Capítulo 2

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Unos golpecitos contra el cristal del coche me hicieron despertar de golpe haciendo que mi cabeza chocase contra el techo del coche. Se me había olvidado donde estaba. Tardé un segundo en darme cuenta de que los golpes contra el cristal no los había dado una persona. Estaba granizando. Granizaba a más no poder. Me di cuenta de que estaba congelada cuando comencé a tiritar. Me miré las manos. Estaban moradas. Necesitaba con urgencia una mantita y un chocolate caliente. Entonces vi una figura salir del apartamento. Era Nare.

Cuando vio mi coche comenzó a saludarme frenéticamente. No se como tenía tantas energías aquella chica... Se dirigió al citroen y abrió la puerta.

- ¿Se puede? -Preguntó. Pronto, una imagen vino a mi cabeza. Era yo, jugando con mi hermana en la casita de cartón que habíamos hecho con las cajas de empaquetar que nuestros padres utilizaron cuando nos mudamos de Alicante con tan solo 2 años...

-Sí, claro.

-Hace mucho frío. -Dijo nada más entrar en el coche. Tan solo llevaba una camiseta corta negra  y unos pantalones largos del mismo color.

-Con esa ropa normal... -Ella respondió con una risa a la vez que se encogía en uno de los asientos.

-Las chicas quieren ver fotos del anuario y pensamos que te gustaría venir. -Dijo con aire risueño.

-Sí, vamos. Necesito un poco de calefacción... -Respondí con un susurro. ¿Cuanto apostamos a que me ponía mala? se me daba bien aquello de pillar virus. Si fuese un trabajo, tendría el futuro garantizado. Salimos del coche y subimos hasta el quinto. Todavía no había visto bien el apartamento. Bueno, habíamos venido esta mañana, pero estaba demasiado emocionada como para fijarme... O tal vez demasiado dormida, por que la noche anterior no había podido conciliar el sueño de nervios. Cuando me fijé en el reloj de la cocina vi que eran las 8 de la tarde... Espera, ¿El reloj de la cocina? se suponía que nos lo darían junto con los muebles... Dejé de fijarme en la aguja que no paraba de moverse acompañada con un suave Tic Toc. Toda la casa estaba amueblada. Creo que no puedo describir toda la alegría que sentí en esos momentos. El sueño que habíamos tenido desde 2º de la ESO cuando aún éramos unas pequeñajas que lo único que querían era pasárselo bien, ya se había cumplido. Las 4 mejores amigas compartiendo piso... Solté un inevitable suspiro... Estaba apunto de llorar. No me llaméis exagerada... Es decir, si estuvieseis en este tipo de situaciones ¿No lloraríais? Si la respuesta es un no... ¡Insensibles!

-Ven. -Dijo Yuri desde el sofá color mandarina (Muy parecido al de F.R.I.E.N.D.S.) mientras sostenía en sus manos un libro con las fotos de todos los alumnos.

Me acerqué a su lado y en cuanto lo hice, comenzó a señalar a un chico.

-¿Te suena de algo? -Dijo. Entonces me fijé en la cara del misterioso chico y... Era el del paraguas...- Es que parece ser que Aisha (Una chica muy... Pija, por no decir otra palabra un poco más fuerte, que iba a nuestro colegio desde 1º de la ESO y a la que odiábamos desde lo más profundo de nuestras almas) le conoce... Pero no me suena absolutamente de nada...

Yuri tampoco conocía a ese misterioso chico... Sin embargo, su foto en un antiguo anuario y la declaración de Aisha no quedaba duda de que aquel chico había ido a nuestro colegio desde hacia varios años pero... ¿Por qué narices no le recuerdo? Ni siquiera de vista... No me sonaba su cara ni un poquitín. ¿Quién diablos era aquel chico?

Miré su nombre, que estaba justo debajo de su foto, y ponía... Aiden Montgomery

-¿Acaso no me vas a dar tu opinión sobre él? -Dijo Yuri interrumpiendo mis profundos pensamientos.

-Creo que es idiota.

-¿Qué? ¿Acaso lo conoces? -Respondió mi amiga levantándose del sofá con sorpresa. -Así que Aisha y tú tenéis amigos en común. -Dijo más relajada codeando mi brazo.

-¡No somos amigos! Te acabo de decir que es un idiota.

-Y ¿Y cómo lo sabes?

-Por que a partir de ahora va a ir a mi clase...

-Bueno, mejor para ti... Es mono... 

No pude evitar tirarle un cojín a la cara tras decir esas palabras. Mi amiga no se podía enamorar de aquel tonto...

-Ni bromees con eso. -Dije enfadada.

-Uy, perdón... Que ya está pillado. -Dijo con una sonrisa tonta. Le lancé otro cojín. Entonces, fue cuando ella me la devolvió cuando se empezó una épica guerra de almohadas. Hasta que salió Audrey de su habitación.

-AAAHHH!!! GUERRA DE ALMOHADAS. ¡CORRE, VEN NARE!.-Cuando la nombrada vino, tenía mucha munición... Traía a su peluche manchas, su aliado en la batalla, su almohada y un par de cojines que tenía tirados en la cama. En cambio, Audrey era una presa fácil, armada con un pequeño cojín de color gris. Todas la miramos y, a la vez, nos lanzamos a por ella. Así estuvimos hasta que caímos rendidas al suelo...

Aquel había sido un largo día... Un muy largo y duro día. Era la hora de dormir.

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FIN DEL CAPÍTULO 2

Como matar a un ángel.Where stories live. Discover now