Capítulo 11

1K 112 130
                                    

Comienzo a desesperarme, no quiero que vuelva a tocarme con sus sucias manos. ¡Oh, no! Antes muerto.

—Te estoy hablando, John —dice, trayéndome de vuelta a la realidad.

—No —susurro sin pensar, haciendo que él frunza el ceño.

—¿No? ¿No qué?

—No quiero, por favor...A-aún no me he recuperado...—titubeo.

—Ah, maldita sea —resopla y se lleva una mano a la frente en un gesto dramático—Bueno...¿Pero tu boca está bien?

—¿Ah? ¿Qué?—pregunto sin entender.

—Si tienes alguna llaga, lastimadura, caries...

—Eh...No.

—Genial —saca la mano de su frente y la dirige a sus pantalones, los cuales comienza a desabrochar rápidamente —. Entonces arrodíllate y hazle a Daddy una buena mamada.

—¡¿Qué!?

—Lo que escuchaste, ponte de rodillas y abre bien esa boca —ordena con una sonrisa lasciva. Me quedo inmóvil, ni siquiera pasa un minuto cuando Paul me empuja abruptamente al suelo haciendo presión en mis hombros, causando que quede arrodillado frente a su entrepierna. Termina de desabrochar sus pantalones y estos caen hasta sus rodillas, y con un movimiento rápido baja también su ropa interior, dejando ver la erección que la mera idea de recibir sexo oral en un baño le causó—. ¿Qué esperas? Anda —su mano pasa a mi nuca y empuja ésta hacia adelante, causándome algo de dolor en la cervical por el brusco movimiento.

Con demasiado nerviosismo, comienzo a acariciarlo, sintiendo cómo se endurece más ante mi tacto; mas sin más preámbulo Paul me obliga a meterlo a mi boca; debido a eso, siento arcadas, causando que lo mordiera accidentalmente.

—¡Ah, hijo de puta! —chilla, empujándome hacia atrás para separarme de él —Parece que te gusta que te castigue, Johnny; y me encantaría hacerlo ahora, pero no tengo nada de lo que quisiera usar...

—Fu-fue un accidente...

—Entonces hazlo bien y puede que me olvide de tu pequeño tropiezo.

Me acerco a él de nuevo, impulsámdome con mis manos, y cuando lo tengo lo suficientemente cerca comienzo con mi trabajo, tratando de ignorar el asco. Paul suspira y cierra los ojos, siento su mano en mi cabeza de nuevo, pero ahora sólo acaricia mi cabello o lo jala levemente. Su respiración se hace más pesada con cada minuto que pasa, así que sé que lo estoy haciendo bien y decido aumentar la velocidad; causando gemidos agudos en Paul. Por un momento me preocupa la idea de que alguien nos oiga, pero dejo de pensar en eso cuando él comienza a marcar el ritmo del vaivén y hace que me concentre en hacerlo terminar.

—¡Ah, John! —exclama cuando, luego de unos minutos, llega al orgasmo, manchando toda mi cara y mi cabello. Su pecho sube y baja con mucha velocidad, mientras que la sonrisa en su rostro es tan grande que siento que lo romperá —. Estuviste increíble, pequeño —pasa su dedo índice por mi mejilla, guiando su semen hacia mis labios, y en un movimiento rápido, lo mete en mi boca para que lo limpie; cosa que, con mucho asco, hago. "Ahora levántate y límpiate la cara", ordena, para luego salir del baño sin más.

Me levanto temblando y observo mi reflejo en el espejo: estoy pálido, despeinado, y por mi cara y cabello bajan lentamente las manchas de semen. No podría sentirme más humillado.

Cuando menos lo espero, un nudo en mi garganta me impide respirar bien y pronto se deshace, como consecuencia lágrimas comienzan a brotar de mis ojos y mezclarse con lo viscoso de mi rostro. Hago un esfuerzo por calmarme, ya que Paul podría oírme llorar y eso sería el colmo. Sin embargo, recordar cómo me toca, sus palabras obscenas en mi oído, la sensación de su cuerpo chocando con el mío, todo eso me provoca fuertes sollozos e incontrolables espasmos.

Parece pasar una eternidad hasta que logro calmarme y lavar mi cara para disimular el hecho de que había estado llorando. Regreso a la mesa, para ver que la comida ya está servida. Paul está probando la suya sin prestar atención a su alrededor. Me siento frente a él y, sin decir nada, comienzo a comer mi pollo.

La cena pasa rápido y en silencio, pero a pesar de lo sucedido, lo noto tenso. Engullía su comida con una sola mano, la izquierda; la derecha estaba fija, caída hacia un costado, se notaba a simple vista que temblaba. De repente, sacó del bolsillo de su saco, unas pastillas; las colocó en su mano izquierda -la derecha permanecía inmóvil-, las puso en su boca y las tragó. Atino a preguntarle con cierta vergüenza:

—Te... ¿Te encuentras bien?

—¡Sí! ¿¡Y cuántas veces debo decirte que me llames Daddy!?

—Pero... dijiste que si estamos en un lugar público...

—¡No me interesa!—gritó, y mucha gente volteó a ver qué sucedía.

No dije nada más hasta después de un buen rato. Se veía que estaba muy tenso. Pero el temblor de su mano empezó a menguar hasta que, pronta y repentinamente, dijo:

—Vámonos.

—Pe... pero no he terminado de comer... ¿qué paso?

—¿Acaso estás contradiciendo lo que digo? ¿Eres estúpido o qué? ¡Dije vamos!

Salimos del restaurant a toda prisa y nos metimos en el auto. Aun respiraba muy agitado. Sus manos sujetas al volante, cuando todavía no hubo arrancado, temblaban con fervor. Atiné a preguntar tímidamente si se encontraba bien.... No dijo nada, solo refunfuñó; luego arrancó. Durante todo el viaje no dijo una sola palabra. Hacia mi interior me preguntaba con cierto temor qué demonios estaba sucediendo.

Llegamos a la casa. Me desvestí en otra habitación, ya dispuesto a irme a dormir. Entré al dormitorio de Paul, las luces ya estaban apagadas y a lo lejos se oía un leve sollozo. Caminé lentamente, sin hacer ruido. Se percató de inmediato que yo había entrado y se calló por completo, fingiendo dormir. Me recosté lejos de él, de espaldas hacia él, pero, cuando me hube casi dormido, sentí su voz dirigirse a mí en forma de susurro:

—John... ¿puedes darme un abrazo?

Daddy's Boy [McLennon] #BeatleYaoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora