|39|: FIN.

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Capítulo 39.

Se encontraban desnudos sobre la cama de Harry, en esa casa que le pertenecía a su madre. Harry tomo un respiró, encontró la mirada de Louis, que se encontraba recostado en su brazo y rodeaba su cintura con aquellos cortos brazos que los hacían sentirse como si fueran uno sólo.

—Cuando llegué a ese dormitorio y te vi por primera vez, supe que iba a perder la cordura, te veías tan bien en esa playera transparente que hacía relucir tus tatuajes a cualquier persona. Después —pausó—. La primera vez que te vi en sólo bóxer, deduje que eras el chico más caliente que jamás podría tener. Pero, bueno, eso fue atracción física, con el paso del tiempo, tu y yo comenzamos a compartir más, llegó un momento en el que influenciaste totalmente mi escritura con tu música y tu optimismo. Pero no quería que rompieras mi corazón, entonces comencé a salir con Theo, porque él estaba ahí prácticamente como sí lo hubiera deseado.

—Louis— Harry gruñó. Se sentó en la orilla de la cama, un poco molesto.

—Pero cada momento que pasaba con él, yo deseaba que fueras tú. Estoy seguro que ya sentía algo fuerte por ti. Digo, nadie sería capaz de alejarse y volver sino siente algo— murmuró tomándolo por la cintura y haciéndolo volver a recostarse a su lado. Extrañando ese calor humano al que se había acostumbrado.

—No quiero decirte esto, Louis. Pero es bueno hacerte saber que Jimmy y yo no somos mínimamente parecidos. Que yo no te dejaría volver sólo a la mitad de la noche en un barrio de mala muerte, que no dejaría que alguien más o yo mismo te hiciera daño— murmuró Harry mirando hacia el techo.

Harry y Louis eran la tragedia que los griegos hubieran llorado y los romanos hubieran sentido en lo profundo de su ser. Porque una pareja de jóvenes podría actuar como si de una pareja de niños se tratase, rompiendo y uniendo las piezas de su corazón, al mismo tiempo que disfrutaban de su joya más preciada, que era la juventud.

—Te amo, Harry— susurró el mayor como sí lo dijera por última vez.

—Te amo, Louis— murmuró con la mirada perdida en un azul que le llenaba de felicidad y vida. Uniendo sus labios en un cálido beso, sintiéndose como el primero y el último de esta historia.






FIN.


Gracias por apoyarme en esta historia. Creo que es hora de hablar de algo que siempre quise decir.

Nunca dejen que alguien se meta en su literatura, porque puede ser que nunca más puedan terminar esa historia si abandonan a esa persona. Tampoco dejen que alguien se meta en ustedes como un vicio, porque atrae más vicios, que complementados, serán imposibles dejar.

Gracias por inspirarme a escribir está historia de una relación un tanto tóxica. Tú sabes quien eres y espero que te vaya bien siempre. Ahora que la indiferencia me ha tomado como rehén, es hora de despedirme de ti y de está historia. 

Gracias por leer.

Canícula |L.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora