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Capítulo I |nueva versión|

¡Hola!

Antes de que empieces leer, debes saber que la primera versión aún está aquí porque aun no termina el mes, no puedo retirarla antes. Pero el 1 de noviembre la retiro.

La segunda versión ya está finalizada, por lo tanto empiezo subir capítulos. Habrá nuevo capítulo nuevo día. Todos los capítulos serán narrados por Jorge y ya verás que hay muchos cambios. Sentirás que es la misma historia y al mismo tiempo sentirás que es otra.

ADVERTENCIA: Amo el drama, así que no te quejes durante la lectura. Prepárate para lo que sea, incluso para odiar a ciertos personajes. Esta versión es de las que me caracterizan más, si leíste Atrévete a perdonar, quizá sepas de qué hablo; porque Atrévete a perdonar es el tipo de historia que me encanta escribir.

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¡DISFRUTA!

CAPÍTULO I

—No acepto. Jamás me casaría con un hombre como tú.

Me hielo. Mi rodilla sigue apoyada en la fría superficie del puente y mi brazo cae inerte. Aprieto la cajita en el puño, con la misma fuerza que el desconcierto aprieta mi alma. Mi mirada queda clavada en la desconocida que tengo delante; la desconocida con la que compartí los últimos cuatro años de mi vida, la desconocida que apareció en mi camino en un periodo difícil, que me levantó, que me enamoró, que me robó el corazón y que despertó en mí el deseo de casarme. Es la única mujer que me hijo desear eso.

Su reacción me quema. Si se tratase de un simple y amable no, lo entendería. Me sentiría un poco mal, sin embargo entendería que no está preparada, que no es el momento. Pero mi novia me habla como si me odiara, me trata como si yo fuera su enemigo. Entre nosotros no había problemas. ¿Qué le pasa? ¿Y entonces para qué aceptó venir?

De pronto agradezco que la ciudad parezca dormida, que nadie esté presenciando mi intento fallido, que estemos sólo nosotros dos, la oscuridad de la noche y el viento colándose por las ramas de los árboles.

— ¿Qué pensabas? —inquiere y esta vez su voz parece estar a punto de quebrarse— Si me pides matrimonio, no borras lo que hiciste. Y para que lo sepas, nunca deseé convertirme en tu esposa. Fue sólo una aventura. ¿Cómo la ves?

Aunque algo la delata, aunque algo me grita que está diciendo puras mentiras, sus palabras logran hacer efecto en mí. Logran clavarse justo donde lo desean; en mi corazón. Y hago hasta lo imposible para poder ignorarlas, me aferro a nuestra historia, a todo lo que nos hemos entregado.

—Cuatro años... —consigo recordarle— Llevamos cuatro años como pareja... ¿Cómo puedes decir eso?

Me escucho y compruebo que esto me está afectado demasiado. Mi voz suena desgastada. Mi cuerpo sigue entumecido.

—Al igual que tú pudiste burlarte de mi hermana.

— ¿¡Qué!?

—Y mejor levántate ¿quieres?

Lo dice como si le incomodara verme así. Obedezco, pues no me queda de otra. Me incorporo y guardo la cajita en el bolsillo de mi chaqueta. Hago esfuerzos para descifrar todo esto. Recuerdo que Natalia actuaba distinto cuando la llamé para citarla aquí... y que no le di importancia. Pensé que solo estaba cansada. Busco entender por qué sus ojos me miran con desprecio, con decepción y por qué su boca suelta palabras tan hirientes. También quiero saber qué tiene que ver su hermana Ingrid. Yo nunca me burlé de esa mujer. Es cierto que no nos llevamos nada bien pero yo no tengo la culpa. Ella lo quiso así.