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ꕥHace 28 años...ꕥ
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Aurora tenía 15 años cuando deseó en el día de su cumpleaños que su vida cambiara, odiaba a su padrastro y a su hermanastro de siete años que no la dejaba en paz y odiaba a su madre por no protegerla ni estar para ella nunca, ella ni siquiera se preocupó por decirle un simple feliz cumpleaños. Fueron sus amigas Ema y Wanda, quienes le cantaron feliz cumpleaños con un Muffins de arándanos y una vela de colores en medio.
—Pide un deseo Aurora — le animó Ema.
Aurora inspiró largamente y sonrió para luego cerrar sus ojos. A su mente llegaron muchas imágenes, pero una de ellas se hizo más potente; la imagen de ella con siete años, corriendo por una pradera tras su padre en Irlanda del norte. Pero ¿Qué podía desear? Sabía que si deseaba volver a ver a su padre eso iba a ser prácticamente imposible, pero ni modo que todos los sueños se pudiesen hacer realidad, ¿Verdad? Pensó cuando la imagen de su padre desapareció de su mente: "Deseo irme lejos, donde nadie pueda encontrarme" Aurora abrió los ojos expectantes, pero solo vio a sus dos amigas sonriéndole y sacándole fotos. ¿Qué esperaba ver?
Esa tarde volvió a casa caminando, la casa de Ema estaba a seis cuadras de la suya y como le gustaba caminar, no era un problema, con las manos escondidas en los bolsillos de su sudadera gris, pensó en su deseo y en lo ridículo que fue haber pedido algo así, pensó en su padre, lo recordó como lo hacía siempre, con el alma en un hilo. Aurora odiaba ser una adolescente con un padre muerto, el único ser al que ella ha amado toda su vida, levantó la cabeza después de mirar sus pies moverse mecánicamente por varios minutos y vio frente a ella un diente de león que volaba y se detenía frente a ella ¿Sería eso posible? Aurora extendió la mano para tocarla y al hacerlo una luz brillante inundó su vista cegándola terriblemente, sintió un viento helado y fuerte pasando sobre su cuerpo.
Todo duró un lapso de segundo, fue tan rápido que Aurora de primera impresión no se dio cuenta de qué había cambiado, pero cuando lo hizo un gruño brotó de sus labios. Estaba sola, en medio de una colina, todo a su alrededor era verde, arriba el cielo azul y nada más.
