Fall » Yoonmin

38. Yoongi.

Cuando llegué al galpón que me había dicho Jihyun por mensaje, pude observar como Matthew se encontraba en una silla; sus manos estaban atadas en su espalda, sus pies a las patas de la silla y sus ojos se encontraban tapados con un pedazo de tela negra. Jihyun realmente lo había hecho bien. 

Cerré el portón lo más fuerte que pude, haciendo que éste se sobresaltara sobre la silla y empezara con su respiración rápida por el miedo.

—¿Quién...?—escuché que empezaba  decir, me acerqué a él con paso rápido y le quité la venda de los ojos, sonreí al ver su expresión. No se lo esperaba—. Yoongi...

—¿Qué tal, pequeña basura?—dije mientras agarraba una de sus mejillas y se la apretaba lo más fuerte posible, mientras sonreía—. ¿Qué te parece si jugamos un poquito?

—¿Jugar...?—observé como tragaba—. ¿Qué es esto? ¿Es una broma...? Muy gracioso, ahora déjame ir. 

—¿Una broma?—negué con la cabeza—. ¿Acaso para ti era una broma cuando violabas a Jimin?

—Yo...—observé como empezó a temblar y a tartamudear—. Él vino a mí, él quiso... sino no hubiera venido a mí casa, sino él...

—¿No te entra en la cabeza que quizás, por lo que fue a tú casa, es porque quería pasar el tiempo con un amigo? 

Empecé a caminar hasta estar detrás de él, le desate una de sus manos mientras la otra seguía atada al respaldo de la silla. Me puse unos guantes negros.

—Vamos a hacer esto...—dije mientras con mí pie acercaba uno de los aparatos, se llamaba tornillo de banco. Era un aparato para las herramientas, pero ésta vez le daría un uso completamente diferente.

Puse su mano en la pequeña advertura de aquel instrumento, él mientras me miraba con el ceño fruncido. Ajuste un poco más el tornillo de aquello, haciendo que le apretara la mano. Entonces, su mirada pasó de confusión a miedo. 

—Yoongi, ¿qué haces...?

—Algo que tenía que hacer hace bastante—dije mientras apretaba más aquel tornillo, haciendo que él soltará un grito.

Sin poder evitarlo, mi puño fue directamente a su cara. 

—Eso es por todas las veces que ignoraste a Jimin cuando él te decía que no quería hacerlo con tú sucio pene. 

Pero río. El mal nacido estaba riendo.

—No sabes la satisfacción de tener su culo entre mí maldita pija. Si pudiera hacerlo otra vez...

Pero no seguí escuchando, porque agarré el cuchillo que tenía en mí bolsillo y le corté dos dedos de la mano que aún tenía en la silla, haciendo que ésta vez empezara a gritar más fuerte.

—Escúchame bien, pedazo de basura, no tienes el derecho de burlarte ahora mismo, ¿entiendes? 

Apreté aún más el tornillo, pero mí celular empezó a sonar. Observé que era Jimin quien me llamaba. Corté su llamada.

—Me gustaría seguir jugando contigo, pero tengo algo más importante que hacer, así que terminaré con tú vida rápidamente. 

Agarré un balde de combustible y se lo tiré encima. Mientras dejaba un rastro de aquel producto hasta la puerta. 

—¡Espera!—gritó cuando vio que sacaba mi encendedor.

—Te veo en el infierno, maldito hijo de puta.

Tiré el encendedor mientras cerraba el portón y me subía rápidamente al coche y empezaba a conducir. A los pocos segundos, se escuchó la explosión de aquel lugar. 

Problema resuelto.