protectora.

¿La señora Grey?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora