Hard reality

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Venían Shawn y tú saliendo del cine. Según como habían planeado, primero era ver la película y luego ir a comer pero cuando salieron, todo estaba cerrado y ustedes, muriendo de hambre. Shawn en un acto de príncipe azúl, te compró un globo en forma de corazón. Caminaban a las 22 pm tranquilamente esperando encontrar algún lugar X para llevar comida a tu casa.

— Okay, llevamos caminando unas tres cuadras y no encontramos nada.–Shawn se quejó pero seguía caminando tomando de tu mano.

— Nuestro es destino es morirnos de hambre.

— Al menos tú ¿comiste?¿tomaste? Un helado.

— Y tú te comiste todas las palomitas de maíz. No te quejes.

— No me quejé... Hace una hora. Ahora, me estoy muriendo.

— Hay un intento de supermercado allá.–señalaste a un gran letrero de una supermercado para nada reconocido pero ya todo estaba cerrado o a punto de hacerlo.

— Veamos que hay o de lo contrario, tomamos un taxi y comemos en tu casa. ¿Te parece, amor?

— Me parece bien.–te dió un corto beso y cruzaron para entrar a la tienda esa.

Había poca gente y era ese tipo de lugares donde venden cosas ¿baratas? O que no se comparaba en nada al Walmart u otra grande franquicia. Mínimo habían tres tabletas de chocolate por culpa del goloso de Shawn. Mucha comida chatarra y lo único saludable, era el maní.

Ya deberían ir agendando una cita al dentista con todos los dulces que agarraron. Había una sola cajera y una fila no tan larga. ¿6 personas quizás? Que estaban antes que ustedes pero después se fue alargando. Faltando una persona para que los atendieran, pasó lo que nadie se merece.

No se veía mala persona y andaba con uniforme de trabajo. Él llevaba, en pocas palabras, básicamente lo que un bebé de no más de 6 meses necesitaba. Leche, pañales y toallitas húmedas. Le decía a la cajera que le dejaba sus documentos o el teléfono. Los dos si quería pero con tal de que le dejara pagar lo que le faltaba para el día siguiente. Al hombre ese le faltaba dinero para pagar su cuenta.

— Te juro que regresaré. Solo somos cuatro personas que sabrán lo que hiciste por mí. De verdad... Que necesito llevarle esto a mi hijo.

— Te entiendo perfectamente pero no puedo hacer eso. No es como si en los supermercados vayas y puedas abrir una cuenta por deuda y regresas para pagarlo.

— Por favor...

— No puedo, señor.

La cuenta era de $9,20 dólares y él solo traía $7 porque juraba que no se iba a pasar de ese monto. No era un lugar que pareciera caro pero el hecho de ya venir a comprar a un lugar que era barato con todas sus letras y no te alcanzara para llevar unas cinco cosas, daba mucho que hablar. Era un momento incómodo porque ustedes llevaban la ruma de comida chatarra y al lado del hombre aquel, iban más limpios que una camiseta de color blanca recién comprada.

— Yo lo pago.–dijeron a la vez y Shawn te miró por sobre su hombro ya que lo abrazabas por atras.

— No, no. Yo puedo solucionarlo solo.–el tipo arremetió pero Shawn no parecía querer darle el gusto.

— Déjame hacerlo que es tu hijo quien necesita eso y claramente no tiene la culpa en ésta situación.–la cajera ya era agua y babas. De seguro se había drogado con el aroma que destilaba Shawn. Hay que admitir que su perfúme era tan... Tan tan%+#+%#-€.– ¿Aceptan débito?

— Sí, sí.–ahí tardaron unos dos minutos en hacer la transacción y en lo que Shawn andaba distraído, pagando la cuenta del indigente, él estaba medio llorando.

— Tranquilo, no es nada. –le pasaste un pañuelo desechable.

— Lo siento...

— No es nada. Tienes pinta de haber trabajado a sol y sombra y es impactante saber que en país tan entrante, pasen estas cosas.

— Realmente quisiera pagarles. Puedo hacerlo, si me dejan. Puedo ir y podar su cesped gratis, arreglar lo que quie-...

— No debes pagarnos.

Ya estaban fuera de la fila y al poco rato, Shawn se acercó con dos bolsas. Había comprado el doble de cada cosa que el tipo había escogido. Era lo mínimo aparte de dejarle un billete de $50 en una de las bolsas.

— Hey...–le extendió las bolsas y el sujeto, no sabía que hacer o decir más que un "gracias" y Shawn le sonrió.– No es nada. Sigue así.

— Gracias, muchas gracias.

Aunque no lo crean posible, porque no lo han visto o vivido, estas cosas pasan y los que están en la fila, no ayudan porque éste sistema capitalista ha dejado muy marcado el individualismo. "Si no me pasa a mí, no me importa".

SHAWN's IMAGINESWhere stories live. Discover now