PROLOGO

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Al fin había llegado, habían pasado años de aventuras interminables, de batallas que parecían guerras, pero en ese momento, por fin estaba en aquel lugar, frente aquel hombre al que tenía que vencer, a quien estaba destinado a vencer por aquella profecía que los antiguos ancianos de su pueblo habían predicho.


Ese día, el más importante de su vida, ya no solo tenía un propósito, también tenía una venganza que cumplir. Durante la última batalla habían asesinado a su amada, un viejo hombre había cortado su cuello con un daga corta, y mientras se desangraba otros seis habían violado su cadáver aún caliente. La escena regresaba con frecuencia a su cabeza, apenas había pasado un año de aquella batalla, una de las más complicadas. El comandante del ejército enemigo era un caballero juramentado en la guardia real desde hacía años, tenía experiencia en estrategia, el arte de la guerra estaba en sus venas. Nuestro héroe lo sabía, pero no por eso se iba a dejar vencer tan fácilmente. El viejo anciano que lo acompaño era un gran maestre médico. Podía curar heridas mortales. Para su desgracia, no pudo curar las de él. El anciano murió por una lanza que atravesó su cabeza, desde la boca hasta la coronilla.


Un suspiro de dolor salió de su boca, ya no solo era una misión divina, también era una misión con dolo personal. Caminó hacia la puerta del gran castillo que resguardaba al Lord Sword, al viejo lord que había dominado el mundo bajo magia oscura (o al menos eso decían las leyendas), trayendo de la muerte a antiguas criaturas que poblaron antiguamente.


Entro al castillo, la Guardia Real se acercó a prisa a detenerlo, pero era imposible. El mejor espadachín que había visto el mundo era él, tomo su espada y escudo en mano y espero en pose de batalla a sus contrincantes. Las armaduras color zafiro de los guardias estaban rayadas y golpeadas. No eran caballeros muy experimentados, y las cotas de malla eran bastante delgadas. Uno a uno fueron cayendo antes de llegar a él. <<Flechas>> Pensó. Giro la cabeza hacia la torre más cercana, y lo vio. Su viejo amigo de la infancia. Un joven delgado y bastante alto, de mirada dulce y cabellos oscuros. Un mal espadachín, pero gran arquero. Nuestro joven héroe sonrió a su amigo arquero y le dedico una mirada que contenía un mensaje <<pronto volveremos a casa amigo>>


Habían pasado la vida entera juntos, se conocieron en el pueblo donde ambos crecieron. Aquel arquero, cuyo nombre era Trak, desde pequeño había sido bastante delgado y alto. Muchos abusaban de él, pero siempre su amigo Kanek, el elegido de las estrellas, lo salvaba de aquellos abusadores. Cuando se conocieron Kanek pensó que Trak se hacía el tonto y que de verdad era un niño fuerte y que podía defenderse, dado que era más alto que los otros niños, sus largas piernas podrían tirar de una para a los otros. Pero Trak nunca hizo eso. Siempre fue un chico que detestaba el combate a cuerpo. Siempre le gusto lanzar cosas, su puntería era implacable, nunca fallaba un tiro con las piedras, y cuando Kanek fue a entrenarse para mejorar sus abilidades, Trak lo siguió, y el arco se le dio mejor de lo esperado. Años de amistar y batallas ganadas hombro a hombro, pronto terminaría todo. Volverían a casa, por su gente, y regresarían a aquel lugar a gobernar, Kanek como Rey y Trak como mano del rey.


-¡Kanek! -Grito el arquero -¡acaba rápido con ese hijo de p...! -un cuchillo salió del ojo del arquero, la herida lo hizo caer de la torre, el viejo Lord Sword estaba parado en la torre, mirando al arquero caer. Un grito de dolor invadió el castillo, Kanek no sabía de donde salía, solo sentía sus labios abiertos, sentía un punzante ardor en la garganta, pero no sentía que el grito fuera de él. El viejo lo miro a los ojos, y sonrió con la dulzura de un anciano. De un salto bajo de la torre, aterrizando sobre sus puntas, de manera delicada.

(SIN NOMBRE)Where stories live. Discover now