Capitulo 21

8.4K 1K 50
                                    

Patricia aún seguía sumergida en su dolor aunque ya no tenía lágrimas para llorar. Adriana había pasado por ella a casa del psiquiatra antes de que César pudiera dar con ella. Estaba ida, ella le hablaba y parecía estar en otro mundo. Aún tenía muchos golpes visibles y la mirada pidiendo a gritos morirse.

— Patricia, anda siéntate aquí. Tienes que comer algo

— No tengo hambre

— Aún así, tienes que comer. —Se quedó callada y solo volvió a sentarse junto al balcón para mirar a la nada. Adriana se acercó con una charola y algo de comida y sonriéndole tenue añadió — Sé que para sentir lo que sientes tú hay que vivir la tragedia, pero te aseguro que no estás sola Patricia. Tienes que ayudarme a ayudarte.

— No sé quién soy, no sé dónde estoy, no sé dónde estuve. No sé qué decir, no sé qué sentir. Soy algo así como un cuerpo sin alma, sin espíritu. Ese me lo quitaron hace años.

— Alguien quiere verte, sé que te ayudará mucho verlo.

Negó con la cabeza

— No quiero ver a nadie

— Cambiarás de opinión, ya verás.

Adriana hizo pasar a la visita que aguardaba para ver a Patricia y ella al verlo, sintió que su corazón dejó de latir por unos segundos. Sus ojos sollozaron y su mente aún lo recordaba. Bajó la mirada y solo se quedó callada sin saber cómo reaccionar. Adriana los dejó a solas y Sean rompió el hielo

— Hola

— ¿Qué haces aquí?

— Quiero ayudarte

Tragando saliva respondió con frialdad

— No necesito ayuda, vete

— Necesitamos hablar, Patricia

Ella negó con la cabeza deseando que solo se fuera lejos. No quería que César le hiciera daño. Lo amaba cómo la primera vez. Derramó una lágrima y rápidamente dijo con dolor

— Debes irte

— No lo haré

— Tienes una hija, una familia. Aquí corres peligro

— No Patricia, no corro más peligro del que tú corres.

Apretó los labios cubriendo los golpes que César le había dado que aún no sanaban.

— Él ya no puede lastimarme más de lo que lo ha hecho. Tranquilo

— No te va a volver a poner un dedo encima, te lo prometo. Y más me preocupa el peligro que representa tu mente. Tú dolor.

— No sé de qué hablas. 

Agarró sus manos y odiando recordarle ese sufrimiento resopló

— Hablo de esa pequeña que tuviste y que por accidente le quitaste la vida.

Patricia al escucharlo se tornó nerviosa y lo menos que deseaba recordar era a su pequeña. Comenzó a morderse las uñas y negó con la cabeza algo delirante.

— No...,no..., ¡No! Vete, vete ¡Vete!

Sean sujetó fuertemente a Patricia obligando a que lo mirara a los ojos. Ella lo hizo muerta de dolor por dentro y el muriendo de amor y dolor por ver a la mujer que amaba cada vez más delirante.

— No me iré, tenemos que hablar. Evitarlo no hará que desaparezca Patricia.

— ¿Quien te habló de eso?

Dos veces ella Where stories live. Discover now