De tienda en tienda

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Un mes antes de la boda

La dicha llenaba a Natalie, luego de estar unos días con Kyle en Argentina, decidieron ir a Chile como tenían planeado anteriormente Rose y ella, donde hicieron turismo y conocieron su grandiosa gastronomía, el clima de la ciudad de Santiago de Chile, era lo que más le agradaba a Rose. Apenas se terminaron sus vacaciones, volvieron a Los ángeles, para continuar con la preparación de la boda, que gracias a su madre y Evelyn, todo iba viento en popa, nada se detuvo mientras estuvieron relajándose en Latinoamérica. El mes que estuvieron fuera de Estados Unidos, si les ayudó mucho, ya el estrés que sentía Natalie y le contagiaba a su suegra, se esfumó.

Algo con lo que todas le atosigaba era la compra del vestido de novia, su madre, Evelyn, su abuela, la abuela de Kyle y Rose, se lo recordaban constantemente, que no hay boda sin vestido y ya quedaba poco tiempo. Le recordaban los posibles escenarios, y que era posible que no diera tiempo de hallar el vestido ideal o como Natalie decía en sus pensamientos "el vestido de su más recónditos sueños", en otras palabras, el vestido perfecto o soñado, que la hiciera sentir como la mujer más hermosa, que le gustara a todas.

El vestido debía tener un detalle de cada una, encaje era algo que su madre deseaba que tuviera, su abuela y la de Kyle querían que llevara pedrería, Evelyn quería bordados en la falda, Rose quería seda, aunque fuera un cinturón. Que tuviera todo eso y le gustara, no sería fácil, de eso estaba bastante segura Natalie.

Le dieron a Natalie un día para recuperarse del Jet lag, luego invadieron la casa y la arrastraron a todas las tiendas de vestidos de novias en la ciudad, entrar de una a otra, saliendo decepcionada, no era algo que esperaba, pensaba que a la primera tal vez lo encontrará, casi como por arte y magia.

El atardecer se acercaba, y ya se había dado por vencida, al menos por ese día cuando vieron una tienda, casi invisible entre otras, miró a su hermana y señaló la tienda—: Vamos a esa, sino hay, entonces sigamos mañana, ya estoy cansada —resopló, mientras casi se arrastraba hacia la tienda, los guardaespaldas la miraban con diversión y lastima.

Aunque los pobres no se habían salvado, habían estado en todo el trajín de ese día, seguro estaban tan agotados como ella, solo que era mejores ocultando... todo. Al entrar, supo que tal vez allí estaría, el ambiente vintage y acogedor, la animó, se sentía cómoda allí, seguro era la luz suave que le daba un aspecto de calidez.

—Bienvenidas —una anciana con una alegre sonrisa las recibe, luego mira a Natalie—. Tú eres la novia.

—Así es —le sonrió de vuelta.

—Cuéntame como deseas tu vestido o que tienes en mente —le preguntó la anciana—. Por cierto, soy Loreta.

Natalie la siguió hasta donde estaban los vestidos, mientras le contaba lo que debía llevar, que no desea algo tan pomposo, pero si una falda amplia, tal vez tipo A, y nada tan escotado, algo modesto, elegante, hermoso, sensualidad.... La vendedora le sonrió, mientras iba sacando vestidos y colocándolos en un perchero con ruedas.

—Tengo algunas ideas, aunque tengo uno en mente, que nos llegó hace poco de una nueva diseñadora y creo que es el perfecto para ti —la acompañó a un vestidor bastante grande, donde colgó los vestidos y llamó a una chica, para que la ayude a ponérselos—. Pruébate estos, elige los que más te gusten y muéstrales a tu familia, a ver qué opinan.

—Está bien, gracias —Natalie sonrió tímidamente.

—Ya vuelvo con el vestido —le guiñó un ojo y salió del vestidor.

De los 5 que le puso en el vestidor, solo dos le gustaron, aunque no se sentía como esperaba, pero eran lo más cercano a lo que deseaba, su familia suspiró al verla con ambos vestidos, aunque el de falda en A de seda con escote en corazón, aunque no tiene pedrería ni encaje.

