Capítulo 2

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Un aroma exquisito subía las escaleras mientras bajaba hasta la cocina. Mirando por la ventana hacia la playa, descubrí que una suave brisa soplaba despreocupadamente. Salí al porche simplemente para sentir cómo ese aire cálido me hacía querer correr a la playa por un baño refrescante.

—Necesito algo de agua salada urgentemente—exclamé entrando a la cocina, dónde Lena preparaba algunos refrigerios.

— ¿Te gusta? He estado aquí desde que desperté hace algo más de una hora. Está casi todo listo para que bajemos a la playa y pasemos el día entero allí.

—Luce delicioso Lena, gracias—la abracé por detrás y besé su mejilla— ¿Y el resto de las chicas? Lets está a punto de despertar, estaba haciendo ruidos chistosos cuando bajé—la forma en que nuestra amiga se desperezaba por las mañanas era un show.

—Puedo imaginarlo—comentó mientras reíamos—Están en el jardín viendo un folleto para turistas que encontraron en el buzón.

—Qué prefieren, ¿la playa dónde podemos encontrarnos con las estrellas más famosas del mundo o una costa despejada perfecta para la familia? Bueno, al menos eso es lo que dice este folletito—preguntó Mire, quién acababa de entrar a la habitación sacudiendo el pedazo de papel.

—Yo creo que antes de cruzarnos con algún guapetón de las altas sociedades deberíamos trabajar en nuestros bronceados. Vayamos a la playa familiar o algún rincón remoto—todas carcajeamos culpa del comentario que Caro acababa de lanzar.

—Yo estoy cien por ciento de acuerdo. Blanco papel tiene que irse—concordé.

—Sí, algo de color me vendría bien a mí también. ¡Oh, Elena! Gracias por el banquete—Lets acaba de unírsenos, ya lista con bikini puesto y bolso en mano. —Bueno, ¿Y qué están esperando? ¿Nos vamos?

El resto de nostras hizo gesto de golpear su frente, culpa de la pregunta de nuestra amiga.

Sin ir más lejos, buscamos la entrada a la playa más cercana de nuestro hogar y allí bajamos. Era un lugar muy bonito, muy limpio. Algunas personas estaban en la arena aquí y allá, había un modesto puesto de bebidas y alimentos unos pasos a la izquierda con alto parlantes que hacían al lugar algo más pintoresco. Caminos hacia él, buscando un lugar cerca del agua dónde aún pudiéramos escuchar la música fuerte y claro. Acomodamos todo en la arena y nos acomodamos sobre nuestras toallas para así comenzar con el plan bronceado.

—Voy a tomar cada día que estemos aquí con calma, así pasarán lentamente—Caro suspiró con ganas contagiándonos su pereza a todas.

—Primero el doble de Harry y ahora ¿esto? —el hit número de la banda había empezando a sonar en el puesto.

—Mar, tranquila, saquémosle provecho a estas vacaciones. Propongo no hablar de cierta banda de chicos por al menos el primer mes. Tenemos que enfocarnos en nosotras y, bueno, si la presencia masculina hace su aparición, tratar de no dejarla pasar. —a pesar de lo que la proposición de Lets implicaba, estaba dispuesta a despejar mi mente y dedicar mi tiempo a la relajación pura.

—Moción aceptada. Ellos son hermosos, pero pisemos tierra por un momento. Tratemos de tener algunas aventuras de verano, no precisamente amores. Tratemos de no romper corazones o que rompan los nuestros. —Caro secundó el último comentario.

—Sin problemas. Es hora de poner el girlpower en marcha. Aprovechemos el hecho de que somos desconocidas para todo ser humano en este lugar y experimentemos nuestros lados oscuros—todas dirigieron sus miradas hacia el centro de la hilera, dónde me encontraba—Bueno, ya saben a lo que me refiero. ¿Ser nosotras mismas sin miedo? ¿Hacer o decir lo que no nos atreveríamos en nuestras ciudades? ¡Vamos! ¿Qué fue lo que pensaron? Y después dicen que soy yo la de la mente sucia… —acabé, intentando aplacar el comentario anterior.

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