N° 837 "Lost Echo" (S.E.)

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-¡Lauren, baja ya, tu padre te está esperando! -gritó su madre mientras la chiquilla de 10 años bajaba por las escaleras hasta el primer piso-. ¿Es que no te emocionan los fines de semana con papá?

-Claro que me gustan, lo que pasa es que me estaba vistiendo y eres muy impaciente -rechistó mi hija Lauren.

Me llamo Steve, y hace ya tres años que me divorcié de mi mujer. Mi hija Lauren es lo que nos mantiene unidos hoy en día, y aunque no me molesta la compañía de mi ex, preferiría olvidar esa parte de mi pasado. Los dos días a la semana que puedo pasar con mi hija son para mí los mejores del mes. Lauren se parece mucho a mí: pelo largo, denso y marrón; ojos castaños y un físico bien estructurado.

Cuando Lauren bajó las escaleras, me levanté del sillón del salón y la di un fuerte abrazo. Olía a su perfume favorito, el cuál siempre se ponía cuando pasaba días conmigo. Intento a toda costa ser su favorito, y presumir de ser un buen padre. Siempre he tenido claro que haría cualquier cosa por Lauren. Antes de irnos, le mandé ver lo que estaba yo observando en la TV.

El canal de noticias estaba retransmitiendo una de ellas sobre las Cuevas de Cirscunstian. Básicamente, informaban sobre los nuevos hallazgos de pinturas rupestres y la todavía desaparecida Caverna de Cirian, la cual se conoce sólo por su mención en antiguos manuscritos de la época. Los científicos y varios especialistas han intentado hallar su ubicación durante años, utilizando los más recientes métodos y aparatos, sin resultado alguno.

-¿Por qué me enseñas esto, papi?

-Bueno, he pensado que este fin de semana podríamos ir allí -contesté sonriente.

-¿Me vas a llevar a las Cuevas de Cirscunstian? ¡Gracias papá! -Lauren se abalanzó sobre mí como un animal hambriento hacia su presa. Al acariciar su pelo, pude ver la mirada celosa de mi ex posada en mí. Ella también quería llevarla de vacaciones a las cuevas, pero prefería que Lauren me tuviera a mí como su héroe. Tras despedirse de su madre, se montó en mi coche y pusimos rumbo a las turísticas cuevas.

-Ponte cómoda, pues el viaje va para largo -la avisé convencido de ello-. Probablemente paremos en un área de descanso.

-Ok, papá -Lauren se recostó en el asiento y se puso a mirar su móvil. La juventud de hoy en día...
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-Lauren, despierta cariño. Ya hemos llegado -Lauren abrió poco a poco sus ojos castaños mientras yo acariciaba su densa melena oscura. Tras estirarse, bajó del coche y pudo contemplar las maravillosas instalaciones que permitían el acceso a las cuevas. Un gran edificio contemporáneo de color caoba incluía una cafetería, una tienda de souvenirs, las taquillas y la entrada al famoso sitio turístico.

Fuera del edificio se encontraba un mirador para observar detenidamente las hermosas cordilleras que ocultaban la belleza de la cueva natural, mientras que al frente, una gran figura de bronce perteneciente al arte moderno recibía el protagonismo de decenas de turistas. Todo ello rodeado por un extenso aparcamiento disponible para los miles de visitantes que acudían a admirar las Cuevas de Cirscunstian.

Después de comprar los tickets para poder participar en la visita, nos dirigimos a la cafetería a tomar algo mientras llegaba la hora de entrada para nuestro grupo. Yo me pedí un delicioso café con leche y ella un chocolate caliente con unos bizcochos, los cuales devoró con avidez. Durante el tiempo que estuvimos allí, la noté un poco ausente e inquieta, mirando a la gente e intentado calmar sus agitados pensamientos.

-¿Pasa algo Lauren? -pregunté un poco preocupado. La pregunta pareció sorprenderla y pillarla de improvisto.

-No, papá. Sólo es que llevaba tanto tiempo queriendo venir aquí que ahora la situación me resulta irreal. Simplemente estoy un poco nerviosa.

VHS (Various Horror Stories)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora