Agonía

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Nos despertó un estruendo, la lluvia de obuses había comenzado. Rápidamente nos dimos cuenta de que por la zona oeste de la trinchera empezaba a salir una mezcla de barro, sangre y restos descuartizados de soldados. Acto seguido nuestro cabo nos dio la orden de hacer fuego de cobertura mientras esperábamos ordenes mas concretas, a los cinco minutos escasos regresó.

-La zona oeste esta a punto de caer, debemos reorganizarnos y esperar la carga enemiga, pero antes de eso tenemos que dejar claro de que pase lo que pase no podemos ceder ni un paso.

Unos silbatos  se escucharon en la trinchera alemana, tras esto una horda de soldados empezó a recorrer a la carrera la tierra de nadie camino hacia nosotros, pese a las múltiples bajas, seguían imparables su camino  hacia nosotros. La lluvia de obuses cesó al mismo tiempo que los primeros soldados saltaban dentro de nuestra trinchera. Todo valía, palos, botellas rotas,ballonetas, ...

-Soldados, la linea ha caído, abandonen la trinchera y retrocedan hasta la segunda linea.

Mientras nos desplazamos a toda velocidad oíamos gritos agónicos de ayuda pero no podíamos volver atrás, debíamos salvarnos.
Una vez resguardados en la segunda línea, pudimos hacer un primer recuento de víctimas,nuestra unidad había sufrido pocas, las otras prácticamente estaban diezmadas.
Dos horas más tarde y con las situación algo más calmada nos dieron el número oficial de víctimas: 351 y unos 13 desaparecidos, al oir eso me quedé absorto en mi mundo. (Al parecer demasiado rato)

-¿Adri? .... ¿Adri?
-Eh, que,que pasa
-Nada, que llevas 10 minutos en tu mundo y no te has enterado de que nos han traído a un nuevo, al parecer es el único superviviente de su unidad. Deberías ir a presentarte, yo ya lo he hecho.
-Voy.
-Corre, te espero aquí.
-Hola, me han dicho que eres el nuevo, soy Adrián ¿y tu?
-Yo Juan encantado.
-Encantado, me han dicho que eres el único superviviente de tu unidad, ¿Es cierto?
-Si, he perdido buenos compañeros hoy, pero la vida sigue para mí.                                                            -Es duro pero supongo que así es la guerra                                                                                                                -Supongo...                                                                                                                                                                              -Por cierto, ¿te quieres venir con Dani y conmigo esta noche?                                                                         -Vale porque no, me vendrá bien hacer nuevos amigos

El resto del día fue tranquilo (a pesar del ir y venir de camillas con heridos), tras terminar de acondicionar un poco la trinchera y de instalar una línea de teléfono de lado a lado nos pasamos hablando de cosas varias el resto del día, Juan nos contó que era de un pueblo de Huesca y que antes de que estallase la guerra estaba entrenando para ser lanzador de jabalina en los juegos olímpicos de 1916. Por su parte, Dani nos contó que trabajaba en la granja de su familia haciendo quesos y yo les conté que trabajaba en el taller de coches de mi padre. Tras esto comimos algo y nos pusimos hasta arriba de beber vino para tratar de olvidar lo ocurrido y enaltecer nuestras almas.

Se podían oír gritos agónicos de los heridos de ambos bandos pero a pesar de eso nos quedamos dormidos sobre las botellas que nos habíamos bebido. Esa noche por fin dormí a gusto.

70 metros para 3 hombresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora