32. Nada que nos detenga

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Logan sacudió su mano en frente de mi rostro y me hizo volver a la realidad.

—Te he dejado sin palabras—afirmó.

Asentí.

—Yo... no lo sé, Logan, es un riesgo muy grande. Además, no quiero perjudicarte, ya te has involucrado demasiado en mis problemas.

—Des, no me perjudicas—dijo con suavidad—. Te lo estoy proponiendo para que me acompañes. Fue mi decisión, lo quiero hacer.

Muero por decirle "¡larguémonos de aquí!", pero no puedo pensar solo en mi.

Mi amigo dice que el viaje lo quiere hacer por el, suena muy seguro. Pero siento que si yo lo acompaño enseguida lo pongo en una situación complicada.

—¿Seguro que quieres que vaya? Podría traerte problemas...

—A mi me encantaría que vengas, tú y todos tus problemas incluidos—sonreí y sus ojos brillaron—. Solo dime si aceptas o no.

Todos los pros y los contras empezaron a formarse en mi cabeza analizando cuidadosamente la situación.

¿A quien quiero engañar?

—¡Claro que acepto!—grité sobresaltandolo—. Quiero largarme de aquí.

Se echó a reír.

—Por un momento pensé que me dirías que no.

—Te hubiese dicho que si desde un principio, pero me puse a pensar demasiado y...—rodé los ojos—. El punto es que me muero por ir. ¿Pero a donde?

—Tiene que ser un lugar en el que no nos busquen.

Bufé.

—Para eso tendríamos que salir del estado—bromeé.

Logan se me quedó mirando.

—Tienes razón—dijo pensativo.

Abrí mis ojos como platos. ¿Se lo tomó en serio?

—Ehh, lo decía en broma.

Mi amigo me ignoró por completo y tomó su celular para empezar a buscar hoteles fuera de California.

—¡Oye!—dijo cuando le arrebaté el móvil de las manos.

—¿No estarás planeando que nos vayamos del estado, no?

—Emm... ¿si?—dijo con una sonrisita nerviosa.

—¡Te había hecho una broma, Logan!

—¡Una broma que terminó siendo una buena idea!

—¿En serio quieres que nos vayamos de California?

—¿Por qué no? Piénsalo, es una buena idea irnos a México, ahí nadie nos buscaría.

—¡Wow! ¡¿México?!—dije alterada.

—Deberías haber visto tu cara—dijo riendo y yo lo miré mal. Me tomó del mentón y sacudió mi cabeza—. Quita esa cara. Claro que no iremos a México.

Rodé los ojos y le saqué la lengua.

—Yo estaba pensando en Oregon o Nevada.

—Mm, no lo sé, están muy cerca.

—¿Acaso quieres irte a Nueva York? Ni que fuéramos mafiosos—reí pero el se mantuvo serio a partir de que dije la palabra mafiosos. ¿Qué bicho le picó?—. ¿Todo bien? Te quedaste serio de repente.

—Si, si, claro—se que me está mintiendo, pero no insistiré. Seguiré mi consejo y dejaré que las cosas fluyan.

Una lucecita se prendió en mi cabeza.

Conociéndolo de Nuevo © [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora