No me separé de ella, si no que la atraje aún más a mi. Miles de recuerdos y sabores vinieron a mí y no me importaba. Había añorado dios sabía cuanto aquellos labios. Me habían hecho daño, pero la fuerza del corazón es mayor que la de la razón.
Se separó de repente y me miró. Estaba nerviosa, todo su ella reflejaba nerviosismo:
-No, esto no está bien- la observé- no…- salió corriendo del lugar.
Me quedé sin palabras allí parada. Ni siquiera yo sabía lo que había pasado. Me había besado, después de casi más de dos años, había vuelto a mí para besarme. Un beso que no había sido un sueño como antes, si no realidad. Había besado, saboreado, amado a sus labios. De nuevo, un beso había ocurrido entre nosotras dos el mismo lugar en el que por primera vez nos lo dimos. Mi corazón golpeaba mi pecho como loco.
-No, no- unos golpes me sacaron de la ensoñación- No…- alguien lloraba, en alguno de los retretes de aquel lugar- ¡¿Por qué?!- suplicaba la extraña.
Me agaché uno por uno, hasta que en el del final, una chica sollozaba echada sobre la pared del lavabo. Tenía el maquillaje un poco tocado y estaba un poco desaliñada:
-Hey… hola- esta nada más me acerqué se alejó un poco- no, no te haré daño- respondí acercando mi mano a esta- ¿Qué te pasó?- la chica me miró poco a poco, confundida y asustada.
-Quiero irme a casa- sollozó esta- Ayúdame- asentí.
-Está bien.
Por algún motivo, sabía que debía de seguir a Tori, pero en ese momento, necesitaba llevar a aquella desconocida. Siempre había tenido debilidad por lo que le pasara a gente, sobre todo, si veías que le podía haber ocurrido igual que a ti. Solo la llevaría hacia fuera y le llamaría un taxi. Con todo lo pasado con Tori, ya casi se me había quitado la borrachera. Nada más estuvimos fuera, la senté en uno de los escalones mientras que yo llamaba a un taxi. La observé un momento y casi me dio pena. No sabía que le había pasado, pero creo que había tenido suerte de que la encontrara yo y no otra persona:
-Ya esta- respondí sentándome a su lado- En diez minutos estará aquí.
-Gracias- respondió esta posando su cabeza en mi hombro, se estaba tomando muchas libertades- Gracias, Jade.- la miré.
-¿Sabes mi nombre?- asintió.
-Eres muy famosa…- respondió esta mirándome un poco sin quitar su cabeza- sobre todo desde que estuviste con mi prima- ¿Prima?
-Un momento- le alcé la mirada para observarla mejor- ¿Eres prima de Tori?- asintió.
-Pero por favor, no le digas nada de esto, ¿ok?- asentí un poco confundida, la verdad- Gracias- volvió a asentar su cabeza cuando el coche llegó por fin.
La ayudé a subir, pero antes me agarró de la camisa casi chocándome con el taxi si no fuera sido por que fui más rápida y lo paré con la mano:
-¿Qué?
-Gracias- asentí quitándomela de encima- Sant Street- le indiqué al taxista marchándose por fin.
Suspiré, la verdad es que aquella noche se estaba haciendo demasiada movida para mi gusto. Tenía que parar un poco como siguiera así: