recuerdos

1.5K 70 0
                                    

Capítulo 5

Al estar al fin sola, miro a Brad con los ojos inundados de lágrimas por la frustración, de verlo tendido en esa camilla.

Haciendo acopio de todas mis fuerzas, que son más de las que esperaba tener en ese momento, me levanto y subo a la camilla de Brad recostándome de costado junto a él.

Lo miro y encajo mi cabeza en su cuello, huele espléndidamente, las enfermeras que le dan ese baño de esponja, se han de dar un buen espectáculo con MI Brad, no porque yo lo haya visto como Dios lo trajo al mundo, es solo que, no lo sé él es especial.

Entonces sin poder contenerme, suelto un sollozo con mi cabeza en el mismo lugar, y me pongo a llorar a mares en su hombro.

-Hola Bradly- digo soltando mi aliento contra su cuello entre sollozos.

-Dije hola Brad- digo, esta vez un poco más fuerte.

-Por favor contéstame, por favor, te lo suplico- digo esta vez no soltando sollozos, sino un llanto incontrolable.

-Por favor di algo, lo que sea.- Digo recargándome sobre mi codo para levantarme y poder ver su cara.

-Necesito escuchar tus babosadas, esta vez me gustaría escucharte diciéndome: Hola Madizona, u Hola Madicina- Digo intentando copiar su tono de voz, no resulta fácil ya que estoy congestionada por el llanto.

-Vamos Brad, una palabra, por mí- Digo mientras las lágrimas corren descontroladas por mis mejillas.

-Está bien, no digas nada, pero escucha, de mí no te vas a librar tan fácil, voy a estar aquí todos los días, hasta que la muerte nos separe, ¿Lo recuerdas?- le digo mientras me decido a dejar de llorar como una niñita pequeña y boba.

Deslizo mi brazo lentamente hasta quedar mi cara contra la suya, y le doy un beso en los labios, se lo que piensan: “Esta necrofilica”. Poro no yo les aseguro que en otras circunstancias ese beso habría sido correspondido.

Me separo de él, me levanto y regreso a la silla. Descuelgo el suero y lo pongo en mis piernas ya cubiertas con las mantas, y empiezo a empujar las ruedas con mis manos.

Al salir mi mamá, que está a pocos metros de distancia se acerca corriendo a toda velocidad para ayudarme.

 -Pero qué coño te pasa Madison, te vas a hacer daño- dice mi mamá mientras empieza a empujar la silla en la que estoy.

-Mamá, ¿Dijiste coño?- pregunto con una sonrisa burlona, pero seguramente con los ojos hinchados de tanto llorar.

-Hay, hija es… es la tensión del momento.- dice ella mientras sus mejillas se llenan de calor.

-Ok- Digo mientras casi me hago pipi en la silla por la risa

-Y donde está la niña maldit... digo Paula, Paula- pregunto para poder parar de reírme, además de que si me preocupa un poco que no esté con ella.

-Madison- Dice mi mamá mientras me fulmina con la mirada.

-Perdón, son tus malos ejemplos- Digo volviendo a empezar a reír.

-Está en casa de su amiga Romina, su mamá me llamo para decirme después de recibir la llamada del hospital- Dice sin apartar la vista del camino hacia mi habitación.

Al entrar mi mamá me ayuda a recostarme en la camilla.

-Ma puedes darme mi teléfono, está en mi… ¿Pantalón?- digo atónita, por la presión del momento no me había percatado de que llevo puesta una de esas ridículas batitas de hospital, que dejan todo al aire libre, y cuando digo todo es TODO.

EmptyWhere stories live. Discover now