CAPÍTULO 27: KLAINE ES PARA SIEMPRE

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CAPÍTULO 27: KLAINE ES PARA SIEMPRE

Ese verano los chicos recibieron las indemnizaciones por haber sido fruto de los experimentos de “la organización”. El juez había ordenado que se liquidaran todos los bienes de los culpables y se dividiera la cantidad entre todos los niños afectados. No era mucho, por lo que los padres de los miembros de New Directions decidieron que se fueran todos de vacaciones y que disfrutaran de un poco de libertad. Eligieron una pequeña ciudad costera en la que podían ir a la playa, practicar deporte y gozar de un poco de libertad de manera segura. Como la mayoría eran menores de edad, Burt, Carole y Holly les acompañaron. Todos disfrutaban de la compañía de sus amigos y las parejas aprovechaban al máximo el tiempo que tenían a solas. Kurt y Blaine se tocaban todo lo que podían. Ahora que todos sabían que el más bajo controlaba su poder ya no tenía que utilizar guantes. Estaban en la playa, los dos solos, tumbados en las toallas mientras los demás habían ido a montar a caballo. Al ojimiel le daba miedo, o al menos eso había dicho, y decidieron cambiarlo por un día en pareja. Eligieron una playa escondida que habían encontrado por casualidad. Sabían que allí no iría nadie, por lo que podían darle rienda suelta a sus sentimientos. El moreno estaba sobre su novio, besando sus labios. El castaño recibía el cariño del otro con gusto. La mano del ojiazul bajó por la espalda del moreno y acabó acomodándose en su trasero para acercar a su novio un poco más a él. Los dos jadearon.

– Kurt...

– Estoy listo... Si tú lo estás...

– ¿Estás seguro?

– Si...

El ojimiel volvió a los labios de su novio, pero esta vez el beso fue más pasional. Decidieron volver al hotel ya que, aunque la playa era muy tranquila, preferían la comodidad y privacidad de su habitación. Antes de llegar a su destino, compraron lubricante y preservativos (bueno, más bien fue Blaine el que lo compró porque su novio tenía vergüenza). Cuando llegaron, ambos se tumbaron directamente en la cama después de quitarse las sandalias que llevaban para ir a la playa. Sólo llevaban sus bañadores y una camiseta básica, por lo que ambos sabían que desvestirse sería algo rápido. Ésta vez fue el más alto el que se posicionó sobre su novio. Comenzaron con besos tímidos y nerviosos. El moreno estaba temblando.

– ¿Estás bien? – Quiso saber el castaño.

– Tengo miedo... ¿Y si pierdo el control?

El ojiazul se separó inmediatamente de él y se levantó de la cama, dejando al más bajo perplejo y sintiéndose aun más miserable.

– ¿No lo entiendes? ¡Controlas tu poder! Confía en ti mismo... – El más alto estaba a punto de llorar. El menor se levantó y lo abrazó.

– Lo siento...

– No lo vuelvas a hacer.

Blaine arrastró a su novio hacia la cama y lo tumbó cuidadosamente.

– Te amo, sin ti a mi lado seguiría sin poder controlar mi poder... No tengo que confiar en mí. Debo confiar en ti...

Kurt sonrió ampliamente. Esas palabras eran la mayor prueba de su amor. Por separado eran débiles pero juntos eran muy poderosos. Se besaron de nuevo, con una seguridad renovada. La mano del castaño bajaba por la espalda de su pareja, acariciándolo. Quería ponerse sexy, excitar al otro, pero no sabía cómo hacerlo. El moreno quitó su camiseta y la de su novio. Dejando sus pechos desnudos. No era la primera vez que se veían así, por lo que ya no estaban incómodos. Kurt cambió de posiciones para quedar él arriba y metió su mano por dentro del bañador de su pareja y comenzó a masajear su miembro. Los gemidos del ojimiel fueron acallados por los besos de su amante.

– Para... Voy a... Kurt... – Blaine no pudo decir una palabra más ya que llegó al orgasmo gritando el nombre del chico que le había robado el corazón. El castaño sonreía por la felicidad que le producía ser capaz de excitar y satisfacer a su novio.

Volvieron a besarse. Sus manos volvieron a recorrer la piel del otro. A pesar de que había pasado tiempo desde que ambos podían tocarse sin miedos, seguían teniendo esa necesidad de sentirse. Cuando Anderson notó que volvía a estar excitado, decidió bajar los pantalones de su pareja. Era la primera vez que veía al ojiazul desnudo y la visión lo excitaba aun más. El más alto no quiso quedarse atrás y repitió la acción de su amante. Los dos estaban expuestos, pero tenían tanta confianza en el otro que no les importaba. Kurt cogió la botella de lubricante y humedeció con ella sus dedos. Introdujo el primero dentro de Blaine. Al principio el moreno se sentía incómodo, pero pronto se acostumbró a la sensación. El castaño seguía besándolo mientras movía su dedo buscando dilatar la entrada de su amante. Introdujo un segundo dedo y luego un tercero.

– Kurt...

– No tengas prisa, cuanto más te prepare menos doloroso será.

Anderson asintió conforme. Sabía que estaba en buenas manos. Cuando Hummel consideró que el otro ya estaba preparado, se puso el preservativo y cubrió su miembro con abundante lubricante. Entró dentro de su novio, notando como éste cambiaba su expresión por una mueca de dolor. Esa sensación distaba mucho de los tímidos dedos que habían jugado en su interior.

– Te amo. No lo olvides. – Dijo Kurt en un intento de tranquilizar a su pareja.

– Yo también te amo.

El castaño comenzó con unos movimientos tímidos y suaves, intentando no dañar al otro. El moreno iba acostumbrándose poco a poco a las nuevas sensaciones que tenía. Pronto los dos gemían por el placer, las embestidas del ojiazul eran acompañadas por dulces caricias y pasionales besos. El placer les nublaba los sentimientos y no eran capaces de escuchar o sentir nada que no fuera al otro. Sus pieles sabían a sal y bronceador. El sudor y la arena se mezclaban manchando todo a su alrededor. Pero nada de eso importaba. Su amor, el placer que ambos sentían y sus deseos de más eran todo lo que podían sentir. El más alto pronto aceleró el ritmo, ya no podía controlarse más, necesitaba llegar más adentro y hacerlo más rápido. El menor no tardó mucho en llegar al orgasmo, acompañado esta vez por el castaño.

En ese momento los dos habían sellado su amor y, a pesar de que aun no lo sabían, estarían juntos por siempre. Se habían entregado en cuerpo y alma en una relación eterna. Su amor sería capaz de solucionar todos los problemas que el futuro les depararía, porque los tendrían. La diferencia fue que ambos antepusieron su amor a cualquier cosa y eso hizo posible que nunca se separaran y que siempre estuvieran juntos. Su relación no se rompería a pesar del paso de los años, de las diferencias que surgirían, de las personas que entrarían en su vida. Porque cuando dos personas están hechas la una para la otra, como Kurt y Blaine, nada puede romper su amor. Porque Klaine es para siempre...

Niños Con Poderes (Klaine boyxboy)Where stories live. Discover now