Confesión

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─ ¡Una ronda más! ─ gritó Kobayashi después de terminar la quinta cerveza de la noche ─ Esta cerveza es deliciosa, Takiya. ¿Por qué no habíamos venido aquí antes?

─ Bueno, yo tampoco conocía este lugar, fue Fafnir quien me habló de él ─ respondió Takiya pidiendo otra cerveza, con mucha más discreción que Kobayashi ─ Parecer ser que se reunió con algunos amigos de juego aquí. Por primera, y única vez, llegó un poco ebrio a casa.

─ ¿Fafnir llegó ebrio? Eso sí es algo que me gustaría ver ─ dijo Kobayashi tomándose media cerveza de un trago ─ Nunca he visto a Tohru ebria. Tiene buen aguante para beber.

─ Todo lo contrario a ti ─ rio el chico ─ con unas cuantas copas te vuelves mucho más alegre y sociable. Tal vez hasta Tohru te prefiera ebria.

─ ¿Qué dices? ─ preguntó Kobayashi confundida ─ ¿Y por qué no habría de preferirme sobria?

─ Bueno, cuando estás tomada eres un poco más... cariñosa con ella ─ murmuró Takiya ─ Hasta parece que correspondes sus sentimientos.

─ ¿Qué? No... no es eso ─ Kobayashi se bebió la otra mitad de la cerveza ─ Y a Tohru le agrado así, seria y fría.

─ Le agradas así porque está enamorada de ti y sabe que no podrá obtener nada más de ti ─ respondió el chico susurrando ─ pero seguro que estallaría de felicidad si fueras más cariñosa con ella todo el tiempo.

─ Pero... ser cariñosa con ella, le haría creer que correspondo sus sentimientos... pensaría que yo también... ─ Kobayashi suspiró larga y sonoramente ─ que yo también estoy enamorada de ella.

─ Aja, y me vas a decir que no lo estás... ─ bufó el chico ─ No importa que tan reservada o seria seas, se nota que sientes lo mismo. Te conozco, y sé que eres amable, pero lo de Tohru... eso no es sólo amabilidad, o tu fijación con las maids, es mucho más.

─ Supongamos que es verdad... ─ susurró Kobayashi haciendo una seña al cantinero para que le diera otra cerveza ─ No digo que lo sea, pero sí lo fuera ¿Qué debería hacer?

─ Bueno, dile que tú también estás enamorada de ella ─ respondió Takiya ─ Tómala de la mano cuando salgan. Podrías besarla, seguro que muere por que la beses.

─ ¡¿Besarla?! ─ gritó Kobayashi sonrojándose por completo al llamar la atención de todo el bar ─ ¿Estás loco?

─ ¿No quieres? ─ dijo el chico ─ yo sólo lo sugería, pero tu reacción me ha dicho todo. ¿Por qué no pedimos la cuenta y vas a hacer lo que tienes que hacer?

─ Está bien, pide la cuenta ─ respondió Kobayashi apurando su último trago ─ pero sólo porque ya bebí demasiado, no porque vaya a hacer... eso.

Y así, Kobayashi pagó la cuenta, había bebido demasiado así que tomó un taxi. Y volvió a casa. Todo el trayecto pensó en Tohru.

¿Estaba enamorada de la rubia? Kobayashi no sabía mucho de amor, pero sí sabía que el tiempo que pasó sin Tohru fueron las horas más largas y vacías de su vida. Y que, en cambio, desde que la rubia apareció en su vida tenía más razones para esforzarse, más ganas de levantarse cada mañana. Kobayashi no estaba cómoda con las confrontaciones, y sin embargo se enfrentó al padre de Tohru, porque no podía soportar perderla otra vez ¿Eso era amor? Tal vez lo era, sonaba a amor.

¿Quería besarla? Aunque le costara reconocerlo, sí quería. Más de una vez se había sorprendido a si misma mirando a Tohru cuando ella no se daba cuenta, a veces se preguntaba cómo se sentiría acariciar su cabello, otras, se preguntaba que pasaría si se atreviera a abrazarla en serio, y a veces se imaginaba qué se sentiría besarla. Pero era difícil admitir esos pensamientos, porque para Kobayashi son cosas que implican tener una relación, querer a alguien... y esas cosas no solían salir bien. Era cómodo estar como estaban, sin todas las complicaciones de una relación... pero a veces tenía tantas ganas de estar más cerca de ella, de ser más... intimas.

La confesión de Kobayashi-sanWhere stories live. Discover now