Al terminar de cambiarse, escuchó un toque en la puerta y la vendedora asomó la cabeza, entró con un vestido cubierto con una capa de seda roja, miró a Natalie y sonrió, mientras le destapaba y se lo mostraba.

Natalie quedó sin aliento, era bellísimo, había encontrado su vestido. Estaba segura de ello. Cuando se lo puso y se miró al espejo, fue como ver un hada en el espejo o una especie de ninfa, un ser mágico, tenía la falda en A, de seda con bordados bastante bonitos en ella, tenía encaje en la parte de arriba y un cinturón con pedrería, con un escote estilo barco, y pequeñas mangas cortas con encaje. Era entre blanco y crema.

—Bellísima, sabía que ese era tu vestido —la ayudó a colocarse un velo en un moño que le hizo en el cabello.

La guió a la sala donde la esperaban, cuando la vieron entrar todas soltaron gritos de emoción, incluso vio a los guardaespaldas quedar pasmados. Miró a todos y se dio la vuelta, algo nerviosa, quería escuchar la opinión de todos.

—Amo el vestido, este es, pero quiero escuchar sus opiniones —miró tímidamente a todos.

—Te ves como siempre me lo imaginé, como una diosa —le dijo su abuela con una sonrisa y lágrimas inundando sus ojos.

Escuchó cada palabra y se sintió más tranquila, al sentir el apoyo de todas. Se fue a cambiar, cuando salió, miró a la vendedora.

—Le agradezco que buscara el vestido, me dio el vestido de mis sueños —le tomó las manos y la miró con calidez.

—Es un placer, niña, sé feliz —le deseó la anciana a Natalie.

Luego de que pagaron el vestido, encontraron los tacones que iban con el vestido, vio una tienda de lencería y decidió entrar, pero le pidió a sus guardaespaldas y familia que entraría sola, que la esperaran afuera, aunque estaba muriendo de la vergüenza. Cayó en cuenta que la prensa no la había molestado, al menos muy poco.

Entró y fue directo a la sección de ropa interior a juego, la cual constaba de ligueros, medias, encaje... seguro Kyle amaría la ropa interior azul cielo. La dependienta le llevó varios conjuntos, iba a cambiarse cuando alguien entró al vestidor, ella se quedó pasmada y cuando iba a gritar le tapó la boca, intentó soltarse pero no funcionaba.

Ryder la conocía, sabia como se defendería y anticipaba sus movimientos. —Me has ignorado, nena, ¿Cómo has podido? ¿Cómo puedes casarte con él, cuando deberás casarte conmigo? Intentó insultarlo, pero no le dejaba hablar, en ese momento la sacó del vestido y intentó sacarla por la entrada trasera, pero apenas puso un pie afuera, la policía lo estaba esperando, seguro la dependienta se dio cuenta y pidió auxilio.

Vio a Ryder sacar un arma de fuego, le iba a apuntar, así que reaccionó rápido a la

supresa de él y lo golpeó muy fuerte con la cabeza en la nariz, ella se lanzó al suelo, vio que él iba a dispararle, pero la policía reaccionó y le disparó. Aunque la herida no era grave, logró correr hacia su familia y a Ryder lo esposaron, mientras lo subían a una ambulancia que acababa de llegar.

No sabía que Kyle estaba ahí, hasta que sintió sus brazos envolverla y sintió su aroma, levantó la vista y vio el miedo en sus ojos. —Dios, casi te pierdo, y contigo se iría mi vida.

—Estoy bien, amor —apoyé mi cabeza en su pecho—. Todo está bien.

—Al menos sé que estará detrás de rejas por mucho tiempo y me aseguraré de que jamás se vuelva a acercar a ti —le prometió Kyle, besando su coronilla con ternura.


Saludos chicos, este es un capítulo importante, ya el final está muy cerca, solo quedan tres capítulos. Espero que les haya gustado, intenté hacerlo lo mejor posible, pero aún no tengo mi pc :( y escribo desde una chromebook por word online, y solo los sábados, porque en mi residencia no tengo internet, así que aprovecho de escribir cuando estoy en casa. Y a veces no tengo ni ánimos, disculpenme la tardanza. 

Gracias por ser pacientes, leer, votar y comentar. 

Besos y abrazos :* 

Una extraña bailarinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora