Samuel

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Mamá no dice nada mientras entramos a la casa y eso es más intimidante que si lo hiciera.
-Un compañero de clases vendrá a las 5 para hacer un trabajo, es mi amigo -
Tal vez haya estado mal decir eso pero la ira desaparece de los ojos de mi madre para darle paso a la alegría y esperanza
-Eso es tan genial, tengo que hacer algunos bocadillos - se calla y frunce el ceño.
-Limpia tu cuarto y aspira toda la casa, no tenemos mucho tiempo - suelto un suspiro y asiento.
-¿Vendrá papá a comer? -
-No, tiene doble turno -
-Ok -
Entro a mi cuarto y comienzo a recoger, limpiar  y guardar todo.
Al menos Samuel solo tendrá que lidiar con mi madre.
Aspiro la sala, la cocina-comedor e incluso los cuartos.
Mamá prepara galletas.
-Ve a bañarte Isabel -
Quiero resoplar pero obedezco. Me pregunto si mis padres siempre fueron así o todo comenzó con mi accidente y reclusión.
No quiero ni pensar si algún día tengo novio y decido presentarle a mis padres.
Tal vez me manden a comprar ropa y zapatos.
Cuento los segundos que me toma ducharme, cuento los segundos que tardó en cambiarme.
Mientras paso un cepillo en mi cabello no puedo dejar de pensar en el sueño-recuerdo.
Pero sobre todo en esos chicos y la sensación de paz que me provoco saber que eran ellos.
Falta media hora para que llegue Samuel así que realizo algunas de mis otras tareas.
El timbre suena a las 4:55
Escucho a mamá hablar y suelto un suspiro, Samuel no querrá regresar.
Salgo de mi cuarto y abro los ojos ante lo que encuentro.
Samuel está sentado en la sala sosteniendo una rosa blanca.
Mamá está sonriendo mientras deposita una canasta de frutas en la mesa.
-Hola Isabel - me remuevo incómoda.
-Hola Samuel -
-Isabel, tu amigo es muy amable -
-No es nada señora -
-Y que modesto, iré por las galletas - ¡mamá me guiña un ojo! ME GUIÑA.
-Tu madre es linda - asiento y me acercó a él.
-Vayamos a una cafetería -
-¿Por qué? -
-Por favor -
-Ok, Isabel es agradable estar aquí pero me encantaría ir a una cafetería que vi a un par de cuadras -
-Bueno si es lo que quieres, mamá -
-¿Qué pasa cariño? -
-Señora fue agradable conocerla pero le estaba diciendo a Isabel que me encantaría ir a una cafetería a dos cuadras de aquí -
La cara de mi madre muestra tristeza pero también alegría.
-Está bien pero tomen algunas galletas -
-Muchas gracias -
-Iré por mis cosas -
Samuel asiente mientras come algunas de las galletas de mi madre.
En mi cuarto comienzo a respirar lentamente, se que fue mi idea salir de aquí pero ahora siento pánico.
-Isabel -
-Voy - salgo de mi cuarto y tomo algunas galletas.
-Regreso al rato -
-Bien pero que no sea muy tarde y que Samuel te acompañe - asiento y mamá deposita un billete de $200 en mi mano.
-Adiós -
Samuel no dice nada los primeros minutos pero eso es porque esta muy ocupado comiendo galletas.
-¿Por qué quisiste salir de tu casa? No creí que eras de las chicas que les gusta salir a pasear -
-Si me gusta -
-Entonces ¿por qué nunca te he visto por el centro? -
-No es de tu incumbencia -
-Perdoname la vida - Resoplo ante eso, yo resoplo.
-¿Por qué aceptaste hacer este trabajo conmigo? -
-¿Quieres la verdad? -
Asiento incapaz de hablar.
-Yo le pedí a la profesora que me emparejara contigo -
-¿Por qué? -
-No lo sé, nadie sabe nada de ti, eres un misterio -
-Y tú quieres resolverlo -
-Exacto -
-No hay misterio -
-Claro que si, no hablas con nadie y siempre mantienes la cabeza gacha -
-Voy a revelarte el misterio -
-¿De verdad? - asiento y me preparo para contarle a Samuel el porque de mi reclusión.
-Nos mudamos aquí porque tuve un accidente hace 4 meses, 1 mes estuve en coma y los otros 2 bueno fueron mi recuperación.
-¿Qué tipo de accidente? -
-No lo recuerdo, no recuerdo nada de mi último año de vida -
-¿Nada? - niego.
-Por eso siempre pareces estar en las nubes -
