Parte 3

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Luego de esto, salimos a caminar por la ciudad, pasamos por una cafetería y ella me invito a ingresar en ella, nos sentamos frente a frente, pedimos dos ponches, suizos y unas empanadas, ahora conversando y de repente ella sonrió con tanta fuerza que escupió lo que estaba comiendo aunque, lo malo fue estar frente a ella y me tocó parar todo lo que salió de su boca, creo que por primera vez no tengo ni idea de cómo me siento, hay un poco de enojo, vergüenza, risa y muchas más emociones, pero eso era lo de menos, lo que no puedo olvidar es su rostro, entre risa y vergüenza, pero todo se resume en una risa de los dos, terminamos de comer y salimos de la cafetería.

Mi alegría cuando estoy con ella es totalmente desbordante, ella es incomparable y cada segundo que paso con ella y yo la cuenta de quien es alguien que quiero por el resto de mi vida. Por favor, nos sentimos como si hubiéramos vivido toda una vida juntos. De los pequeños accidentes y tomados de las manos al puente de San Francisco, los pusimos de los arnés, ella subió a la plataforma para saltar, estiró su mano para invitarme a la que acompaña en el salto, los mismos miedos que tenía antes volvieron, pero cada vez que miro sus ojos, su sonrisa y su sentir su presencia, estoy a la fuerza para vencer mis miedos, estamos en la plataforma, mis piernas vuelven temblando, ella no tiene paradero hasta cierto punto me atrevería a decir que se encaprichaba de que este venciera mi miedo, rodeo sus brazos alrededor mío y yo le correspondeí, la abrace muy fuertemente, sin esperarnos nada, el guía nos empujó y caímos los dos abrazados, los gritos no pararon y tampoco nos soltamos hasta que nos sentimos ese tirón de la cuerda, luego todo fue muy especial, como estar en un culombio muy alto que poco a poco va descender, los dos nos tomamos de las manos y disfrutamos el paisaje. Ella se burlaba de mí porque seguía pálido. La verdad es que ella tenía razón, era divertida saltar hasta el punto que hasta volvería a hacerlo, pero no era el orgullo de un hombre que me hizo saltar, no fue la valentía, no fue por que podría enfrentarme a los demás, el por qué decidí saltar es fácil y todo tiene que ver con ella, con su presencia, con el valor, la seguridad y la confianza que ella me da. sin esperarnos nada, el guía no empujó y caímos los dos abrazados, los gritos no pararon y tampoco nos soltó hasta que sintió ese tirón de la cuerda, luego todo fue muy especial, como estar en una culminación muy alto que poco a poco va descender , los dos nos tomamos de las manos y disfrutamos el paisaje. Ella se burlaba de mí porque seguía pálido. La verdad es que ella tenía razón, era divertida saltar hasta el punto que hasta volvería a hacerlo, pero no era el orgullo de un hombre que me hizo saltar, no fue la valentía, no fue por que podría enfrentarme a los demás, el por qué decidí saltar es fácil y todo tiene que ver con ella, con su presencia, con el valor, la seguridad y la confianza que ella me da. sin esperarnos nada, el guía no empujó y caímos los dos abrazados, los gritos no pararon y tampoco nos soltó hasta que sintió ese tirón de la cuerda, luego todo fue muy especial, como estar en una culminación muy alto que poco a poco va descender , los dos nos tomamos de las manos y disfrutamos el paisaje. Ella se burlaba de mí porque seguía pálido. La verdad es que ella tenía razón, era divertida saltar hasta el punto que hasta volvería a hacerlo, pero no era el orgullo de un hombre que me hizo saltar, no fue la valentía, no fue por que podría enfrentarme a los demás, el por qué decidí saltar es fácil y todo tiene que ver con ella, con su presencia, con el valor, la seguridad y la confianza que ella me da. los gritos no pararon y tampoco nos soltamos hasta que sentimos ese tirón de la cuerda, luego todo fue muy especial, como estar en una calle muy alto que poco a poco va descendiendo, los dos nos tomamos de las manos y disfrutamos el paisaje. Ella se burlaba de mí porque seguía pálido. La verdad es que ella tenía razón, era divertida saltar hasta el punto que hasta volvería a hacerlo, pero no era el orgullo de un hombre que me hizo saltar, no fue la valentía, no fue por que podría enfrentarme a los demás, el por qué decidí saltar es fácil y todo tiene que ver con ella, con su presencia, con el valor, la seguridad y la confianza que ella me da. los gritos no pararon y tampoco nos soltamos hasta que sentimos ese tirón de la cuerda, luego todo fue muy especial, como estar en una calle muy alto que poco a poco va descendiendo, los dos nos tomamos de las manos y disfrutamos el paisaje. Ella se burlaba de mí porque seguía pálido. La verdad es que ella tenía razón, era divertida saltar hasta el punto que hasta volvería a hacerlo, pero no era el orgullo de un hombre que me hizo saltar, no fue la valentía, no fue por que podría enfrentarme a los demás, el por qué decidí saltar es fácil y todo tiene que ver con ella, con su presencia, con el valor, la seguridad y la confianza que ella me da.

Pasé el susto yo invito hacer la más grande locura, caminábamos por la hostería Monte Selva y nos escabullimos por una puerta trasera e ingresamos sin que nadie lo vea, es una hostería hermosa, caminamos por sus senderos y llegar a un hermoso mirador, el miedo de ser descubiertos es aplacado por la alegría de estar juntos, miramos la ciudad otra vez acompañada por sus luces anaranjadas. Nos encontrábamos los dos ahí abrazados mirando nuestro alrededor, luego ella tomo una vincha y comenzó a jugar con mi cabello, entre pequeñas peleas acompañadas de risas, me olvidó de sacarme la vincha, y salimos de ahí de la misma forma que entramos. La gente me miraba raro y no sabía por qué pero, seguí caminando juntos hasta que de repente comenzó a lloviznar, así que regresamos al mismo lugar donde nos conocimos, 

Un beso del Otro MundoWhere stories live. Discover now