-Antes vivíamos en Guadalajara pero mis padres decidieron mudarse aquí para que pudiera comenzar de cero -
-Pero ¿por qué? No hubiera sido mejor quedarse allá para ver si recuperabas tus recuerdos -
-Es lo que todos pensaban, no pude objetar nada ya que trataba de saber quien era yo -
-Vaya tu vida parece una novela juvenil pero ¿por qué no intentas hacer amigos, relacionarte con alguien -
-No puedo relacionarme con alguien cuando no se quien soy ni lo que hice hace un año, que tal que mate, robe o violé -
-No pareces ese tipo de chica -
-No se quien soy, lo que fui antes no volverá pero me gustaría recordar -
-¿Por qué me contaste esto?
-Porque me salvaste de Rosa y siento que me recuerdas a alguien -
-Espero que no sea un ex -
-No lo sé, mejor hagamos el trabajo -
-Ok pero mañana te sentarás a comer conmigo -
-No -
-Si, tal vez no sepas quien eres pero es hora de que salgas de ese caparazón -
-No es tan fácil -
-Supongo que no pero mira esto como un regalo, tal vez antes fuiste una perra total pero ahora puedes comenzar de cero -
-¿Crees que no sea tan malo haber olvidado? -
-Creo que si no recuerdas es porque no era importante-
-Tus amigos me odiarán -
-Si son mis amigos te  aceptarán porque ahora también eres mi amiga -
Siento un nudo en el pecho y parpadeo para evitar las lágrimas aunque una se me escapa.
-Tu cabello no parece tener mierda, creo que es genial-
Sonrío ante eso pero me tenso cuando usa una de sus manos para limpiar mis lágrimas.
-Bien ahora que ya se tu misterio te diré el mio -
-Estoy escuchado -
-Me gustas -
Abro los ojos y la boca, Samuel ríe por mi cara.
-Está bien no es como que te estoy pidiendo matrimonió -
Un par de ojos avellanas me miran fijamente, unos carnosos labios me sonríen.
-Me gustas - y su voz me hace estremecer.
-También me gustas - siento mis labios curvarse en una sonrisa.
Samuel ya no sonríe ahora tiene el ceño fruncido, y me  sostiene de los hombros.
-¿Estás bien? -
Asiento apartándolo bruscamente.
-Si, vamos a hacer el trabajo -
Mi compañero que quiere ser mi amigo y que ha dicho que le gusto asiente.
Intento concentrarme en lo que estamos haciendo pero el recuerdo de esos ojos avellanas no salen de mi mente.
Cuando Samuel dijo que le gustaba sentí una alegría burbujear en mi pecho pero ahora siento que estoy traicionando ese par de ojos avellanas.
-Oye Isabel -
-¿He?-
-¿Te gusto? -
-¿Tú a mí? - veo anhelo en sus ojos chocolate.
-No, lo siento pero no me gustas -
-Vaya eres la primera que me dice eso -
-Lo siento si herí tu ego -
-Está bien, ¿quieres un helado? -
-Solo para compensar que no me gustas y porque hace mucho que no salía -
-Bueno me conformaré con lo que pueda obtener -
-Samuel -
-¿Si? -
-Prometeme que no le dirás a nadie lo que te he contado, que nadie en el bachillerato sabrá sobre mi falta de memoria -
-Te lo prometo, ahora vamos por ese helado que tanta tarea me ha puesto famélico  y hace mucha calor - levanta las cejas de forma graciosa así que no puedo evitar reír a carcajadas.
Vaya no había reído en años, ni siquiera recuerdo cuando fue la última vez que reí, con quien estaba o si estaba sola y porque reí.
Mi semblante debe haberme cambiado porque Samuel alarga su mano para acariciar mi mejilla.
-Vas a estar bien -
-¿Cómo lo sabes? -
-Porque yo me encargare de eso, vamos por ese helado -
Me tiende una mano y aunque al principio dudo al final la acepto.
Los ojos chocolate de Samuel brillan y me regala una enorme sonrisa.
Le devuelvo la sonrisa y siento como si fuera un principio.

¿Qué piensan de Samuel?
¿Creen qué cumpla su promesa?
¿De quién serán los ojos avellana?
Si quieren saber más sigan leyendo.
Dejen sus canciones.
Felices Juegos del Hambre y que la suerte este siempre de su lado.

Esa canción #1  #PremiosRoyalePrice2018 #OW2018Where stories live. Discover now